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Fernando Rayón
Fernando RayónMucha tela

Nadia nos deja con Yolanda y Borja Prado con Bárbara Rey

Después de haber intentado en 2019 presidir el Fondo Monetario Internacional, y en 2020 el Eurogrupo, Nadia Calviño lo ha conseguido: ya es presidenta del Banco Europeo de Inversiones

Actualizada 04:30

Borja Prado, Yolanda Díaz y Nadia Calviño.

Borja Prado, Yolanda Díaz y Nadia CalviñoLu Tolstova

A la tercera va la vencida. Después de haber intentado en 2019 presidir el Fondo Monetario Internacional, y en 2020 el Eurogrupo, Nadia Calviño lo ha conseguido: ya es desde el viernes presidenta del Banco Europeo de Inversiones, una institución de segunda dentro de la Unión Europea, pero que le va a permitir poner tierra de por medio del berenjenal de Pedro Sánchez. Serán seis años alejada de las batallas con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que se sucedían sin pausa y añadían un nuevo frente a los que ya vive a diario el presidente del Gobierno. Ahora esta última podrá subir el salario mínimo sin oposición, o incluso aprobar un «plan de empleo específico para la comunidad gitana que tendrá un impacto singular en las mujeres gitanas». Ahí es nada.

En fin, que Nadia nos deja, pero será necesario un sustituto o sustituta en Economía para solventar esta primera crisis de Gobierno. En los últimos días creció la opción de María Jesús Montero, quizá la única con arrestos para enfrentarse a Yolanda. Pero va a hacer falta algo más que poner los brazos en jarras para encarar el futuro económico. Por eso sigue hablándose de un fichaje de campanillas. Y además, suficientes líos tiene ya la vicepresidenta segunda con los cinco diputados de Podemos en el grupo mixto. Le van a dar más trabajo que en el propio ministerio.

Nadia se va también dejando encarrilada la revisión del impuestazo a las eléctricas. Aunque Teresa Ribera se ha colgado las medallas –que para eso sigue en el Gobierno y puede ser candidata a las europeas– la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones convenció ya a Pedro Sánchez de que revisara el impuesto a las empresas energéticas. También el PNV ayudó lo suyo con Repsol, la eléctrica que más paga: 450 millones de los 1.500 que apoquinan Cepsa, Naturgy, Iberdrola, Endesa y Acciona. Sánchez ya dijo aquella genialidad de que ese impuesto estaba en «rediseño» porque había que «incentivar las inversiones para abordar grandes proyectos relacionados con la transición ecológica». Para que luego se metan con el sultán Al Jaber, presidente de la cumbre del clima, cuando dijo aquello de que no había «ninguna ciencia» que justificase la eliminación de los combustibles fósiles. Sánchez lo tiene más fácil: con decir que ha cambiado de opinión pasa página y a otra cosa.

Nadia se despide de un Gobierno que también se ha dejado unos cuantos pelos en la gatera con su nombramiento. A pesar de los esfuerzos belgas, Italia, Dinamarca y Suecia ya se quejaron del procedimiento de elección de la vice española. Una queja que se van a cobrar pronto. Europa está empeñada en recuperar la disciplina fiscal. Y Francia, Italia y España no van a tener más remedio que adaptar sus objetivos de déficit. Los países del norte aprietan. Pero volvamos con la cosa doméstica que suficientes cosas pasan como para perdernos en la Europa preelectoral.

Prado no tuvo más remedio que presentar su renuncia tras una convivencia imposible con Salem

Sin duda lo más llamativo ha sido la salida de Borja Prado de la presidencia de Mediaset. El banquero de inversión, gran apuesta de Silvio Berlusconi –presidente entonces del grupo– para ganar la batalla a Antena 3, ha dimitido después de un año y medio en el intento. Es verdad que inició un cambio editorial drástico, suprimiendo programas como Sálvame y repensando una solución para los informativos tras la salida de Pedro Piqueras. Pero ni la llegada de Vicente Vallés ni la de Antonio Caño fueron posibles. Y el fallecimiento del político italiano en mayo pasado dibujó un nuevo panorama en el grupo donde los hijos del magnate apostaron para España por el cambio: Alessandro Salem. El nuevo ejecutivo quería resultados rápidos y se ha estrenado con la llegada de Carlos Franganillo a su telediario. Telecinco se alineaba así con la nueva mayoría parlamentaria y Prado no tuvo más remedio que presentar su renuncia tras una convivencia imposible con Salem.

Pero los líos empresariales, aunque sean en empresas de medios de comunicación, no son nada si los comparamos con los líos que son capaces de provocar. Si Prado y Salem chocaban en los consejos de administración, uno de los personajes de actualidad en la farándula nacional, Bárbara Rey, apuntaba a Mediaset y a su presidente por la emisión de una entrevista a su hijo en la cadena. Sin entrar en la guerra mediática entre Ángel Cristo Jr. y su madre, resultan interesantes las palabras de esta última en Antena 3: «Todos sabemos, sobre todo por el lugar donde ha hecho estas declaraciones (se refería a Telecinco), cómo funcionan allí y cómo han funcionado. (…) Y no hay que olvidar nunca el nombre del presidente» (aquí se refiere a Borja Prado, claro). En fin, que Prado se marcha y deja a su empresa metida en una guerra en la que la actriz tiene todas las papeletas para ganar. Pero hay algún actor más en esta guerra empresarial.

Jorge Javier Vázquez ha preferido apostar por el ganador y presentar el nuevo libro del presidente del Gobierno

Y es que si la semana pasada hablábamos de la batalla que se libraba en Planeta, la cosa promete ahora extenderse a Telecinco y sus antiguos y nuevos empleados. Quizá por eso Jorge Javier Vázquez ha preferido apostar por el ganador y presentar mañana Tierra Firme, el nuevo libro del presidente del Gobierno. No les recomiendo su lectura, salvo a los muy cafeteros de Sánchez que tampoco sé si disfrutarán. Pero algunos apuntes. Resulta sorprendente cómo se atribuye el protagonismo sobre el endeudamiento de Bruselas para financiar los programas tras la pandemia; o los 140.000 millones entre transferencias y préstamos para España durante los últimos seis años; o la solución ibérica que ya sabemos cómo ha acabado para las eléctricas. Toda una novela justo cuando ya conocemos –tras la reunión del Ecofin y la queda antes de Navidad– el empeño serio de Bruselas por volver a la disciplina fiscal.

Europa se pone las pilas y el Gobierno encara su futuro económico. Veremos quien viene a poner orden. Esta vez José Luis Rodríguez Zapatero no le sirve, por mucho que repita que «el PSOE es un partido libre». Hasta tres veces lo gritó en un mitin. Una por cada uno de sus chalés.

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