Por qué España lidera el paro en la UE y aún así las empresas no encuentran trabajadores
El porcentaje de empresas que declaran que la falta de mano de obra es un factor que limita la actividad empresarial ha crecido 17,5 puntos en menos de 24 meses
La tasa de paro en España sigue doblando la del conjunto de la Unión Europea, una diferencia especialmente acusada en lo que respecta al paro juvenil y de larga duración. Además, nuestro mercado laboral da síntomas de los problemas propios de países con porcentajes de desempleo muy bajos, como la falta de mano de obra.
El informe anual del Banco de España desmonta algunas de las numerosas sombras que oculta la supuesta mejora del empleo que defiende el Gobierno. En primer lugar, la recuperación ha venido del aumento del empleo público y la llegada de inmigrantes.
Entre finales de 2019 y finales de 2023, el número de asalariados del sector público aumentó en 340.000 a un ritmo anual del 2,4 %, siete puntos por encima del 1,7 % que se registró en el sector privado. Además, del millón de nuevos ocupados registrados a lo largo de 2022 y 2023, el 54 % eran de nacionalidad extranjera.
El aumento del empleo público ha conllevado a su tiempo una importante caída de las horas trabajadas. La entidad que dirige Pablo Hernández de Cos argumenta que esta disminución a una mayor incidencia del empleo a tiempo parcial –a pesar de que la reforma de Yolanda Díaz tenía como objetivo reducir esta tasa– y de las bajas por enfermedad e incapacidad laboral, producto de las secuelas del covid y «el mayor vigor reciente del empleo en el sector público, donde este tipo de bajas tienen habitualmente una mayor incidencia relativa».
La entidad también alerta baja productividad. En el periodo 2019-2023, el PIB por hora trabajada apenas creció un 0,8 % y ha caído en términos de ocupados un 1,4 %. El Banco de España destaca asimismo que la remuneración en ese periodo apenas ha aumentado un 1,2 % en términos reales, lo que se traduce en una importante pérdida de poder adquisitivo.
A este repunte de costes laborales ha estado condicionado por la introducción del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) para reducir el abultado déficit del sistema de pensiones –la entidad calcula que un incremento de un punto en el tipo efectivo medio de las cotizaciones podría generar en cuatro años una caída del número de ocupados del 0,25 %– y del aumento del SMI que habría superado las recomendaciones del Consejo Europeo sobre salarios mínimos adecuados.
El informe advierte de los efectos adversos en productividad o empleo de eventuales aumentos del SMI
«Alcanzados estos niveles, sería conveniente que eventuales aumentos futuros del SMI tuvieran en cuenta –mediante un análisis ex ante detallado– los posibles efectos adversos que dichos incrementos podrían suponer, en ausencia de mejoras en la productividad, para el empleo de determinados grupos de trabajadores, empresas y regiones», señala el informe.
Pero lo más sorprendente es que, destaca el Banco de España, «a pesar de la elevada tasa de paro, el mercado de trabajo español muestra síntomas de tensionamiento similares a los de otros países con tasas de paro inferiores». Según las encuestas tanto de la Comisión Europea como del regulador español, el porcentaje de empresas que declaran que la falta de mano de obra es un factor que limita la actividad empresarial ha pasado del 25 % a principios de 2022 al 42,5 % a finales de 2023, 17,5 puntos en menos de 24 meses.
Este tensionamiento se puede producir tanto por el lado de la demanda como de la oferta, así como una menor eficiencia en el proceso de emparejamiento entre puestos de trabajo vacantes y trabajadores en búsqueda de empleo o por una combinación de varios de estos factores.
Subsidios «desincentivadores»
El economista y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria, José María Rotellar, apunta también a que los actuales subsidios «desincentivan» la búsqueda de empleo en trabajos de menor valor añadido, cualificación y retribución ya que «prácticamente no les compensa la pequeña diferencia entre trabajar y no trabajar».
El Banco de España, de hecho, coincide al respecto en que resultaría conveniente introducir cambios en la duración de las prestaciones, condicionadas al ciclo económico, y sendas decrecientes en sus cuantías, así como permitir que estos subsidios sean compatibles con el empleo.