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José María Rotellar

Los precios no se moderan y acumulan una subida del 16,87 % desde que gobierna Sánchez

El presidente vive en una permanente huida hacia delante, esperando que los datos le aguanten hasta que logre su objetivo

Los precios no se moderan, ni en Estados Unidos ni en el conjunto de la UE, que muestra que el problema de la inflación es más persistente de lo que los propios bancos centrales consideraron en su momento.

El peor comportamiento del dato de inflación de enero en Estados Unidos, donde se esperaba que bajase del 3,4 % interanual al 2,9 %, pero que se ha quedado en el 3,1 %, no hace pensar en un cambio de política monetaria de manera inmediata.

IPC de Estados Unidos

De hecho, la subyacente en Estados Unidos se ha acelerado mensualmente, al crecer un 0,4 %, una décima más que el mes pasado, y manteniendo el 3,9 % interanual de diciembre, frente al 3,7 % esperado.

Subyacente

Todo ello, aleja, como digo, la posibilidad de que la Reserva Federal inicie el cambio de ritmo de política monetaria en la zona dólar, de manera que, ahora mismo, se espera que se retrase el momento del inicio de bajada del precio del dinero, probablemente, al menos, hasta junio, y que haya menos bajadas a lo largo del año.

En la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) ya ha venido enfriando la posibilidad de que comience pronto las bajadas de tipos de interés, pues tanto Lagarde como Guindos se han mostrado reticentes a acometerlas en un escenario en el que la inflación mantiene una persistencia notable. Si adelantasen el cambio de política monetaria, podría enquistarse fuertemente de nuevo la inflación, empeorando la situación económica, pues no hemos de olvidar que los precios ya han subido mucho, que el poder adquisitivo de los agentes económicos se ha visto muy reducido. Si los bancos centrales vuelven, ahora, a equivocarse –lo hicieron tardando tanto en reaccionar ante la aparición de la inflación, dejando que se enquistara– su error podría ser fatal.

Y en España, se ha publicado el dato del IPC de enero y confirma lo anticipado por el indicador adelantado de dicho mes, ya que muestra una aceleración de la inflación, al incrementarse el índice general un 3,4 %, tres décimas más que el crecimiento interanual de enero, con un incremento mensual de un 0,1 %.

IPC en tasa interanual

Lo grave es que estos ritmos altos de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo de los agentes económicos. Si con la desaceleración del crecimiento interanual de los últimos meses sucedía eso, pues seguía creciendo, aunque a menor ritmo, ahora que no sólo es que no crezca, sino que, además, se acelera ese incremento de la inflación, la situación empeora.

Recordemos que muchos productos han visto aumentar su precio de manera exponencial: así, sobre niveles ya muy elevados, el precio de los alimentos aumentó un 7,4 % interanual; la carne de cerdo, un 12,4 %; los aceites, un 43,2 %; los productos lácteos, un 0,4%; las legumbres, un 15,6 %; las patatas, un 8,2 %; el pescado, un 4,5 %; el azúcar, un 5,4 %. Todo ello, sobre subidas acumuladas ya muy importantes en los últimos meses.

En cuanto a la inflación subyacente, modera su crecimiento interanual hasta el 3,6 %, pero sigue creciendo respecto al mismo mes del año anterior, también sobre niveles alcanzados muy elevados. Como digo, la inflación no baja, sino que acelera su crecimiento. Todo ello, hace que desde que gobierna Sánchez la inflación haya subido un 16,87 %, mientras que la subyacente, durante su mandato, lo haya hecho un 14,63 %.

Evolución del IPC y de la subyacente desde que gobierna Sánchez

Esto merma renta disponible a los agentes económicos, que se empobrecen, especialmente las familias, afrontando, con los ahorros generados durante la pandemia ya gastados, un horizonte muy difícil, en el que la mitad de los españoles tiene dificultades para llegar a fin de mes, mientras el Gobierno los sigue endeudando y asfixiando con impuestos.

Además, la preocupante evolución del crecimiento económico, basado en el gasto público, que habrá de descender con las reglas fiscales, al estar ya operativas este año; y el turismo y el sector exterior, que se resentirán por la merma de renta de nuestros socios comerciales, que caen, no augura nada bueno. Un crecimiento en el que no dejan de crecer los costes laborales, de manera sostenida, y de caer la productividad, que nos hará perder mercados. Endeudamiento, baja productividad, altos costes, ausencia de reformas y mantenimiento de una inflación elevada, son los malos registros de esta política económica.

Sánchez vive en una permanente huida hacia delante, esperando que los datos le aguanten hasta que logre su objetivo, que no sabemos si puede ser un puesto a nivel internacional, mientras la inseguridad jurídica que genera y el débil apoyo parlamentario con el que cuenta no contribuyen a mostrar un horizonte de crecimiento mejor.