Fundado en 1910
Fernando RayónMucha tela

Los ilógicos movimientos en Indra en plena escalada 'militarista' y la millonaria prima de Mercadona

Mientras la empresa de distribución sigue avanzando en sus cifras y repercutiéndolo en sus empleados, la liderada por Murtra va dando más pasos en su enfoque hacia el negocio de la defensa

Los presidentes de Mercadona, Juan Roig, y de Indra, Marc Murtra, muestran caminos diversosPaula Andrade

Si no fuera por las cláusulas de confidencialidad que firman los ejecutivos de las empresas, quizá podríamos saber de verdad lo que está pasando en Indra. Esta semana Borja García-Alarcón, su director financiero, anunció que dejaba su cargo a finales de este mes, tras la presentación de cuentas y resultados; y esta misma semana se supo que se marcha con el mismo cargo a Celsa, el fabricante de hornos eléctricos. La empresa que preside Marc Murtra, el ejecutivo que preparaba Moncloa para CaixaBank, ha agradecido el trabajo de su CFO «por su dedicación y servicios prestados a la compañía» y ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que busca sustituto. Pues veremos.

No son lógicos los movimientos que se vienen sucediendo en los últimos meses en el accionariado de una empresa de las llamadas estratégicas por el Gobierno de España

No es tan lógico que García Alarcón haya durado poco más de un año desde que sustituyera a Javier Lázaro, todo un clásico en la empresa española de tecnología y defensa. Tampoco son lógicos, y los hemos comentado aquí, los movimientos que se vienen sucediendo en los últimos meses en el accionariado de una empresa de las llamadas estratégicas por el Gobierno de España. Me dirán que Telefónica también lo es… o lo era, y tienen razón; pero en Indra también recalan todo un grupo de afines a La Moncloa. En noviembre tomó JP Morgan una participación de más del 10 %, lo que le convirtió en el segundo mayor accionista de la compañía, por delante de la familia Escribano. Una operación en torno a los 267 millones de euros. La entidad financiera se convertía así en el mayor accionista de la compañía solo por detrás del Estado español, que posee algo más del 28 % a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Siempre la Sepi. Pero el 24 de noviembre los Escribano elevaron su participación del 3,4 % al 8 %. Mucho dinero. Lo que sigue sin saberse a día de hoy es si la entrada de JP Morgan ha sido por cuenta propia o a instancias de terceros, quizá preparando la entrada de algún nuevo inversor. Ahí seguimos.

Todos estos movimientos se producen en medio de los rumores sobre una escisión en Indra de su filial tecnológica, Minsait, valorada en unos 2.000 millones de euros; y del intento de tomar la mayoría (51 %) de Tess Defense, la empresa que fabrica el 8x8 Dragón, el blindado de combate, del que el Gobierno español ha encargado 348 unidades. En esta última operación Indra coincide con dos de sus accionistas: Sapa y los Escribano. Todo un alarde inversor de Indra en Defensa, muy del gusto del presidente del gobierno Pedro Sánchez.

Y hablando del Gobierno español, los datos de paro del mes de enero, junto con las previsiones de crecimiento para 2024, empiezan a dibujar un escenario bien distinto al que pregona el Ejecutivo inmerso en la campaña electoral gallega. El crecimiento del 2,5 % en 2023 es todo un espejismo por dos motivos. Primero porque se produce gracias al gasto público; y segundo, porque el resto de los países de Europa se han salvado por los pelos de la recesión. Francia lleva dos trimestres seguidos estancada y Alemania directamente ha entrado en una contracción entre octubre y diciembre del 0,3 %. Y es que toda la economía de la eurozona se paró en el cuarto trimestre. ¿Las razones? Pues la inflación que no cede; los precios del gas y la electricidad que tampoco; los cortes del suministro ruso… Las empresas han tenido que aumentar los salarios y más en España donde Yolanda Díaz, una vicepresidenta en campaña gallega, o incluso romana, se ha dedicado a forzar unas subidas salariales que se van a comer el beneficio de las empresas. Y si a eso sumamos las huelgas en Francia y Alemania, las previsiones de crecimiento para España en 2024 están en torno al 1,5 %, e irán bajando a medida que la inversión -ese es el gran motivo por el que Europa nos baja las previsiones- sigan bajando.

Algunos acudirán a los beneficios récord de la banca, que hemos conocido esta semana, pero hace ya tiempo que éstos no proceden en su mayor parte de la eurozona. También hay que mirar las noticias sobre desinversiones. Por ejemplo, las de Alicia Koplowitz en Aena, Cellnex, FCC y Telefónica. Ya se ve que el fichaje de Javier Fernández-Lasquetty está dando sus frutos. Por cierto, que del exconsejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid quedamos en hablar algún día, pero he de reconocer que cada vez que voy a atacar el asunto, le nombran para un nuevo cargo. Ya acumula la presidencia de Cofares; es miembro del consejo de administración de Morinvest, del consejo asesor de Sagardoy Abogados, y acaba de fichar por Las Rozas Innova, una empresa municipal de la localidad madrileña. Para que luego digan que la política no es rentable. Ni las puertas giratorias del palacio de Buckingham.

La prima de Mercadona a sus empleados hace pensar que los resultados que presentará en marzo serán excelentes

Pero no todo son desinversiones en España. La noticia de esta semana ha sido que Mercadona, la empresa que preside Juan Roig, aprobó media prima más a su plantilla, lo que supone que repartirá más de 600 millones de euros entre sus empleados. La medida incrementa en casi un 50 % las pagadas en 2023: 405 millones. Un aumento que afectará a sus más de 100.000 empleados, y que de paso hace pensar –algo más que pensar– que presentará unos excelentes resultados en marzo.

La cadena de supermercados cerró a finales del año pasado un nuevo convenio laboral en el que figuraba específicamente un incremento salarial ligado a sus resultados frente al vinculado a la inflación. Toda una lección de preocupación social del mundo empresarial. Por supuesto, el silencio atronador del Gobierno y de sus socios va en la línea de los ataques que ya sufrió Mercadona en el pasado, y explica muy bien el abismo cada vez mayor entre la clase política y los empresarios en España. Una pena.