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Nadia Calviño, desde el Consejo Europeo en BruselasEFE

España reúne al Eurogrupo bajo presión por la inflación y la reforma de las reglas fiscales

Un fracaso en alcanzar el acuerdo dentro de su mandato sería visto como un revés significativo para el Gobierno en su presidencia del Consejo Europeo

Frente a un contexto de inflación en aumento, los ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo se han reunido en Bruselas para evaluar la situación macroeconómica del bloque europeo.

Esta convocatoria llega en un momento crítico, apenas una semana después de que Eurostat reportara una contracción del 0,1 % en la actividad económica de la zona euro durante el tercer trimestre del año.

La urgencia se acentúa con la advertencia de la Comisión Europea a los países miembros de la Unión Europea sobre la necesidad imperiosa de llegar a un acuerdo sobre nuevas reglas fiscales.

Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía, subrayó la importancia de un acuerdo antes de que concluya el año, enfatizando que «las posiciones de cada país son legítimas», pero existe un calendario que exige avances inmediatos.

La presión va duplicada para el Gobierno español, que espera cerrar el pacto durante su presidencia del Consejo Europeo. De momento, la mayor aspiración de España es aportar el documento que busca ser la «zona de aterrizaje» para las reformas que aún generan división.

Existen discrepancias fundamentales entre quienes abogan por una mayor disciplina presupuestaria y aquellos que demandan más flexibilidad para la inversión.

Nadia Calviño, vicepresidenta en funciones de España, expresó su esperanza de avanzar hacia un acuerdo político, destacando la actitud constructiva de los ministros y la predisposición favorable hacia un consenso antes de fin de año. La presidencia

Las discusiones intentan equilibrar las posturas divergentes de Alemania y Francia, que lideran los dos grupos principales en este debate y puentearon a Nadia Calviño en su decisión de pilotar el diálogo.

Alemania, apoyada por países como los Países Bajos y Suecia, insiste en una fiscalidad rigurosa, mientras que hay un consenso creciente sobre permitir a los países extender su periodo de ajuste fiscal si cumplen con sus planes nacionales de recuperación, con especial consideración en gastos de seguridad y defensa.

La presidencia española se enfrenta a la complejidad de este equilibrio en un momento en que el tiempo apremia. Un fracaso en alcanzar el acuerdo dentro de su mandato sería visto como un revés significativo, no solo para España sino para el conjunto de la Unión Europea que busca fortalecer su estabilidad económica frente a retos globales sin precedentes.