La economía sumergida se estanca por encima del 20 %: «Que me bajen los impuestos y entonces pagaré»

Hablar de economía sumergida en España, o de dinero negro, es hacerlo de un modo de vida que asumen como normal miles de trabajadores. Cobrar el dinero en mano al final del mes o al final de la jornada y que no pase por el Estado, no se paguen impuestos, ni haya seguridad ante los servicios prestados por ese trabajador que prefiere hacerlo «sin factura».

Las cifras nunca van a ser precisas y los porcentajes del dinero negro que se mueve en España oscila entre un 20 y un 25 %, aunque sigue anclado a esa horquilla desde hace años. Un nuevo estudio de febrero de 2024 de Science Direct sitúa la media de Europa en un 21,9 % y a España en un 20,2 % de economía sumergida. Como ejemplo, se puede ver como Luxemburgo (8,9 %), Países Bajos (8,1 %) o Austria (9,5 %) son los más transparentes, mientras que Bulgaria (47,4 %), Rumanía (45,5 %) o Croacia (40,7 %) son los que más dinero mueven fuera del radar de su fisco.

Mientras veamos mejor pagar 50 euros por un arreglo menor en casa que 60,50 euros con factura, la economía seguirá muy sumergida en España. La recaudación de impuestos que se prevé para 2024 es de 7.355 millones de euros, lo que representa un 9 % más que el año 2023, según el plan de Presupuestos Generales. Esta recaudación no hace que se reduzca el dinero ni que se disminuya ese «florecimiento» de la caja B de los españoles, como presume el Gobierno.

La paz social

El periodista Jordi Benítez entrevistaba en El Debate a Lepoldo Abadía y le hacía una pregunta que el economista contestó:

–¿Por qué, década tras década, España tiene tan anómala tasa de paro, que no se corresponde con lo que se ve en las calles?

–Desde hace años se habla de una economía sumergida de un 25 %, supongo que del PIB. Esto explicaría por qué, con una tasa de paro tan elevada, hay una paz social bastante «normal».

Por un lado, el olfato periodístico de quién no ve tanto paro en las calles como dicen las cifras, por el otro, un veterano de la ingeniería económica señalando sin dudas a la economía sumergida. Hasta le ponía cifras, un 25 % del PIB. Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) calculan que la economía sumergida española oscila entre los 230.000 y los 240.000 millones, según datos de 2021. Lo que supone el 16,9 % del Producto Interior Bruto (PIB), un 2,9 % por encima de la media ponderada de la Unión Europea.

El economista José Ramón Riera asegura que «hace unos días se publicaba un informe en el que el Gobierno estimaba que la economía sumergida o informal se había ido reduciendo en los últimos años hasta quedar reducida al 15 %» y asegura que «posiblemente, una de las razones es que cada vez se hace más difícil salirse del control del sistema. El temor y el miedo es cada vez mayor y el uso de la Inteligencia Artificial y los sistemas de computación actuales, unido al terror que genera la Inspección Tributaria y la capacidad para filtrar la información nos deja a los ciudadanos y a las pymes indemnes frente a la Administración».

El terror que genera la Inspección Tributaria y la capacidad para filtrar la información nos deja a los ciudadanos y a las pymes indemnes frente a la AdministraciónJosé Ramón RieraEconomista

Otro de los actores que juega la baza de la economía sumergida es Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, que hace un año avisaba de que «había mucho margen» para bajar impuestos en España. «La economía sumergida es el 24 % cuando en el resto de Europa es el 13 %. Hay un gap enorme de gente que no paga en este país y los que pagamos, pagamos mucho más que los europeos. Ahí hay mucho margen fiscal», aseguró.

En España la construcción ha jugado un papel fundamental en el crecimiento del dinero negro. Entre 2004 y 2007, antes de la crisis de las hipotecas basura, se generó un aumento relevante. El plan de la constructora que levantó el barrio donde vive Juan era quedar con cada inquilino y pedirles una cantidad extra en efectivo. «Nadie se negaba, nos teníamos que considerar afortunados por acceder a esos pisos», explica. Ese dinero nada tenía que ver con la hipoteca que firmaban después con su banco correspondiente. Pasados los años Juan comenta que «en los veranos, en la piscina, los vecinos hablan de todo y en muchas conversaciones se sacó el pago que cada uno hizo en 'B' y las cifran iban de los 6.000 a los 25.000 euros, pero no había motivo para pedir una u otra cantidad, debió ser aleatorio».

La respuesta siempre es la misma 'que me bajen los impuestos y entonces pagaré'Empleada de una asesoría de empresas

En 2022 Alicia también compró en el mismo barrio que Juan. «Mi piso tiene tres habitaciones, dos plazas de garaje y trastero y también es de precio limitado», comenta. El problema de la constructora es que, como ya se escuchaban rumores de que en esa zona se pagaban cantidades en 'B' por acceder a pisos, tuvo que idear una nueva forma de cobrar ese dinero. «Me hicieron pagar una factura de 75.000 euros a cambio de amueblar los baños», desvela. Esos espacios apenas eran de cuatro metros cuadrados y no se podía poner más que un mueble y un pequeño armario que se hubiese solventado con 1.500 euros.

En las asesorías de empresa ven pasar la economía sumergida delante de sus ojos. «Aquí el dinero negro es una constante entre muchos de nuestros clientes, lo dan por bueno y nos lo exigen incluso a nosotros cuando les hacemos la renta, el IVA o los resúmenes anuales», explica una empleada. «La labor de concienciación es un piloto automático, ellos nos vienen con muchas menos facturas de las que deberían, nosotros les explicamos cómo funciona el sistema de impuestos, les damos soluciones legales para evitar problemas mayores o inspecciones y la respuesta siempre es la misma 'que me bajen los impuestos y entonces pagaré'».