La semana económica
¿Tiene sentido hablar de los beneficios récord de la banca?
Los expertos del sector advierten de que las ganancias propiciadas por la rápida subida de los tipos de interés tienen matices, y llaman a la prudencia
Los grandes bancos españoles han dado a conocer esta semana unos beneficios que ellos mismos han insistido en calificar de récord. Santander anunció más de 11.000 millones de ganancias. BBVA algo más de 8.000. CaixaBank casi 5.000. Sabadell algo más de 1.300.
Estas grandes cifras son sin duda un magnífico caldo de cultivo para que políticos populistas como Yolanda Díaz o el propio Pedro Sánchez justifiquen de nuevo el impuesto a la banca, pero algunos especialistas del sector se apresuran a señalar que habría que mirar si los beneficios de la banca son en efecto tan grandes como se dicen, y también animan a mirar con perspectiva: la rápida subida de tipos ha disparado el beneficio de la banca, pero con los tipos a cero o en negativo no eran tan altos, y de cara al futuro hay incertidumbres. De hecho, los directivos de los bancos han sido, en general, bastante prudentes.
El economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle, un reconocido inversor y gran conocedor de negocios como el de la banca, nos cuenta que «en los titulares aparecen unos beneficios que parecen gigantescos, beneficios entre comillas récord, pero tenemos que saber, y creo que los bancos no lo ocultan tampoco en ningún caso, que la realidad de la rentabilidad de la banca sigue siendo una rentabilidad sobre activos tangibles muy baja, y que por lo tanto están en proceso de mejora. Creo que eso hay que valorarlo y aplaudirlo».
El margen de clientes de la banca es del 2 %, algo más bajo que el 3 % alcanzado el pasado verano
No es ningún descubrimiento decir que la banca no tiene buena imagen entre muchos. Incluso ejecutivos del sector han reconocido en distintas ocasiones que quizá podrían hacer más para mejorarla. Pero más allá de este hecho importante relativo a la reputación de este negocio, el hecho es el que recordaba hace unos días la propia presidenta del Santander, Ana Botín: que en la banca el margen de clientes (diferencia entre el rendimiento del crédito y el coste de los depósitos) es del entorno del 2 %, algo más bajo que el casi 3 % (2,95 %) de media alcanzado el pasado agosto, que fue la mejor cifra de la última década.
El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, insistía este viernes en este punto en su presentación de resultados: «Es muy importante enfatizar que nuestra rentabilidad no es extraordinaria: es razonable. Lo extraordinario fue el bajísimo nivel rentabilidad que tuvimos con los tipos de interés negativos».
Por este motivo todos los bancos se enfocan en lo que llaman la eficiencia: ajustar los costes al máximo para poder obtener el mayor beneficio posible, que es el objetivo de cualquier empresa o emprendedor. Sus carteras han ido hacia crédito cada vez más seguro. Hace diez años eran de mayor tamaño, pero con crédito más arriesgado. Los bancos españoles están trabajando bien, aumentando su rentabilidad tras los años de travesía en el desierto por los tipos negativos, pero el impuesto a la banca y otros riesgos futuros dejan cierta incertidumbre en el horizonte.
El problema de la banca es que acumula cientos de miles de empleados, y en muchas ocasiones la eficiencia significa tener que despedir a una parte para que salgan los números. También crece la digitalización, que a menudo se traduce en una menor necesidad de personas y oficinas.
Además el Gobierno se empeña en incrementarle los costes con impuestos como el de la banca, algo que supone un inconveniente más en su búsqueda de la eficiencia. Aquí el impacto es distinto según el banco, pues va en función de lo que facturen en España. Por ejemplo, BBVA paga más que Santander por este motivo, aunque no mucho más.
Por supuesto que no se trata de canonizar a los bancos, porque evidentemente a veces hacen cosas mal (algunas veces muy mal), como seguro que más de un lector sabe por su experiencia en diferentes productos, pero la contextualización de los márgenes y las incertidumbres futuras aclara que los beneficios pueden no ser tan extraordinarios si se mira al puro negocio.
Y siguiendo también en esta línea, entramos en el debate sobre si los bancos deben aumentar su remuneración del pasivo (cuentas corrientes, depósitos) porque han aumentado los tipos de interés.
Los grandes bancos han dejado claro esta semana que no les interesa hacerlo para que siga creciendo su negocio. Lacalle lo explica de un modo más gráfico: «Si con la inflación que tenemos y los tipos de interés como están se mantienen las hipotecas en el 4,5 %, no podemos pedir que se remunere más el pasivo. Otra cosa sería que las hipotecas estuvieran en el 7,5 % como en Inglaterra o Estados Unidos. Entonces podría tener sentido hacerlo».
En un sistema como el español, en el que somos clientes obligatorios de los bancos, podríamos pensar que tenemos derecho a que nos paguen más por nuestro dinero, más aún teniendo en cuenta que antes habíamos asumido que no podía hacerse por estar los tipos de interés a cero o en negativo. Pero los bancos estiman que tienen que mirar por su negocio para poder pagar a sus empleados, retribuir a sus accionistas y seguir creciendo. Consideran que hay otras posibilidades para que los ciudadanos saquen rendimiento de sus ahorros, como las Letras del Tesoro, y ahora esperan que se recupere la inversión para poder hacer negocio dando créditos, una posibilidad que ahora está en baja. Se suele decir que la banca siempre gana, y ellos quieren seguir haciéndolo de este modo.
Goirigolzarri incide en la necesidad de que España tenga una banca «sana y potente»
En su intervención ayer en Valencia, el presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, sin duda uno de los banqueros más prestigiosos de nuestro país, incidía en la importancia para España de tener «una banca sana y potente. La gran diferencia entre la crisis actual y la anterior es que hemos pasado de un sistema financiero débil a uno fuerte. Para toda la sociedad es bueno que la banca tenga músculo financiero y una rentabilidad potente. Es una responsabilidad transmitir esta idea a todos». Los bancos son la base de la economía de mercado. Sin ellos no podría funcionar, ni la prosperidad alcanzada por la sociedad habría sido tan elevada. Por eso compensa cuidarlos, algo que es perfectamente compatible con que los clientes sigan demandando un servicio de calidad.