Los beneficiarios de prestaciones por desempleo no dejan de crecer a pesar del descenso del paro
Los expertos señalan la necesidad de dar las cifras de paro efectivo, que incluye a personas inactivas aunque con relación laboral, como los fijos discontinuos
El número de desempleados se situó en España en 2.760.408, el nivel más bajo para un febrero desde 2008, a pesar de que gasto en prestaciones y el número de beneficiarios no ha dejado de crecer. Una aparente paradoja que tiene que ver mucho que ver con el particular método de contabilización que introdujo la reforma laboral de Yolanda Díaz.
En enero se registraron 2,77 millones de parados, un 4,8 % menos que el mismo mes del año anterior; sin embargo, en ese periodo las solicitudes de prestaciones aumentaron un 1,1 % y el gasto en un 4,4 %. De hecho, se trata de la cifra más alta de beneficiarios desde agosto de 2021, cuando todavía se notaban los efectos de la pandemia.
Lourdes Pedrazuela, secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO explica que el número de personas protegidas por las prestaciones no depende tanto del total de parados como de sus cotizaciones. «Si los nuevos parados tienen más cotizaciones que las personas que estaban en paro hace un año –aunque la cifra fuera mayor por entonces–, hoy habrá más parados cobrando la prestación que hace un año», señala.
«Es una buena noticia», prosigue, «ya que indica que los parados de larga duración han disminuido levemente, pues las personas con más de dos años en el desempleo son quienes, seguro, pierden el derecho a paro y deben optar a otro tipo de prestaciones más bajas».
El aumento o descenso del número de desempleados no es un fenómeno estanco, sino el saldo de decenas de miles de personas que salen del paro mientras otras entran simultáneamente. Cuando la economía va bien, el saldo de parados se reduce, pero aquellos que entran en situación de desempleo vienen de acumular largos periodos de cotización, por lo que tienen derecho a prestación contributiva.
Por el contrario, en periodos de crisis, los parados vienen de una situación de precariedad que no les permite acumular periodos de cotización suficientes para cobrar esa prestación. Así, aunque el desempleo crece, no lo hace el total de beneficiarios de ayudas.
Paro efectivo
Valentín Bote, director de Randstad Research, apunta a otra explicación consecuencia de la reforma laboral: «Tenemos que comparar la evolución de los que cobran prestaciones con una variable más amplia como es el paro efectivo, que incluye el paro registrado más los demandantes de empleo que tienen una relación laboral activa aunque estén en situación de inactividad».
Bote se refiere principalmente a los fijos discontinuos, unos 800.000 que no son desempleados registrados. «Si al registrado le sumamos aquellos demandantes de empleo con relación laboral, vemos que este paro efectivo apenas ha descendido en el último año».
Uno de los objetivos de la reforma era reducir la alta tasa de temporalidad en nuestro país. En lugar de aplicar reformas estructurales, la vicepresidenta hizo el juego de trilero, incorporando la estadística de fijos discontinuos a los contratos indefinidos, independientemente del periodo de actividad.
Fijos discontinuos inactivos
En el mes de febrero se registraron casi 820.000 fijos discontinuos, pero el Ejecutivo no quiere –o no puede– concretar cuántos se encuentran en situación de inactividad, así que calcular el paro efectivo es una tarea prácticamente imposible.
Según USO, a los parados registrados habría que sumar 200.436 no ocupados en formación y 354.525 con «disposición limitada o demanda de empleo específico», dejando la cuenta en 3.307.597 millones de desempleados totales. Randstad Research, por su parte, calcula que la brecha es de 767.562 personas, lo que elevaría el desempleo hasta los 3,54 millones; mientras que Cepyme calcula que el paro efectivo es de 3,9 millones.