PODCASTEl Debate de la Economía
La reforma de Escrivá acelera el deterioro de las pensiones
Hablamos con Ángel de la Fuente y José Ramón Pin Arboledas sobre el presente y futuro de la vida después de la jubilación
La reciente reforma de las pensiones llevada a cabo por el ex ministro de Seguridad Social José Luis Escrivá sigue sembrando muchas dudas. «La reforma no ayuda a mejorar la salud financiera del sistema de pensiones, sino más bien a deteriorarla con rapidez», explica en nuestro podcast Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
A pesar de ello, no teme por su futuro: «Lo último que corre peligro (en nuestro país) son las pensiones», afirma. Ningún Gobierno se atrevería a dañarlas en gran medida, como también reconoce su contertulio, José Ramón Pin Arboledas. «Lo que me preocupa es que las pensiones se lo coman todo: que tengamos que dedicar cada vez más dinero a las pensiones y no quede para otras cuestiones importantes, como la dependencia, la sanidad, el apoyo a las familias o la inversión en infraestructuras», afirma De la Fuente. Por este motivo Pin Arboledas incide en la necesidad de que el Gobierno recorte en gasto innecesario.
A De la Fuente no le parece bien que la actual reforma se haya convertido «en un cheque en blanco para mantener la generosidad actual del sistema, que es mucha. Cada vez vamos a necesitar más dinero para cubrir el hueco creciente entre cotizaciones y prestaciones y quedará menos dinero para otras cosas».
De cara al futuro, De la Fuente apuesta por seguir prolongando las medidas que se iniciaron en la anterior reforma de 2013: seguir subiendo la edad de jubilación; ampliar el periodo de cómputo hasta tener en cuenta toda la carrera laboral; y repensar la conexión de la subida de las pensiones con el IPC: «No queremos que los pensionistas pierdan poder adquisitivo siempre que se pueda pagar, pero convendría dejar algo de margen; no con las pensiones mínimas, cuya subida debe ir lógicamente ligada a la inflación, pero a lo mejor en las máximas podría ponerse un tope de pérdida del poder adquisitivo del 8-10 % para cuando ocurren cosas como la inflación sorpresa causada por la guerra de Ucrania, que supuso un shock económico importante. Hay jubilados que tienen pensiones realmente generosas y pueden contribuir un poco. Blindarlos a todo riesgo no me parece razonable».