La inflación ha subido un 18,14 % desde que gobierna Sánchez tras el fuerte repunte de marzo
Estos ritmos altos de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo
La inflación repunta, y lo hace con fuerza. A la espera de conocer este miércoles los datos adelantados de la eurozona, hay que recordar que venimos de un último dato asentado, el de febrero, donde en la eurozona, aunque la tasa interanual se haya desacelerado, al pasar de un incremento interanual del 2,8 % en enero al 2,6 % de febrero, el dato mensual se aceleró mucho, al pasar de una caída de cuatro décimas en enero a crecer seis décimas en febrero.
Esto indica dos cosas: en primer lugar, que el retardo externo de los efectos de la política monetaria puede estar siendo más largo de lo deseado. En segundo lugar, que seria conveniente un drenaje más intenso de liquidez para impedir que la presión creciente del gasto público dificulte la correcta transmisión de la política monetaria, hecho que puede estar haciendo que la moderación de los precios esté tardando más en alcanzarse. Veremos este miércoles qué nos dice el indicador adelantado de la UE, pero no parece que vaya a relajarse, especialmente si alguna de las grandes economías, como la española, ven acelerarse la inflación.
Y es que en España la inflación se está acelerando. Se ha publicado el dato del indicador adelantado del IPC de marzo y la inflación repunta. Así, la inflación interanual pasa del 2,8 % al 3,2 % y la subyacente, aunque parece moderar su crecimiento interanual, al pasar de 3,5 % a 3,2 %, realmente no lo hace, pues crece en términos mensuales. De esa forma, el IPC general crece un 0,8 % intermensual, casi un punto, y la subyacente crece, en el mismo período, medio punto.
Esto supone una aceleración también en la tasa mensual, pues la subyacente se mantiene en el 0,5 intermensual, mientras que el IPC general pasa de un 0,5 % intermensual en febrero a un 0,8 % intermensual en marzo.
Lo grave es que estos ritmos altos de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo de los agentes económicos. Si con la desaceleración del crecimiento interanual de los últimos meses sucedía eso, pues seguía creciendo, aunque a menor ritmo, ahora que no sólo es que no crezca, sino que, además, se acelera ese incremento de la inflación intermensual, la situación empeora.
Recordemos que muchos productos han visto aumentar su precio de manera exponencial: así, sobre niveles ya muy elevados, en febrero, último dato disponible con desagregación, el precio de los alimentos aumentó un 5,3 % interanual; la carne de cerdo, un 11 %; los aceites, un 46,2 %, que supone, además, una aceleración sobre el dato de enero; los productos lácteos, un 1 %, que también se aceleran; las patatas, un 7,1 %; el pescado, un 6,7 %, con aceleración sobre enero; el azúcar, un 4,1 %. Todo ello, sobre subidas acumuladas ya muy importantes en los últimos meses.
Todo ello, hace que desde que gobierna Sánchez la inflación haya subido un 18,14 %, mientras que la subyacente, durante su mandato, lo haya hecho un 15,74 %.
Esto merma renta disponible a los agentes económicos, que se empobrecen, especialmente las familias, afrontando, con los ahorros generados durante la pandemia ya gastados, un horizonte muy difícil, en el que la mitad de los españoles tiene dificultades para llegar a fin de mes, mientras el Gobierno los sigue endeudando y asfixiando con impuestos. Una vez eliminadas la mayor parte de subvenciones que camuflaban la evolución de los precios, se ve cómo estructuralmente España sigue teniendo un problema de inflación. El Gobierno pudo maquillarlo con las subvenciones, pero ahora que tocan a su fin se ve de nuevo cómo resurge dicho problema.
Además, la preocupante evolución del crecimiento económico, basado en el gasto público, elemento que lo impulsa pero que habrá de descender con las reglas fiscales, al estar ya operativas este año; y el turismo y el sector exterior, que se resentirán por la merma de renta de nuestros socios comerciales, que caen, no augura nada bueno. Un crecimiento en el que no dejan de crecer los costes laborales, de manera sostenida, y de caer la productividad, que nos hará perder mercados.
Endeudamiento, baja productividad, altos costes, ausencia de reformas y mantenimiento de una inflación elevada, son los malos registros de esta política económica.
Sánchez vive en una permanente huida hacia delante, esperando que los datos le aguanten hasta que logre su objetivo, que no sabemos si puede ser un puesto a nivel internacional, mientras la inseguridad jurídica que genera y el débil apoyo parlamentario con el que cuenta –como muestra el hecho de que no pueda ni siquiera presentar unos presupuestos– no contribuyen a mostrar un horizonte de crecimiento mejor, aunque la trama de supuesta corrupción de las mascarillas puede que eche por tierra esos objetivos internacionales de Sánchez, pero el empobrecimiento ya lo ha dejado en la economía española.
- José María Rotellar es profesor y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria