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José Manuel Cansino

El pequeño país que ha irrumpido con fuerza entre los grandes productores de petróleo

La zona donde se ubican los yacimientos es la denominada Guayana Esequiba, históricamente reclamada no sólo por Venezuela sino antes también por España como parte de la Capitanía General de Venezuela

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La demanda mundial de petróleo aumentó en 2,3 millones de barriles diarios durante el pasado año; una situación muy diferente a la que debería acompañar a un exitoso proceso de descarbonización. La mayor parte del crecimiento de la demanda se ha producido en los países no miembros de la OCDE –la organización que engloba a las más poderosas economías mundiales–. De entre los países que más aumentaron su demanda destaca Indonesia por su aumento en la producción de níquel con el que China fabrica sus baterías de litio. Ya nos ocupamos de estos desde esta misma tribuna.

Sin duda la mayor demanda mundial ha sido atendida por el incremento de la producción de petróleo estadounidense que se elevó en 1,5 millones de barriles diarios (mbl/d) sobre su producción anterior. Sin embargo, un pequeño país caribeño –la antigua Guayana holandesa primero y británica, después– ha irrumpido con mucha fuerza entre los nuevos países productores. Su yacimiento más rico está siendo explotado por la petrolera norteamericana ExxonMobil y su nivel de producción ya ha alcanzado los 640.000 mbl/d lo que representa el 0,62 % de la producción mundial. La producción de petróleo de Guyana alcanzará los 1,2 millones de barriles por día en 2027 según la empresa explotadora.

La producción de petróleo de Guyana alcanzará los 1,2 millones de barriles por día en 2027

Guyana no pertenece ni a la OPEP ni a la OPEP+ (organización que, liderada por Rusia, sumó diez países más a los trece miembros de la OPEP). La zona donde se ubican los yacimientos es la denominada Guayana Esequiba, históricamente reclamada no sólo por Venezuela sino antes también por España como parte de la Capitanía General de Venezuela.

La antigua Guayana o, como se denomina por su constitución, la República Cooperativa de Guyana es consciente de la necesidad de proteger sus yacimientos submarinos y costas. El gran amigo norteamericano, también. Precisamente Guyana actualmente negocia con la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa estadounidense la adquisición de, por lo menos, cuatro helicópteros ligeros y sistemas de aeronaves pilotadas remotamente (RPAS). También está en conversaciones con la India para la venta de un número no determinado de buques patrulleros de mediano porte. Estos buques se financiarán por medio de la línea de crédito que el gobierno de Nueva Delhi otorgó a Guyana en 2023 durante la visita del presidente caribeño Irfaan Ali a la India.

Si en 2023 Guyana aumentó su producción en 0,11 mbl/d –el tercer país en aumentar su producción tras EEUU y Brasil–, para 2024, el informe de Repsol a partir de estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, prevé que aumente en 0,2. Todo esto apunta a que los compromisos internacionales en torno a la transición energética no acaban de doblar la tendencia de las cifras absolutas de consumo mundial de petróleo y ni de sus correspondientes emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso cuando se afinan las cifras y se descuentan como no contaminantes los biocombustibles, éstos representan aún tan sólo 3 mbl/d sobre la cifra total de 102 mbl/d. Lo único que cambia es la zona del mundo donde aumenta el consumo y el origen de la producción. Aumenta la demanda en los países no miembros de la OCDE y aumenta la producción en los países no miembros ni de la OPEP ni de la OPEP+.

Todo apunta a que los compromisos en torno a la transición energética no acaban de doblar la tendencia de consumo mundial de petróleo

Antonio Merino, director de estudios de la Fundación Repsol, estima que el precio del petróleo se mantendrá estable entre los 80 y los 85 $/barril durante 2024. Este precio hace rentable la explotación de los yacimientos de EE.UU. y logra equilibrar las cuentas públicas de los países miembros de la OPEP.

En este último caso, la estrategia de sus países integrantes es la de orientar cada vez más su producción a los países emergentes con menores estándares de compromisos con la transición energética al tiempo que diversifican sus inversiones –principalmente a través de sus fondos soberanos– hacia países y sectores mucho menos intensivos en emisión de gases de efecto invernadero.

En esto del calentamiento global sigue aplicándose la cláusula incluida en el Acuerdo de Paris de 2015; todos tenemos una responsabilidad compartida pero diferenciada. Tan diferenciada como para que Guyana se sienta legitimada a ceder la explotación de sus yacimientos a la estadounidense ExxonMobil y que Indonesia multiplique su compra de petróleo para fabricar el níquel para las batería chinas de litio con la que los europeos conduciremos coches eléctricos.

  • José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino