El ‘maquillaje’ de los fijos discontinuos: la reforma laboral es ineficaz a la hora de reducir la precariedad
Los contratos fijos discontinuos son un modelo «muy flexible y precario», según Fedea, que considera que el mercado de trabajo «replica casi exactamente la situación anterior» a la reforma
Una reforma que ha servido más para maquillar las estadísticas que para reducir la precariedad. La reforma laboral de 2021 «ha demostrado ser muy eficaz en la reducción de la tasa de temporalidad 'contractual' pero no parece haber sido tan eficaz en la mitigación de la precariedad o inestabilidad laboral o en la reducción de la tasa de temporalidad 'empírica'», según un informe publicado este lunes y difundido por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedea.
Los autores, José Ignacio Conde-Ruiz, Manu García, Luis A. Puch y Jesús Ruiz, constatan que la estrategia seguida por la reforma española, pilotada por Yolanda Díaz, «ha consistido en restringir drásticamente el recurso a los contratos de duración determinada (temporales) sin variación alguna de la flexibilidad de los contratos indefinidos ordinarios». Ahora bien, para evitar una disminución de la flexibilidad global del sistema, a cambio «ha fomentado el uso de otras variantes de contratos indefinidos que ofrecen menos estabilidad, como el fijo-discontinuo».
La reforma laboral de 2021 abolió los contratos por obra y servicio. Además del contrato de remplazo tradicional (por maternidad, paternidad o enfermedad) puso en marcha un contrato temporal «por circunstancias de producción», con una duración máxima de seis meses, extensible a un año. Por el contrario, los contratos indefinidos, que según recuerdan los investigadores «ofrecen un alto grado de protección frente al despido», se mantuvieron sin cambios.
«Muy flexible y precario»
La gran novedad, no obstante, fue el impulso de los contratos fijos discontinuos, «que ahora se pueden utilizar en un rango muy diverso de situaciones». Se trata de un modelo de contrato «muy flexible y precario», resaltan desde Fedea.
Esta figura contractual, cuestionada por diversos economistas –José María Rotellar ya adelantaba en estas páginas que buscaba «acabar artificialmente con la temporalidad, que sigue existiendo»– ha permitido recortar la temporalidad del empleo en España en un 50 %. Pero solo en términos «contractuales», dado que no ofrece, abunda Fedea, «el mismo nivel de seguridad laboral a los trabajadores que los contratos indefinidos tradicionales a pesar de ser etiquetados como indefinidos».
El contrato fijo discontinuo busca reducir artificialmente la temporalidad, que sigue existiendo, según José María Rotellar
Para llegar a esta conclusión, los autores han analizado los patrones en el calendario de los flujos diarios de creación y destrucción de empleo, utilizando una «novedosa» base de datos. Tras dicho análisis concluyen que los modelos de creación y destrucción de empleo de antes y después de la reforma «no presentan grandes diferencias estadísticas».
Es decir, resaltan, en España se sigue contratando el lunes para despedir el viernes, se contrata solo para el fin de semana o el primer día de mes para despedir el último. Por todo ello, consideran, «a pesar de que el nuevo marco laboral ha generado una nueva distribución de los contratos de trabajo replica casi exactamente la situación anterior en términos de estabilidad laboral para los trabajadores».