Fundado en 1910

Escrivá entrega la bomba de las pensiones a la nueva ministra, Elma SaizLu Tolstova

La semana económica

La bomba de las pensiones, en manos de una novata

La nueva ministra de la Seguridad Social, Elma Saiz, no tiene experiencia previa en la materia, y su principal activo es su amistad con María Chivite

Como bien saben, imaginan o temen, las pensiones son una auténtica bomba de relojería en el sistema económico español. Nuestra demografía no da para que aguanten más allá de unas pocas décadas tal como están hoy concebidas. Su sostenibilidad requiere de una reforma radical que nadie se atreve a acometer por el impacto que tendría en sus votantes.

En este contexto, Pedro Sánchez ha decidido poner al frente del Ministerio de la Seguridad Social a Elma Saiz, una política sin experiencia en la materia que difícilmente podrá plantear cambios que garanticen el futuro de las pensiones. Saiz es de Pamplona, nació en 1975, estudió Derecho en la Universidad de Navarra, posee un máster en Asesoría Fiscal y su principal activo es ser amiga de María Chivite, la presidenta del Gobierno de la Comunidad Foral, y persona de confianza del también navarro Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE. El hombre que habló con Puigdemont.

Siempre dijo que no pactaría con Bildu la alcaldía de Pamplona. Se define como «navarra y española» y es nieta de guardia civil

La nueva ministra trabajaba en su modesta asesoría fiscal hasta que le llamó Chivite, y ya en 2003 fue como independiente en el número 12 de la lista del Partido Socialista de Navarra (PSN) al Parlamento foral, aunque ese año no salió. Después Saiz ha sido diputada del Gobierno foral con el PSN, fue delegada del Gobierno en Navarra entre los años 2008 y 2012 con Zapatero como presidente, y entre 2019 y 2023 ejerció de consejera de Economía y Hacienda en el Gobierno de Navarra. Es nieta de guardia civil, se ha definido en entrevistas como «navarra y española» y su salida de allí parece tener que ver con su oposición a que Bildu se haga con el Ayuntamiento de Pamplona.

Saiz dejó el Gobierno de Navarra para concurrir a las elecciones locales del pasado mayo como cabeza de lista del PSN. Siempre dijo que no pactaría con Bildu la alcaldía de Pamplona. En una entrevista previa a las elecciones señaló que le repugnaba que este partido llevara en sus listas antiguos terroristas de ETA. Se especula con que parte del pacto de Pedro Sánchez con Bildu es darle la alcaldía de Pamplona. El endurecimiento de las críticas actuales de María Chivite y la sucesora de Saiz (Marina Curiel) a la actual alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, de UPN, iría en la línea de allanar el terreno. La salida de Elma Saiz quita un obstáculo al pacto con Bildu a la alcaldía mientras da un premio a la amiga de Chivite y Cerdán.

La nueva ministra, sin embargo, no lo va a tener fácil en su cargo. De hecho, lo va a tener mucho más difícil que su antecesor. Sobre José Luis Escrivá no pesaba la barra libre de gasto que permitía Europa hasta ahora y que permitía salvar las pensiones sin problema. El pago de las pensiones nunca correrá peligro, pero el año que viene vuelven los límites de deuda y déficit impuestos por la Unión Europea, y la ministra y el Gobierno lo van a notar.

Ante esta perspectiva, Escrivá ha salido corriendo y el marrón le ha caído a esta pamplonesa aficionada a la guitarra y los maratones, dos hobbies que le vendrá bien cultivar para su salud mental cuando crezcan los problemas, si tiene tiempo.

Como explica muy bien el experto en pensiones Javier Díaz-Giménez, profesor del IESE, la Seguridad Social acumula un déficit de más de 200.000 millones de euros desde el año 2010. «Es una bomba dentro de la gran bomba que tiene España, que es su inmenso déficit estructural en las Administraciones Públicas que, por cierto, está prohibido tener fuera de los márgenes establecidos por la Unión Europea según el artículo 135 de la Constitución», indica.

El profesor le ha dedicado muchas horas al estudio de las pensiones, y ha llegado a la conclusión de que solo habría dos maneras de arreglarlo: con una reforma radical que se podría llevar a cabo en un año, como ya nos explicó en este artículo de El Debate, o tomando medidas poco a poco, como van haciendo los gobiernos para que no les penalice electoralmente.

Si hubiera que apostar por esta segunda línea, Díaz-Giménez afirma que habría medidas que podrían tomarse mañana sin coste, y que ayudarían a que los españoles estuvieran más tranquilos de cara a su jubilación. Una de ellas sería destinar el 0,6 % que desde nuestro sueldo va al Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) a una pensión capitalizada individual administrada por una Agencia Estatal de Pensiones, de modo que cada ciudadano se administre su pensión y vea cómo crece o la mantiene, en lugar de que el Estado decida a dónde va, y si la destina a comprar deuda pública, como hace con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. El nuevo modo sería una réplica de la pensión pública premium que hay en Suecia, que es un modelo de éxito.

El profesor también habla de la posibilidad de priorizar las migraciones, ya que el MEI no será suficiente para sostener el sistema de pensiones teniendo en cuenta nuestra demografía: «Que sea una prioridad del Gobierno: quién viene, cómo, cómo se les acoge y se les convence para que se queden».

Sobre retrasar la edad de jubilación, apunta que «es la manera más potente de abaratar el sistema de pensiones: si tienes trabajo, cotizas más tiempo, y cobras la pensión menos tiempo». Y en cuanto a los autónomos, «el RETA es una milonga. Hay que fijar un número. Si eres un autónomo y tú eres el único empleado, 70 % de los que ganas para ti y 30 % para la Seguridad Social, o lo que sea; lo que corresponda a un trabajador por cuenta ajena, nada de subir o bajar, o de elegir. Se trata de que, si eres autónomo, tengas también una buena jubilación. Las cotizaciones son ahorro obligatorio. Las pensiones son salario diferido».

Como se puede comprobar, la nueva ministra tiene mucho en lo que trabajar, y más vale que se rodee de buenos asesores para no estropear más aún una cuestión tan delicada como la de las pensiones.