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Análisis económicoJosé Ramón Riera

Y Yolanda sigue sin hacer su trabajo: el gasto por desempleo crece un 4,4 % en enero

En la Moncloa, que no la soportan, no pueden hacer otra cosa que tragar y tragar

Cada día me preocupa más la ministra de Trabajo, porque cada día hace menos de lo suyo y más de lo de otros y, lo que es peor, enturbiar el entorno económico y empresarial con sus permanentes salida de tono que no vienen a cuento.

Cómico fue la del cohete en el que los empresarios huían del mundo llevándose, a no se dónde, sus enormes fortunas. De puro chiste fue el tema del género en los algoritmos de cálculo de cualquier cosa que, a partir de ahora, tendrían que diferenciar entre ella, ello y elle y me temo que tenemos a los matemáticos trabajando en el MIT de Massachussets, en ver como lo implementan.

Pero la penúltima de sus ocurrencias, la de los restaurantes tienen que cerrar a partir de la una de la madrugada, es atacar a la libertad de apertura de unos negocios que pagan a sus empleados por sus horas de trabajo, es atacar a la línea de flotación de lo que debería de ser su preocupación, que es el empleo, es atacar al turismo, que sigue siendo el mejor modelo de ingresos que tenemos, mientras no inventemos otro.

La penúltima de sus ocurrencias, la de los restaurantes tienen que cerrar a partir de la una de la madrugada

Esta señora tiene dos problemas importantes, es que nadie en el gobierno le para los pies y, por lo tanto, cada vez que habla es para mantener su parroquia de votantes como sea, pero a costa del daño a la economía española y, en segundo lugar, es que su objetivo es dañar el débil sistema empresarial que tiene nuestro país, formado por más de 1,9 millones de empresas sin empleados, porque son autónomos societarios, con 694.000 empresas entre 1 y 2 trabajadores y con 294.000 empresas entre 3 a 5 trabajadores.

Los restaurantes en su mayoría se encuentran en este entorno o, como máximo, en la siguiente categoría, que son de 6 a 9 empleados y hay 135.000 empresas. Atacar a estos empresarios es obligar a prescindir de trabajadores para satisfacer las necesidades de voto de una comunista declarada que no cree que deban de existir empresarios ni empresas.

Pero es que además en el que es su auténtico negociado sigue haciéndolo de pena.

Acaban de publicar las estadísticas de prestaciones por desempleo y quiero que vean ustedes lo que ha pasado sobre el mes de enero del año pasado, en el que ya llegamos a 22.000 millones de euros de gasto total y que ve creciendo como la espuma de la leche caliente.

En este cuadro podemos ver como las prestaciones crecen un 4,4% pasando de 1.993 millones a 2.081 millones en el primer mes del año, mientras que los beneficiarios solo crecen un 1,1% y pasan de 1,901 millones a 1,922 millones.

Por otro lado, los despidos en cifra total han bajado un 4,5% y, por lo tanto, no le puede echar la culpa a los despidos empresariales, para que hayan subido los gastos de prestaciones, sino al vencimiento de muchos contratos que no se han renovado, porque las condiciones de nuestra economía son francamente malas y con una ministra como Yolanda atacando a los empresarios estos no solo no contratan, sino que dadas las circunstancias de sus empresas quitan peso del barco para evitar que este se hunda.

El Gobierno puede decir lo que quiera, la auténtica realidad es que el crecimiento del 2 % se ha hecho a base de gasto público y de deuda. Un gasto público desaforado y descontrolado que además lleva a una necesidad de endeudarse en 29.000 millones en los dos primeros meses del año y que pueden producir en cualquier momento un crac financiero.

La auténtica realidad es que el crecimiento del 2 % se ha hecho a base de gasto público y de deuda

Un país no puede vivir dependiendo del sector público, salvo que queramos ser Cuba, necesitamos mejorar el tejido empresarial y hacerlo que crezca sin parar y a ser posible mover empresas de menos de 10 trabajadores al siguiente escalón y premiar por la creación de empleo y no castigar, como hace Yolanda, cada vez que abre la boca.

Pero el problema es muy sencillo. En la Moncloa, que no la soportan, no pueden hacer otra cosa que tragar y tragar. Hay que reconocer que Pedro Sánchez se ha convertido en una abeja, no para de libar.