El conflicto en el Mar Rojo dispara un 60 % el coste de los fletes y enciende las alarmas en las empresas
La distribución admite «preocupación» pero minimiza la posibilidad de que el encarecimiento se trasladen a corto plazo a los consumidores
Llueve sobre mojado para las cadenas de distribución. El conflicto en el Mar Rojo añade un nuevo foco de preocupación para las empresas, que ya están notando el impacto del desvío, por parte de las navieras, de las rutas de distribución procedentes de Asia. Más aún cuando el conflicto, iniciado antes de Navidades, sigue sin visos de solución poco antes del Año Nuevo chino, cuando la actividad comercial del gigante asiático se paraliza prácticamente por completo.
Cerca de una veintena de navieras, entre ellas las principales, como BP, Equinor, Hapag-Lloyd o Maersk, han optado por derivar sus barcos a través del Cabo de Buena Esperanza para esquivar los ataques hutíes sobre barcos comerciales. Un desvío que supone añadir nueve días extra de navegación y recorrer 6.482 millas náuticas adicionales.
Como consecuencia los costes del flete marítimo se han incrementado un 60 % en las dos últimas semanas, según estima Xavier Jaso, responsable de Transporte de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores, Aecoc.
«Tenemos que estar gestionando la incertidumbre y eso es un reto para las empresas», detalla Jaso. «La incertidumbre no es un escenario propicio para las cadenas de distribución. Hace falta estabilidad y certeza», afirma, en conversación con El Debate.
La situación está generando «preocupación ante lo que pueda ocurrir», según el presidente de ATA, Lorenzo Amor. El también vicepresidente de CEOE afirmaba en una entrevista en TVE que algunas empresas ya están teniendo problemas de suministro.
La Comisión Europea ha advertido de que si el conflicto empeora «también lo harán las repercusiones sobre los precios de la energía y las perturbaciones en las cadenas de suministro». Dichas perturbaciones «podrían alimentar de nuevo las presiones inflacionistas», según el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.
Jaso, por su parte, descarta que se produzcan rupturas de stocks que causen falta de producto en los lineales dado que muchas compañías actuaron con anticipación cuando se originó la crisis. «Solo si la situación se mantiene a largo plazo se podría trasladar el incremento de los costes al producto final. Pero ese no es el escenario actual», explica. «Esperamos que se pueda reconducir hacia un escenario mucho más estable a corto plazo, pero nadie lo puede saber con certeza», recalca.
«Solo si la situación se mantiene a largo plazo se podría trasladar el incremento de los costes al producto final»
Impacto en el automóvil
Entre los sectores afectados se encuentra el automóvil. La falta de piezas ha provocado que a día de hoy Tesla, Suzuki y Volvo se hayan visto obligadas a paralizar las factorías de Berlín, Hungría y Gante respectivamente.
Se trata de una parada técnica con días de duración a la espera de que se reactive la llegada de suministros, algo que podría producirse en las próximas horas si el operativo militar estadounidense marcha según lo previsto.
Otros fabricantes más previsores como MG y el Grupo Stellantis han optado por vías alternativas para evitar los efectos de esta crisis.
El fabricante chino MG hace ya semanas que desvió la ruta de sus barcos de transporte de coches (Ro-Ro) que ya rodean Sudáfrica por el Cabo de Buena Esperanza, un rodeo con un coste de unos 10 días en tiempo y de un sobreprecio en combustible que ronda el 10 %, que lógicamente acabarán por repercutir el comprador.
MG ha desarrollado dos nuevos tipos de contenedores para el transporte marítimo de sus coches que le permite enviarlo en buques de transporte convencionales, se trata de los light container y los extra container. Los primeros permiten llevar el coche sobre una estructura mínima, mientras que los segundos permiten cargar hasta seis coches dentro de un contenedor.
Las firmas asiáticas que no fabrican en Europa sino que envían los coches ya acabados pueden ver muy seriamente afectados sus stocks, por los que la medida de MG evitará retrasos en sus entregas.
Stellantis, por su parte, confirma que está enviando los componentes más importantes por vía aérea, lo que supone un sobrecoste pero le permite tener en funcionamiento sus factorías de Vigo, Zaragoza y Madrid. En este caso la mayor parte de los componentes que llegan de China son chips y similares, lógicamente ocupan muy poco espacio y el coste del transporte no es muy elevado. Actualmente hasta un 15 % de las compras de fabricantes europeos a Asia llegan a Europa en contenedor por vía marítima, por lo que el problema puede agravarse si se alarga en el tiempo.