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La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda DíazEFE

La triquiñuela de Yolanda Díaz para contabilizar 10 veces menos fijos discontinuos inactivos que los expertos

La vicepresidenta aseguró en el Senado que solo había 55.300 personas frente a los 518.175 que calcula Fedea

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró el mes pasado ante el Senado que total de fijos discontinuos que se encuentran en situación de inactividad es era de solo 55.300 personas. La cifra, cifra irrisoria en comparación con la aportada por los centros de estudios económicos, procede de unos datos cocinados por el INE de Elena Manzanera.

El dato de los fijos discontinuos inactivos se ha convertido en uno de los secretos mejor guardados del Ministerio de Díaz. Y es que se trata de una figura que le ha permitido a la ministra reducir drásticamente la tasa de temporalidad sin aumentar los niveles de desempleo, ya que este colectivo no cuenta como parado a pesar de cobrar la prestación y no producir.

«Sacrificar el trabajador temporal por el fijo discontinuo no resuelve los problemas que ya teníamos, por eso necesitamos las estadísticas para entender si se están dando disfunciones y diseñar soluciones», comentaba este lunes el economista de Fedea y la UAM, Marcel Jansen.

Esta institución ha elaborado un informe en el que analiza los problemas para identificar el stock de fijos discontinuos en situación de inactividad y la posterior evaluación de la reforma laboral, y que ha encontrado problemas para identificar los criterios de los distintos registros en la que están involucrados hasta tres ministerios: Economía (INE), Seguridad Social (TGSS) y Trabajo (SEPE).

En el caso de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), utilizados por Díaz para reducir el total a poco más de 55.000 personas, la contabilidad es complicada ya que considera como fijos discontinuos inactivos aquellos con un empleo estacional en el que no trabajaron en la semana de referencia. Si estos realizan regularmente alguna tarea relacionada con el empleo, se clasificación como ocupados; mientras que, si no lo hacen, pasan a ser parados o inactivos en función de que cumplan los criterios exigidos por Eurostat.

«De esta forma, un fijo discontinuo en inactividad en una empresa, puede ser clasificada como ocupada o parada –es decir, como activa o inactiva en la EPA– según cumpla con los criterios de vínculo, búsqueda activa de empleo y disponibilidad. Es decir, ambos conceptos no son asimilables», señala el informe, elaborado por el investigador Florentino Felgueroso.

Empleo secundario

El problema es que, aunque la EPA proporcione información sobre un segundo empleo, solo se conoce el tipo de contrato en el empleo principal, por lo que puede ocurrir que una persona no tenga un contrato fijo discontinuo en el empleo principal, pero sí en el secundario, sin que se pueda identificar como trabajador fijo discontinuo, ya sea en actividad o inactividad.

«Si la persona se clasifica como parado o inactivo no podemos distinguir si es un autónomo, una ayuda familiar, el miembro de una cooperativa o un asalariado», aseguran desde Fedea

Además, las preguntas sobre las razones para no haber trabajado en la semana de referencia no se limitan a los asalariados, por lo que se desconoce la situación profesional ni el empleo que dice tener. «Es decir, si la persona se clasifica como parado o inactivo no podemos distinguir si es un autónomo, una ayuda familiar, el miembro de una cooperativa o un asalariado», añade el estudio.

Aún así, los asalariados con contrato fijo discontinuos crecieron en 270.000 personas entre los últimos trimestres de 201 y 2023 –el triple que en los cinco años previos a la pandemia– hasta situarse en las 650.000 personas. Si se muestra la evolución de los inactivos, de las casi 124.000 personas con un trabajo que no han trabajado ni una hora a la semana por cuestión estacional, algo más de 64.000 se declararon como parados y 55.300 como inactivos. De ahí sacó Yolanda Díaz la cifra.

Pero más allá de que la ministra haya preferido utilizar los datos incompletos de un organismo dependiente a Economía en lugar de los suyos –como son los del SEPE–, los expertos siguen preguntándose por el número de fijos discontinuos en inactividad.

Según el estudio de Florentino Felgueroso del total de 1,42 millones de estos trabajadores que había al cierre de 2022 –apenas nueve meses después de la plena aplicación de la reforma laboral–, 731.000 se encontraban en activo y 753.000 no tenían actividad. Si excluimos aquellos inactivos que estaban en alta en otros empleos, el total se sitúa hasta las 518.175 personas, casi diez veces más que los ofrecidos por Díaz.

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