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análisis económicoJosé Ramón Riera

Las prestaciones por desempleo siguen subiendo y ya están un 6,2 % por encima de las de 2022

Estamos con un paro al menos un 6,2 % superior al que teníamos en 2022, y está claro que mucho más alto que en el año 2019

Que la política no va bien es algo que se nota por la crispación que está teniendo este país. Que un presidente vaya a Málaga a reunirse con la Internacional Socialista, no pueda salir a la calle, le tengan que mover en un coche camuflado y que tengan que cambiar de hotel por su seguridad, demuestra hasta qué nivel la ha liado. Podrá poner buena cara al mal tiempo, pero las cosas cada día se le están poniendo más feas.

Es cierto que a nosotros también. Aunque todavía no se haya registrado ni telemática ni físicamente la proposición de ley de Amnistía, esta se registrará en breve porque es condición básica para que el día de la investidura le voten los 7 diputados del fugado.

Ese día volverá a subir la crispación y se seguirá tensando la cuerda de la frustración, con una cosa insólita hasta ahora: la calle la ha tomado la derecha, la izquierda está acongojada y en casa, ni un solo político de izquierdas conocido puede andar por la calle solo y sentarse en una terraza a tomar un café.

Y aquí quiero recordar que cuando Hugo Chávez se paseaba por Caracas expropiando lo primero que veía, la calle era de la izquierda, y lo que no había era gente de derechas o muy poca intentando parar el robo que estaba materializando el líder bolivariano.

Sánchez no solo no puede salir a la calle si antes no se cierra esta al tráfico, sino que, incluso en un evento como el malagueño, han tenido que cambiarle de hotel.

Las cosas no van bien personalmente para el presidente: la calle le odia, el fugado se ríe de él, Laura Borrás le insulta diciendo que los únicos que no han cambiado nada desde el principio son ellos, la hemeroteca le destroza con sus «cambios de opinión», los grandes periodistas de este país, como Alsina y Herrera, le machacan día a día y no le dejan respirar, y a mí, que no me da ninguna pena, todos los días le tiro a dar con datos de la economía española.

Y puedo asegurar que es fácil darle a él y a todos los que le rodean, desde un Escrivá, a una María Jesús Montero, de una Nadia Calviño o a una Yolanda Díaz, y mejor no hablo de «igual da que da lo mismo» o de toda la panda de Podemos, que entre cuatro no suman uno.

Así que hoy, pensando en el primer presidente del siglo XXI en España que tiene que salir a la calle en coches camuflados, hoy le voy a explicar a él y a su vicepresidente segunda que las cosas en el empleo no van como ella nos cuenta, sino mucho peor, porque como las cifras de paro están trucadas, la mejor forma de ver cuál es la realidad es saber si está subiendo el pago de las prestaciones por desempleo, y efectivamente están subiendo, y de forma sustancial.

Pero ya sabemos que el dato mata el relato, y no hay que olvidar de dónde he sacado los datos para este artículo. Éstos provienen del Ministerio de Trabajo y Economía Social, que prepara la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social, y que elabora la Subdirección General de Estadística y Análisis Sociolaboral, con lo cual nunca podré ser acusado de utilizar fuentes no públicas. En este caso los elabora el ministerio de Yoli.

Así tenemos que, en el primer trimestre, el gasto por desempleo sube un 3,8 %, con respecto al primer trimestre de 2022, y llega a 5.852 millones de euros en prestaciones.

En el segundo trimestre, las prestaciones en valor absoluto son ligeramente inferiores al sumar 5.148 millones, pero resulta que son un 7,8 % superiores a los datos pagados en 2022.

Así tenemos que en el primer semestre la cifra sube hasta 11.000 millones, y en este período acumulamos una subida del 5,6 %.

El tercer trimestre, que tiene el gran incremento del turismo en toda España, suma 5.482 millones, lo que supone subir el pago de las prestaciones en un 7,3 % y llevar el acumulado del año a 16.483 millones, un 6,2 % más que en 2022.

Esto nos lleva a que terminaremos el año con unos costes de 22.200 millones de euros aproximadamente, cifra que es muy superior a los 19.022 millones que pagamos en 2019.

Pueden mentirnos en la estadística de empleo y engañarnos con los fijos-discontinuos, pero luego llega la Subdirección General de Estadística, del propio Ministerio, y zas: les tumba todas las mentiras con los datos de los pagos en prestaciones por desempleo.

Estamos con un paro al menos un 6,2 % superior al que teníamos en 2022, y está claro que mucho más alto que en el año 2019.

No hay peor cosa que pillar a los mentirosos compulsivos, ahora llamados cambiadores de opinión.

Pero este país se ha cansado de tanto cambio de opinión mentirosa y ha decidido salir a la calle y decir que ya no aguanta más. Se manifiesta en las sedes del partido que gobierna, en la calles, en donde sabe que va a estar el presidente que para mantenerse en el poder ha vendido a España por una negociación con un miedoso fugado para no entrar en la cárcel, con unos independentistas que se mofan de él y de su gente, por unos etarras que asesinaron a casi 1.000 personas en España, entre ellos a socialistas, por unos vascos que saben que no les va a dar tiempo, afortunadamente para ellos, a que se les traspase una Seguridad Social que les obligaría a aflojarse 4.000 millones de sus bolsillos en pensiones.

Este país que es España, espero que pronto o mucho antes de lo que Sánchez quiere, le pondrá en su sitio, que es tenerse que ir de España porque ya nunca podrá pasear tranquilo el solo por el país que le vio nacer.

España seguirá viva, mientras su gente no se rinda, y no nos vamos a rendir.

José Ramón Riera es economista y empresario.