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El ministro de Economía sigue subiendo el gasto público y la deuda y poniendo a España en una situación comprometidaLu Tolstova

La semana económica

El 'papelón' de Carlos Cuerpo vendiendo que la economía española va como una moto

El ministro de Economía siempre dice que nuestro país va muy bien, aunque hay datos preocupantes en muchos terrenos

Como ya hacía Nadia Calviño, su predecesora en el cargo, Carlos Cuerpo aprovecha cada ocasión que tiene para decir que la economía española va muy bien, mucho mejor que la media europea. Aunque lo hace por motivos políticos, su empeño podría ser loable si lo que pretendiera es crear una mayor confianza sobre nuestro mercado, porque la realidad es que hay dos indicadores básicos relacionados con la confianza que van mal: la inversión cae y el consumo privado se estanca. De todos modos, probablemente tampoco lograría esa confianza al haber tantos datos maquillados.

La economía española crece gracias al gasto público, que se ha disparado con Sánchez y nos endeuda de una manera de la que ya veremos cómo salimos. El Gobierno resaltaba esta semana que la deuda sobre el PIB a cierre de 2023 ha bajado al 107,7 % frente al 111,6 % que teníamos el año pasado o el 120,30 % de 2020, pero su montante total no para de crecer. A cierre de 2023 era de 1,57 billones de euros, 70.955 millones más que al acabar 2022.

El Gobierno presume de reducción de deuda sobre el PIB, pero el montante total no para de crecer

El Gobierno no quiere cambiar de estrategia, aunque según los números debería hacerlo. Pese a que la recaudación fiscal aumentó el año pasado en 16.000 millones de euros, la mitad que el año anterior, el Gobierno incrementó el gasto en más de 6.000 millones.

La estrategia de Sánchez y de Cuerpo no se modifica, aunque la deuda de la Seguridad Social, el organismo del que dependen las pensiones, ha rebasado con creces los 116.000 millones en 2023, un 7,9 % más que el año pasado. No hay que preocuparse porque lo último que hará un gobierno español es dejar de pagar las pensiones, pero seguramente pensaban lo mismo en Grecia cuando les recortaron un 40 % las pensiones más altas con ocasión del rescate debido a la crisis financiera. Y Europa ya está avisando. La Comisión Europea ha dicho esta semana a Sánchez en un informe que España debe hacer un «esfuerzo adicional» para lograr una reducción «significativa» de los altos niveles de deuda y déficit estructural, porque la acción política ha sido «limitada» al respecto en los últimos años. Parece un toque de atención en toda regla, pero ya se sabe que luego Europa no hace nada, más allá de grandes declaraciones, y menos aún estando en periodo electoral.

Probablemente los griegos nunca pensaron que iban a recortarles las pensiones, hasta que lo hicieron, y a España acaban de darle un toque desde Bruselas

España va bien, dice Cuerpo, pero el poder adquisitivo de las familias disminuye. España es el país europeo en el que más ha caído la renta per cápita en paridad de poder adquisitivo en los últimos cinco años según los datos de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea. El dato contrasta con el incremento de renta per cápita en 18 de los 27 países de la UE, incluidos Portugal (+1,3 %) e Irlanda (+ 23,7 %). La inflación, que ha vuelto a crecer más este mes (18,4 % de inflación acumulada desde 2019), ha hecho que el salario medio haya perdido 615 euros de poder de compra en los dos últimos años, según el Instituto Juan de Mariana. El Gobierno se escuda a menudo en la pandemia y la invasión de Ucrania para explicar por qué a la economía española le cuesta tanto ir bien, pero otros países también han sufrido esos problemas y van mejor.

España es el segundo país de la UE en el que más han subido los impuestos

Además de la mala evolución de la inflación, denominada el impuesto de los pobres por la mayor repercusión que tiene la subida de precios en los que menos ganan, el Gobierno también ha contribuido a la menor capacidad de compra de los españoles subiendo los impuestos. El incremento de la presión fiscal en España entre los años 2018 y 2022 ha sido de 2,9 puntos sobre el PIB, el segundo mayor ascenso entre los veintisiete países de la Unión Europea, como ha estudiado el Instituto Juan de Mariana. En la UE apenas han subido 0,1 puntos, y entre los países nórdicos, a menudo citados por la izquierda española, han caído 2,7 puntos en Dinamarca y 2,1 puntos en Suecia.

En nuestro país seguirán aumentando, como se ha visto entre otras cosas con la cuota de solidaridad, en la que los sueldos por encima de 56.600 euros llegarán a aportar a la Seguridad Social un 6 % adicional en 2045.

Grecia ha sido capaz de bajar su tasa de paro del 19 % al entorno del 10 %; nosotros no bajamos

Además de aumentar la deuda, disminuir el poder adquisitivo de las familias o subir los impuestos, el Gobierno actual está siendo incapaz de disminuir el paro a unas cifras razonables. En la actualidad estamos en el 11,3 % de paro registrado, un porcentaje en teoría menor que cuando Sánchez llegó al Gobierno en junio de 2018 (15,2 %), pero en realidad mayor si se considera la cifra de paro efectivo, real, que se sitúa en el 15,8 % contando el maquillaje de los fijos discontinuos y otras circunstancias. Mientras que Grecia ha sido capaz de bajar del 19,2 % de paro que tenía en el año 2018 al entorno del 10 % en la actualidad, nosotros nos mantenemos en el mismo porcentaje y tenemos 3,9 millones de parados efectivos, un millón más de los que reconoce el Gobierno con el paro registrado.

Ni siquiera el dato del PIB, que Cuerpo ha comentado con tanto orgullo recientemente por ser superior al de la media europea, sale bien al Gobierno si se mira en un plazo más amplio. Nuestro país fue el que más cayó en Europa en 2020, con un desplome del 11,2 % del PIB frente al 5,6 % de la media europea. Desde entonces nos hemos ido recuperando, pero si estudiamos el plazo de 2019 al tercer trimestre de 2023, como hizo el Instituto Juan de Mariana, vemos que nuestro PIB ha subido un 3,3 % frente al 5,6 % del promedio europeo. Nos queda mucho camino por recorrer, y el problema es que muchos economistas piensan que vamos por el trayecto equivocado.