China celebra los primeros diez años de la Franja y la Ruta, su intento de globalización para el siglo XXI
Inspirada por las antiguas rutas comerciales, el país ha establecido relaciones comerciales con decenas de países de todo el mundo durante la última década
El pasado mes de octubre se cumplieron los diez primeros años de la Franja y la Ruta, el proyecto con el que China busca trazar alianzas comerciales con el resto del mundo inspirándose en la antigua Ruta de la Seda. El proyecto, que ha sido un empeño personal del presidente Xi Jinping, cuenta ya con la participación de 150 países y más de 30 organizaciones internacionales.
«China prosperará sólo cuando al mundo le vaya bien; y el mundo será mejor cuando a China le vaya bien», aseguraba el presidente chino el pasado mes de octubre durante la inauguración del tercer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional celebrado en Pekín.
En estos diez años, tal y como recuerdan Zhou Jiaogui y Luis Martín Rodríguez, analistas de CGTN Español, la cooperación de la Franja y la Ruta se ha extendido desde el continente euroasiático hasta África y América Latina y el Caribe. Hoy en día, con la participación de más de 150 países, esto es, más del 75 % de todos los Estados del mundo, y más de 30 organizaciones internacionales, la Franja y la Ruta se ha consolidado como la mayor plataforma de cooperación internacional hasta lograr la consideración de bien público global, dando lugar a más de 3.000 proyectos de cooperación en la última década con inversiones valoradas en un billón de dólares estadounidenses, creando 420.000 puestos de trabajo y aportando beneficios tangibles que han mejorado la vida de hasta un tercio de la población mundial.
Fue en otoño de 2013, durante sendas visitas a Kazajistán e Indonesia, cuando Xi Jinping planteó construir una «Franja Económica de la Ruta de la Seda» y una «Ruta Marítima de la Seda para el siglo XXI», inspiradas ambas en las antiguas rutas comerciales mediante las que la seda, la porcelana y el té chinos alcanzaban otros rincones del planeta, desde los cuales los comerciantes regresaban con especias, pieles, frutas y piedras preciosas. Una década después, parece que esa interconexión se ha conseguido.
El tercer Foro de la Franja y la Ruta reunió el 17 y el 18 de octubre de este año en Pekín a una gran variedad de funcionarios, empresarios y periodistas de países latinoamericanos y caribeños. Todos ellos coinciden en que la Franja y la Ruta ha desempeñado un papel importante a la hora de promover el crecimiento económico, social y comercial en sus países, integrándose con las estrategias nacionales de desarrollo.
También consideran que este gran éxito se debe a uno de los valores fundamentales de la Franja y la Ruta: los beneficios compartidos. Bajo esta premisa básica, todos los países son simultáneamente participantes, contribuyentes y beneficiarios de la cooperación.
En una entrevista con CGTN Español, Camila Vallejo, ministra de la Secretaría General de Gobierno de Chile afirmaba que la Franja y la Ruta es perfectamente compatible con la estrategia de desarrollo nacional chilena y puede aportar amplios beneficios al país.
«Senda de bienestar»
«La Franja y la Ruta se ha constituido como un proyecto con vocación permanente, transfronterizo y sistemático, cuyo objetivo no se limita a impulsar el desarrollo de una sola nación o región, sino que se enfoca en liberar el potencial de todos y cada uno de los países para generar y fomentar el bienestar de los pueblos del mundo, mediante la coordinación de políticas, la conectividad de infraestructuras, el comercio sin trabas, la integración financiera y el estrechamiento de los lazos entre las personas», apuntan los analistas Zhou Jiaogui y Luis Martín Rodríguez.
Más de una veintena de países de la América Latina han firmado documentos de cooperación con China para la construcción conjunta de la Franja y la Ruta, lo que, en primer lugar, ha contribuido considerablemente a la diversificación y la actualización de los intercambios comerciales. En 2022, el volumen de comercio exterior entre China y los países de América Latina alcanzó un máximo histórico de 485.790 millones de dólares, casi duplicando la cifra registrada diez años antes.
En segundo lugar, la construcción conjunta de la Franja y la Ruta ha podido mejorar las infraestructuras en la región. En los últimos años, la colaboración y las inversiones de empresas chinas han hecho posible la construcción del Centro de Convenciones de Amador en Panamá, los terminales portuarios Chancay en Perú, la central solar fotovoltaica Cauchari en Argentina, y la rehabilitación del ferrocarril Belgrano Cargas que recorre 7.000 kilómetros en el norte del país austral, así como otras obras emblemáticas acordadas en el marco de la Franja y la Ruta.
El secretario de la Presidencia de Uruguay, Álvaro Delgado, detalló a CGTN Español cómo varias empresas chinas se encuentran ahora trabajando en Uruguay en diversos proyectos de infraestructuras, interconexión eléctrica e infraestructura vial. Para él, la Franja y la Ruta es «una iniciativa global, que en realidad hay que aterrizarla con proyectos concretos». Este espíritu de resultados tangibles, cristalizado a través de numerosos proyectos de inversión y cooperación, «ha fortalecido el papel de la Franja y la Ruta como una senda de bienestar común», celebran.
Partiendo de los logros alcanzados en los últimos diez años, la Franja y la Ruta sigue gozando en la actualidad de un inmenso espacio para su desarrollo. Xi Jinping enunció en el foro los ocho pasos que China seguirá para apoyar la construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad, planteando nuevos enfoques de desarrollo verde en el fomento de la conectividad terrestre, aérea y marítima, el impulso de la firma de acuerdos de libre comercio y la construcción de zonas piloto de comercio electrónico y digital. «Al mismo tiempo que se continúa incidiendo en la conectividad física, se proponen más esfuerzos para mejorar la conectividad entre personas, mediante proyectos de formación profesional, construcción conjunta de laboratorios y comunicación intercultural», añaden Zhou Jiaogui y Luis Martín Rodríguez.
Los intercambios entre China y Cuba son unos de los más habituales. Las becas del Gobierno chino concedidas a jóvenes cubanos y otros proyectos en las áreas de educación, cultura e innovación tecnológica «son ejemplos evidentes de la materialización de la conectividad entre los pueblos», celebran sus promotores.
Después de visitar varias ciudades chinas, mantener encuentros con universidades e instituciones y participar en el tercer Foro de la Franja y la Ruta, el ministro de Educación Superior de Cuba, Walter Baluja, alberga grandes expectativas sobre la cooperación de alta calidad de la Franja y la Ruta: «Pensamos que esa relación entre las universidades, que al final es conexión también entre la gente de nuestros pueblos, se puede profundizar mucho más. Nosotros, por ejemplo, hemos estado en los días recientes en Shanghai y en Hebei, y allí tenemos iniciativas que estamos seguros pudieran clasificar muy bien en varias de las ocho líneas de trabajo fundamentales que el presidente Xi Jinping estableció y definió».
El ministro cubano también destacó que la Franja y la Ruta constituye una alternativa para el desarrollo de los pueblos del mundo desde el respeto y la colaboración seria, sin que medien «objetivos políticos», al mismo tiempo que confía en que esta plataforma multilateral continúe alcanzando resultados que el planeta necesita para seguir avanzando. Esta convicción se encuadra en el marco que se planteó en el lema de esta edición del foro: juntos por el desarrollo y la prosperidad comunes.