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José María Rotellar

La distorsión de los fijos-discontinuos

El Gobierno ha tratado de acabar artificialmente con la temporalidad, que sigue existiendo, pero bajo otro tipo de contrato

Uno de los elementos que más pueden distorsionar la confianza en una serie de datos es el introducir un elemento que los haga, históricamente, incomparables. Eso es lo que sucede con el cambio legal que Sánchez y Yolanda Díaz introdujeron en la contrarreforma laboral, que acaba con los contratos temporales formalmente, obligando a su conversión en indefinidos fijos-discontinuos.

Ese cambio es perjudicial por varios motivos: en primer lugar, porque el Gobierno ha tratado de acabar artificialmente con la temporalidad, que sigue existiendo, pero bajo otro tipo de contrato. En segundo lugar, porque eso ha motivado más burocracia, derivada de las altas y bajas en afiliación en el caso de los fijos-discontinuos y por el mayor número de contratos mensuales que una misma persona puede llegar a firmar, en el caso en el que las empresas opten por contratar y despedir a través de distintos contratos indefinidos, sin convertir un temporal en un fijo-discontinuo. En tercer lugar, porque ni siquiera el Gobierno da una cifra de los fijos-discontinuos que no están en su fase de actividad, más allá de una respuesta de un funcionario a una pregunta de control escrito que lo cifro en alrededor de 500.000. Nunca más han vuelto a ofrecer esta información. La UE aumentó la discrepancia entre el paro registrado y lo que considera paro real en casi un millón de personas.

Esa distorsión estadística hace que, por ejemplo, se produzcan importantes variaciones en los demandantes de empleo ocupados, que es donde se encuadran los indefinidos fijos-discontinuos que cesan actividad, como ya comenté en El Debate hace unos meses:

  • Los demandantes de empleo ocupados, donde se encuadran los indefinidos fijos-discontinuos que cesan actividad, aumenta en 77.842 personas y se sitúa en 1.166.780 personas en noviembre, que muestra que realmente la mayoría de personas probablemente tenía un empleo temporal y se encontraría incluido en el número de parados de no haber sido reconvertido en fijo-discontinuo debido al cambio normativo que se llevó a cabo.

Fuente: ministerio de Trabajo

  • Si sumamos a los 123.463 personas en los que aumentó en octubre, a las 110.697 que aumentó en noviembre, a las 31.227 en que se incrementó en diciembre, a las 28.014 personas en que se incrementó en enero, a las 4.571 personas en las que se incrementó en febrero, al descenso en 64.186 personas de marzo, al descenso de 70.226 personas en abril, al descenso de 17.543 de mayo, al aumento de 70.729 personas en junio, al incremento de 86.957 de julio, al incremento de 8.095 de agosto, al descenso de 100.955 en septiembre, a los 40.959 más de octubre, y a los 77.842 de noviembre de 2023, llegamos a la cifra de 1.166.780 demandantes de empleo ocupados antes citado, que se explicarían por el cese de actividad de fijos-discontinuos, que antes, al cesar actividad pasaban a la situación de parados y ahora quedan excluidos de la relación del paro registrado.
  • En cuanto a los contratos indefinidos, caen un 8,58% (52.770 contratos indefinidos menos en comparación interanual), que demuestra que los incrementos del año pasado se debían al artificio de la reforma laboral, que obliga a la transformación de temporales en indefinidos fijos-discontinuos.
  • Además, un 58,41% de los contratos indefinidos del mes son o a tiempo parcial o fijos-discontinuos.
  • En 2022 hubo, al menos, un artificio de más de un millón y medio de este tipo de contratos acumulado en el año, con muchos trabajadores que firman varios contratos indefinidos a lo largo del mes al haberse prohibido la contratación temporal y no optar algunas empresas por la figura del fijo-discontinuo, sino por breves contratos indefinidos. En enero, febrero y marzo de 2023, prosiguió el efecto del artificio normativo, que empezó a corregirse, por comparación estadística, en abril y continúa, por los mismos motivos, en mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre.

Fuente: elaboración propia a partir de datos oficiales del Ministerio de Trabajo

  • Cuando dichos contratos, antes temporales, acababan, engrosaban las listas del paro. Al pasar a fijos discontinuos, cuando cesan actividad no son considerados parados (de hecho, el incremento de los demandantes de empleo ocupados en la suma global de los últimos meses indica la merma en los datos de paro que antes se contabilizaban por este motivo y que por los propios datos que dio el ministerio en una respuesta parlamentaria a una pregunta escrita cifró en casi medio millón de parados no contabilizados, como antes mencionaba) y que nunca más han vuelto a dar. La UE, repito, considera que hay casi un millón de personas (985.000) que no trabajan en España y que no están incluidas en las listas del paro.

De un tiempo a esta parte, el Gobierno parece también obsesionado por controlar los datos o, al menos, influir sobre ellos, con declaraciones y actuaciones que no son especialmente estéticas, rompiendo, incluso, en ocasiones, la posibilidad de realizar comparaciones en la serie histórica, como sucede, como antes comentaba, con los datos de paro registrado al haberse convertido casi todos los temporales en fijos-discontinuos, que es el hecho más clamoroso:

  • Por un lado, fuerzan la conversión de temporales en indefinidos para hacer ver que se incrementa el empleo de calidad, cuando sucede lo contrario.
  • Además, de esa forma se eliminan de las listas del paro a los fijos-discontinuos en su período de inactividad.
  • Y más escandaloso es que el Gobierno diga que no puede ofrecer la cifra de los que se encuentran en esa situación, cuando tiene todos los elementos de cruce necesarios para ello, ya que en afiliación a la Seguridad Social sí que los tienen que dar de baja. El cruce debería permitir obtener el dato.

Todo ello genera una distorsión tremenda en los datos. La estadística es una ciencia esencial para poder tomar decisiones en el día a día y ver los efectos que éstas producen, sus posibles desviaciones y correcciones a realizar. Especialmente importante son todas las estadísticas oficiales que miden la actividad económica y el mercado de trabajo.

Por eso, es vital que los organismos estadísticos sean completamente pulcros e independientes en su labor, de manea que no se produzcan filtraciones, en primer lugar, y, en segundo lugar, que los datos obedezcan al máximo rigor técnico. Es decir, puede haber equivocaciones, pero no manipulación si lo que se quiere es contar con una estadística fiable y comparable en el contexto nacional e internacional.