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Apuntes ContablesSusana Burgos

Juan Roig y Mercadona contra la Arcadia feliz del ministro Carlos Cuerpo

Las medidas del Gobierno tendrían más impacto si se aplicaran también a la carne, el pescado o las conservas

El carrito de la compra es un buen indicador para contar la historia de la economía española. Igual que el Big Mac y la inflación, pero seguramente más fiable. Con un claro predominio de frescos, como la carne y el pescado, y una gran cantidad de productos de toda la vida, el del año 2005 hablaba de un país de abundancia. Por aquel entonces la marca blanca sólo representaba el 23 % de nuestra compra. En 2010, con la Gran Recesión, el carro del súper reflejaba una economía de subsistencia: más cereales, más legumbres y un crecimiento de la marca del distribuidor hasta el 34 %. Cinco años después, coincidiendo con una coyuntura bastante más saneada, los productos con etiqueta propia de Mercadona, Carrefour, Eroski o Dia sufrían su primer retroceso desde que cambiamos de siglo.

Y en ésas estuvimos durante un buen tiempo, hasta que a la incertidumbre sobre el empleo y la marcha general de la economía, se sumó una inflación de los alimentos que ha socavado las finanzas domésticas como pocas veces. Más que nada porque, en comparación, el crecimiento de los salarios está estancado. El consumo de la marca blanca en las grandes cadenas de la distribución se ha disparado en 2023 hasta el 74,9 % desde el 62,1 % de un año antes, según Kantar World Panel. Y seguirá subiendo, pues nada hace pensar que esta tendencia se invertirá en los próximos meses por mucho que la propaganda gubernamental intente hacernos comulgar con ruedas de molino.

Ojalá no tengamos que lamentar despidos masivos o cierres de centros logísticos y fábricas

El problema es que el auge de la marca blanca ya está teniendo consecuencias. Y no son positivas. Los trabajadores de Coca-Cola, Danone y Bimbo empiezan a pagar el pato de que sus empresas no hayan sabido o no hayan podido hacerle frente a la fuerte competencia del producto del distribuidor. Sumando los tres casos, hay alrededor de 370 empleos en juego, y ojalá no tengamos que lamentar despidos masivos o cierres de centros logísticos y fábricas. Eso significará que los fabricantes han sido ágiles a la hora de repensar sus modelos de negocio. Aunque no lo van a tener fácil porque las marcas Hacendado de Mercadona, Carrefour, Dia –con todas sus variedades tras el renaming– o Auchan de Alcampo, se han convertido en referentes indiscutibles del mercado. En la mayoría de los casos por su calidad, no sólo por el precio, pero sobre todo por esto último, visto que la bajada o eliminación del IVA de ciertos productos básicos ha pasado sin más pena ni gloria por los lineales del súper.

Las medidas del Gobierno tendrían más impacto si se aplicaran también a la carne, el pescado o las conservas, como viene reclamando el PP desde hace tiempo. Claro que en el Ministerio de Economía no están por la labor; si no lo hizo Calviño antes de irse al BEI, menos aún lo hará ahora Cuerpo. La excusa será que la subida del precio de los alimentos ha empezado a moderarse después de mantenerse por encima del 10 % durante 18 meses; entre marzo de 2022 y octubre de 2023. Pensarán que debemos darnos con un canto en los dientes porque en enero el alza fue «sólo» del 7,4 por ciento. Como si eso no siguiera estrujando el bolsillo de los consumidores.

La apuesta por su marca blanca ha llevado a Mercadona a mantenerse un año más como el supermercado favorito

La apuesta de Juan Roig por sus marcas blancas ha llevado a Mercadona a mantenerse un año más como el supermercado favorito de los españoles. Es otra de las conclusiones del informe de Kantar. Su cuota de mercado alcanza el 26,2 %, un 0,6 % más que en 2022. De seguir así las cosas, dentro de poco podremos decir que uno de cada tres españoles elige la cadena valenciana para hacer la compra, muy por encima del 9,9 % de cuota que tiene el segundo en el ranking, que es Carrefour.

El equipo de Roig optó la pasada primavera por rebajar el precio de 500 de sus productos, muchos de ellos de la marca Hacendado en el caso de la alimentación, Deliplus en cosmética o Bosque Verde en limpieza. La decisión coincidió en el tiempo con aquella obsesiva campaña de Yolanda Díaz a favor de topar los precios para crear una cesta de la compra «asequible» a costa de los márgenes de los supermercados. Pero Mercadona estaba a otra cosa: mantener su estrategia ‘SPB’ –Siempre Precios Bajos– e impedir que sus competidores le arañaran cuota de mercado. Y le salió bien la jugada. Así que a nadie le extrañe que Juan Roig vuelva a ser objeto de los insultos del Gobierno, con renovada inquina quizá. Si bien Ione Belarra ya no se sienta en el Consejo de ministros para llamarle desde allí «capitalista despiadado», den por hecho que otros habrá en la bancada de Sumar o en el mismo PSOE. A quién se le ocurre generar cada año más riqueza y empleo. Estamos tontos o qué.

  • Susana Burgos es periodista especializada en economía y empresas y consultora de comunicación corporativa e institucional