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Los tiempos para garantizar el suministro son muy ajustadosEuropa Press

584.000 millones: el precio para evitar los apagones y el miedo a la seguridad de suministro en Europa

La Comisión pone dinero encima de la mesa para acelerar el despliegue de las redes eléctricas

El acuerdo para la reforma del mercado eléctrico europeo ha sido una de las noticias más comentadas del sector en los últimos días, pero ha habido otra muy importante que ha pasado más desapercibida: la descomunal cifra que la Comisión Europea destinará al despliegue de redes eléctricas en nuestro continente; nada menos que 584.000 millones de euros.

Como se explica en el documento de la Comisión, se espera que el consumo de electricidad en la Unión Europea aumente alrededor de un 60 % de aquí a 2030. La UE tiene una de las redes más extensas y resistentes del mundo. Suministra electricidad a millones de ciudadanos y sus interconexiones han demostrado ser un activo importante para garantizar el suministro durante la crisis energética, pero necesita reformas.

«Las redes tendrán que adaptarse a un sistema más digitalizado, descentralizado y flexible, con millones de paneles solares en los tejados, bombas de calor y comunidades energéticas locales compartiendo sus recursos, más energías renovables marinas en funcionamiento, más vehículos eléctricos para cargar y crecientes necesidades de producción de hidrógeno», indican. «Dado que el 40 % de nuestras redes de distribución tiene más de cuarenta años y que la capacidad de transmisión transfronteriza se duplicará de aquí a 2030, 584.000 millones de euros en inversiones son necesarios», añaden.

Miedo a apagones y a la seguridad de suministro energético

Algunas fuentes del sector afirman que la cuantiosa inversión obedece al miedo a los apagones y a la seguridad de suministro energético en Europa. Al mismo tiempo, tienen algunas dudas sobre la capacidad de ejecución:

«Según el plan de la UE, para 2030 serán necesarias nuevas inversiones por valor de 584.000 millones para modernizar las redes eléctricas, pero estas inversiones pueden no llegar lo bastante pronto», indican desde WindEurope, antigua Asociación Europea de Energía Eólica. «La red actual no puede dar cabida a las energías renovables que ahora quieren conectarse, y la demanda de electricidad crecerá un 60 % de aquí a finales de la década, como dice el documento de la Comisión», añaden.

El retraso en las conexiones a la red es uno de los principales obstáculos para la expansión de la energía eólica, según indican desde esta organización. «El nuevo plan de acción solucionará muchos problemas estructurales, pero hay que actuar urgentemente en las larguísimas colas de conexión a la red. El plan tampoco detalla cómo deben los Estados miembros reservar capacidad de red para las tecnologías estratégicas de balance cero», afirman.

En opinión de Giles Dickson, director general de WindEurope, «se trata de un buen plan, que entiende que no hay transición energética sin una inversión masiva en redes eléctricas, pero se necesitan medidas urgentes para hacer frente a las enormes colas de proyectos eólicos y solares que han solicitado una conexión a la red: filtrar los proyectos especulativos y dar prioridad a los buenos».

Abandonar la nuclear costará 22.000 millones a los consumidores

Mientras la transición energética se produce, el cierre de las centrales nucleares acarreará unos costes económicos y medioambientales significativos. Los autores del informe Verde, competitiva y segura, el think tank Oikos y la consultora Afry, calculan que el coste directo adicional proyectado total de no prorrogar las centrales nucleares ascendería a 22.600 millones de euros entre 2027 y 2050, y sería soportado por las empresas y consumidores españoles.

El cierre de las centrales nucleares, que en España se realizará gradualmente entre 2027 y 2035, implicará un aumento de la producción de los ciclos combinados, ya que las energías renovables no tendrán capacidad para producir energía en un perfil de carga base y asegurar el suministro eléctrico 24 horas al día, 7 días a la semana. La consecuencia directa será un fuerte aumento de las emisiones: «En términos de volumen de emisiones de CO2, la cantidad acumulada de CO2 adicional es de 28 toneladas. Para poner esta cifra en contexto, se trata de casi 3 años de emisiones medias durante el mismo periodo. En términos de valor de mercado, el coste total de estas emisiones adicionales sería de 3.400 millones de euros teniendo en cuenta los precios previstos del CO2», aseguran.

«Las renovables no son capaces de absorber toda la demanda de electricidad que las centrales nucleares cubren actualmente. Esto se debe principalmente a que su capacidad no es flexible, y a que otras posibles tecnologías flexibles (baterías, almacenamiento, interconexión...) no se están desarrollando lo suficientemente rápido como para cubrir el calendario previsto de desmantelamiento de las centrales nucleares», indican. «Al margen de consideraciones económicas y de emisiones, la aportación de la generación nuclear a la seguridad de suministro es crucial: la capacidad renovable no puede proporcionar al sistema la disponibilidad y capacidad firme. En ausencia de soluciones de almacenamiento de larga duración con antelación al cierre nuclear, el cierre anticipado reduciría la seguridad de suministro, obligando a seguir recurriendo a la generación de gas».