Fundado en 1910

El imperio del entretenimiento ha crecido hasta cifras económicas récord.Lu Tolstova

La semana económica

Cien años de Disney: la empresa que primero encandiló a los niños y luego se vendió a la ideología

La compañía ha tenido una evolución espectacular a lo largo de su historia siendo fiel a sus valores, hasta que decidió cambiarlos

Disney, la empresa que entusiasmó a generaciones y generaciones con Mickey Mouse, el Pato Donald y Blancanieves y los siete enanitos, ha cumplido esta semana cien años coronando un éxito empresarial indiscutible que no ha estado exento de crisis, y que en los últimos años se ha visto salpicado con la polémica introducción de ideología de género en sus contenidos para niños.

La compañía que fundó Walt Disney el 16 de octubre de 1923 ha tenido que superar diversas crisis para salir adelante. La primera fue muy pronto: en 1931. Acababa de estallar el crack de 1929 y la empresa se hallaba en bancarrota tras el intento del fundador de realizar la primera adaptación animada de Alicia en el País de las Maravillas, algo implanteable técnicamente entonces.

Disney salió de aquella gracias al éxito de Mickey, Donald, Pluto, Goofy y sobre todo de Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje sonoro de la compañía, que estrenó en el año 1937. Pinocho, Dumbo, Cenicienta o Bambi fueron otros éxitos que vinieron después, aunque la II Guerra Mundial impidió que convirtieran la empresa en una mina económica.

El paso a la imagen real con películas como Mary Poppins, la más taquillera en 1964, y la apuesta por los parques temáticos (empezaron en 1954) marcaron la etapa que llegó hasta la muerte de Walt Disney, en 1966. Hasta este momento los argumentos de las películas estuvieron marcados por la familia estable y la amistad como elementos más sólidos frente a conflictos de todo tipo, y tuvieron un alcance universal.

El fallecimiento del fundador produjo una crisis creativa en la compañía que coincidió con la que tuvo el cine en los años 70. De nuevo la empresa la superó y vivió una edad dorada en los años 90, con éxitos como La bella y la bestia (1991), Alladin (1992) o El Rey León (1994).

La firma parecía no tener freno con Michael Eisner de presidente, pero Disney cometió el error de prescindir de John Lasseter en 1984. Este especialista en animación por ordenador puso en marcha Pixar con el fundador de Apple, Steve Jobs, y amenazó el reinado de Disney con películas como Toy Story, Buscando a Nemo o Los Increíbles.

Afortunadamente para la compañía, Lasseter volvió tras comprar Disney a Pixar en 2006. Desde entonces la compañía fue batiendo récords de recaudación hasta el remake en imagen real de El Rey León en 2019, que facturó 1.657 millones de euros. El presidente de Disney desde el año 2000, Bob Igger, adquirió Lucas Film en el año 2012 y Marvel en 2015, y puso en marcha Disney Plus en 2019.

En opinión de Pablo Romero, consejero delegado de la consultora Tarkinia y experto en el negocio audiovisual, la clave del éxito de la compañía ha sido «mantenerse fiel al ADN de la marca» y haber sabido transportar sus contenidos a la evolución de los formatos: del cine a la televisión, de programas de televisión a un canal 24 horas como Disney Channel, de ahí a diferentes canales como Disney Junior, y ahora a Disney+, su servicio de streaming en el que ofrece películas, documentales, especiales o series producidas por la compañía.

Esta buena evolución es la que le ha llevado a facturar en 2022 83.745 millones de dólares, su cifra más elevada en el siglo XXI, y a ganar 12.121 millones, todavía un 18 % menos que en 2019. Los parques temáticos y sus hoteles, con los que ganaron 7.905 millones, son hoy sus principales vías de beneficio.

A Romero le parece paradójico que en los tiempos actuales de la digitalización y la virtualización la rentabilidad llegue por la vía del entretenimiento físico que se da en los parques temáticos. En otro plano alerta del peligroso retraso que llevan en el plano tecnológico empresas como Disney Plus, HBO o la propia Netflix, que cuentan con algoritmos de recomendación mucho peores que por ejemplo TikTok. Si no lo resuelven, puede perjudicarles en la elección que los consumidores hagan de contenidos audiovisuales.

Los contenidos de Disney, en cualquier caso, han sido también objeto de polémica en los últimos tiempos por la inclusión de modelos LGTB que no tienen por qué ver los niños. Así lo consideró Bob Igger, que volvió a la presidencia en noviembre de 2022 tras haber dejado el cargo en el año 2020. En el intermedio, el gobernador de Florida, Ron de Santis, había amenazado con reducir el privilegio fiscal del parque temático de Disney en Florida si seguía con su promoción de los LGTB. La compañía, que atravesaba una mala racha económica, demandó a De Santis por implantar una ley que anulaba la obligatoriedad de educar a menores en la ideología de género.

Como sabía lo que se jugaba, Igger anunció al poco tiempo de llegar al cargo que iba a hacer algunos cambios en la compañía: «Nuestra misión tiene que ser entretener y tener un impacto positivo en el mundo. Me lo tomo muy en serio. No debe depender de la agenda», dijo. A las pocas semanas destituyó a la directora de diversidad, Latondra Newton. Disney sabe que se juega su futuro, y con el ADN que tenía, le iba bastante bien.