Comercio
El acuerdo UE-Mercosur, en el aire por el cambio de gobierno en Argentina
La transición entre Alberto Fernández y Javier Milei podría poner dar al traste con una negociación que se daba por cerrada
El mayor acuerdo económico entre la UE y Mercosur en 20 años se ha visto congelado por un actor inesperado de última hora: Alberto Fernández, el todavía presidente de Argentina.
Las razones que esgrime el mandatario sudamericano son las exportaciones agrícolas e industriales. Considera que la balanza en este punto cae descaradamente del lado europeo. La UE ganaría al exportar más productos industriales e importando menos agrícolas. La presión interna del sector primario es demasiado grande y Bruselas no puede permitirse más concesiones a terceros sin que le estalle la bomba antes de las elecciones.
También existe un factor estratégico político a nivel interno. Fernández estaría poniendo palos en la rueda a última hora para entorpecer el relevo del nuevo presidente Javier Milei que debe llevarse a cabo el próximo 10 de diciembre. El acuerdo UE-Mercosur tiene como fecha límite el 7 este mes.
El futuro presidente respalda el acuerdo, según afirma la próxima ministra de Asuntos Exteriores, Diana Mondino. Milei cree que es «mucho mejor» cualquier acuerdo que no tenerlo.
Por el momento, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen ha cancelado un viaje a Brasil para firmar el acuerdo en dicha fecha, según informó la cadena CNN del país, al igual que el comisario de Comercio Valdis Dombrovkis.
Cuenta atrás
Quedan dos días para la fecha límite pero se podría prorrogar hasta final de año. Si no hay un acuerdo firme antes de que empiece 2024 seguramente las negociaciones se congelen hasta pasadas las elecciones. En época electoral nadie quiere moverse para no salir en la foto y los pactos podrían ser usados como munición para los adversarios políticos.
Además, la presidencia española del Consejo termina también a finales de mes y este era uno de los logros que esperaba apuntarse.
Llama la atención que Pedro Sánchez no sea el que esté liderando las negociaciones, sino su homólogo alemán Olaf Scholz. El canciller alemán se ha reunido con el presidente de Brasil, Lula da Silva, en la capital teutona para cerrar los últimos flecos y limar asperezas. La mayor economía europea negocia de tú a tú con la mayor economía sudamericana.
Los alemanes quieren dejar de jugar con fuego, especialmente tras la grave crisis iniciada con la guerra de Ucrania y el efecto búmeran de las sanciones a Rusia. Berlín quiere un acuerdo y lo quiere ya.
Al otro lado se encuentran los franceses, que no pierden la oportunidad de torpedear el acuerdo tal cual se presenta porque considera «ha sido más arreglado» tras 20 años en el cajón. Emmanuel Macron considera que no beneficia en absoluto a Francia y la rivalidad París-Berlín aflora de nuevo.
Y detrás de todo está China, que avanza imparable en continentes como América y África. La UE quiere cerrar cuanto antes acuerdos que aseguren sus cadenas de suministros ante el avance de Pekín. Los nervios cada vez son más evidentes.
Los próximos 7 y 8 de diciembre tendrá lugar la Cumbre EU-China en el que se tratará la balanza comercial con el gigante asiático, una balanza que Bruselas considera desequilibrada. El gran lastre que tiene en este momento la Unión es la guerra de Ucrania ya que es un flanco débil de cara a exigir arreglos en una mesa de negociaciones. China tiene a Rusia de su lado y, si la UE quiere que China intermedie en el conflicto, quien tiene la sartén por el mango es Pekín, no Bruselas.