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José María Rotellar

Por una política económica liberal-conservadora

La experiencia muestra que la política liberal-conservadora es la que mejores resultados procura

Desafortunadamente, el horizonte económico se está volviendo cada vez más sombrío. El crecimiento del PIB se ralentiza, como escribía el pasado martes en El Debate, y presenta signos de estancamiento, que se confirma con el freno que supone el elevado coste de la energía derivado de una política energética fracasada, que elevó los precios de toda la cadena productiva, avivados, además, por los elevados costes de los carburantes, fruto de la misma política equivocada, que muestra su fragilidad en cuanto hay una perturbación, como la guerra, con impacto directo en industria y agricultura, que constituye una pérdida muy relevante de actividad económica.

Al mismo tiempo, se apaga el consumo de los hogares, la inversión no remonta y la industria y el sector servicios languidecen en esta situación. Los resultados muestran que la actividad económica ha perdido empuje. Los agentes económicos, por tanto, pierden poder adquisitivo; no hay nada más que pasearse por un supermercado para comprobarlo: el alza de precios de muchos productos en el último año y medio ha sido muy importante y ya afecta directamente al poder adquisitivo de la población.

La necesaria política monetaria restrictiva para frenar la inflación hace que la asfixia financiera aumente

La necesaria política monetaria restrictiva para frenar la inflación hace que la asfixia financiera para familias y empresas aumente, afectando, por tanto, a proyectos empresariales y, en definitiva, a la actividad económica y el empleo. También, en el medio y largo plazo se está encareciendo el coste de la deuda de las AAPP, aunque en el corto plazo, por la vida media de su cartera no les impacte y la inflación les haga deber menos principal en términos reales. Todo en un contexto en el que el Ejecutivo aplica una política económica que no es la que necesita la economía y generación de inestabilidad, desconfianza e incertidumbre, tal y como decía el otro día.

Por eso, es muy importante que el centro-derecha ofrezca una política económica diferente a la política económica socialdemócrata, una política económica de ideas, valores y principios propios. La opción liberal-conservadora no puede aspirar a ser «el socialismo que funciona», sino que debe ofrecer -y aplicar cuando gobierne- una política económica liberal-conservadora.

Es muy importante que el centro-derecha ofrezca una política económica diferente a la política económica socialdemócrata

No puede conformarse con entrar en el juego de la subasta electoral de prometer más y más gasto público, porque eso significa más y más impuestos. No puede agarrarse a que será eficaz gestionando el presupuesto, sino que debe ser eficiente en ello, hacer más por menos, de manera que le permita bajar impuestos.

No puede, tampoco, caer en la trampa de centrarse sólo en las rentas bajas, como hace la izquierda, repartiendo subvenciones sin criterio, porque el resto de la sociedad también sufre la crisis, especialmente las clases medias. Ha de ocuparse de todos, por supuesto, y en primer lugar, de las rentas bajas, pero del resto, también, porque la subida de la luz, por ejemplo, afecta a todos, y, para ello, lo mejor es bajar los impuestos sangrantes, solicitando las autorizaciones necesarias a la UE, pero bajándolos.

No puede basar todo el discurso en populismo electoral, propio del socialismo

No puede basar todo el discurso en populismo electoral, propio del socialismo, que puede servir para etapas especiales, como la vivida con la pandemia, pero no para gestionar seriamente, con rigor y con fundamento, que garanticen un largo recorrido. No puede competir con los socialistas en incrementar el presupuesto, aunque trate de dar una de cal y otra de arena bajando impuestos simultáneamente. No puede, en definitiva, competir con la izquierda por ver «quién es el verdadero socialdemócrata».

No se trata de que gane la opción del centro-derecha, sino de que gane para aplicar la política liberal-conservadora, que la experiencia muestra que es la que mejores resultados procura. Si la opción del centro-derecha se equivoca y trata de competir en socialdemocracia y populismo con la izquierda, no ganará, y España necesita que Pedro Sánchez sea derrotado en las próximas elecciones, ya sean éstas en un año o dentro de cuatro tras una legislatura completa.

El centro-derecha debe ir sin complejos, debe exponer la superioridad de sus principios frente a los de la izquierda

El centro-derecha debe ir sin complejos, debe exponer la superioridad de sus principios frente a los de la izquierda, porque la experiencia muestra que las recetas liberal-conservadoras procuran mejores resultados en términos de prosperidad. Debe, con ello, ilusionar a los ciudadanos, tal y como hizo en 1996, con un proyecto reformista, no con una continuidad socialdemócrata bien gestionada. Debe ser otra política, la liberal-conservadora, que es la que la experiencia demuestra que genera prosperidad y riqueza. Confiemos en que el centro-derecha sea consciente de ello, no caiga en complejos frente a la izquierda y el populismo de cualquier signo y así lo haga.