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Crónica económicaFernando Rayón

¡Qué va a ser de nosotras! BBVA sondea al consejo y accionistas del Sabadell antes de lanzar una opa

No hay más que echar un vistazo a la prensa libre barcelonesa para darse cuenta de por dónde van los tiros

Carlos Torres (BBVA) y Josep Oliu (Sabadell)Paula Andrade

Nadie dijo que fuera fácil, ni siquiera a sabiendas de que todo debía negociarse en el puente madrileño más largo y, además, en plena campaña electoral catalana. Pero el que pensó las fechas en el BBVA ya sabía que ni los días de vacaciones ni los mítines serían problema. Tampoco las condiciones de la fusión/absorción. Aquí las dificultades de verdad las iban a poner las empresas catalanas que están bien arropadas por el Sabadell: un ¡qué va a ser ahora de nosotras!... y cosas por el estilo. Y tenían razón.

No hay más que echar un vistazo a la prensa libre barcelonesa para darse cuenta de por dónde van los tiros. Algunos hablan de «pérdida de competencia», palabro que repiten algunos empresarios, sindicatos y políticos catalanes. El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Josep Santacreu lo ha dejado negro sobre blanco: «El Banc Sabadell juega un papel fundamental en la vertebración del empresariado catalán, ya que es un banco de servicios focalizado en dar un apoyo a la empresa, el empresariado y el ecosistema emprendedor que consideramos primordial como un actor para el desarrollo económico». ¡Ay el ecosistema! Ojalá fuera lo que él dice: un ecosistema emprendedor, pero hace ya mucho tiempo que ese «ecosistema» se volvió tan irrespirable que 5.216 empresas lo han abandonado desde el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017. Solo en aquel mes y el siguiente más de 3.000 empresas salieron por piernas, y el goteo continúa hasta hoy.

Una de aquellas empresas fue el Banco Sabadell que, el 5 de octubre de 2017 trasladó su sede social a Alicante. Luego le siguieron Caixabank, Gas Natural –hoy Naturgy–, la Fundación Bancaria La Caixa, Abertis, Cellnex, Colonial, SegurCaixa, Applus+, Catalana Occidente, eDreams, VidaCaixa, Indukern, Planeta, Hotusa, Codorníu, Idilia Foods, Cementos Molins… y tantas otras.

Pero, lejos de remitir, aquel éxodo ha seguido hasta 2023. Y aunque en los seis primeros meses del año pasado, solo huyeron de Cataluña 49 empresas, la cifra se duplicó tras las elecciones generales. Cosas del resultado y de los pactos y de la ley de amnistía. En el segundo semestre, la cifra se duplicó hasta las 128 empresas, según los datos del Informe sobre Cambios de Domicio Fiscal de Informa D&B, que ya contamos en este diario.

Y en este contexto estábamos en 2024. Los bancos –Santander y Caixabank– anunciaban el martes beneficios récord en el primer trimestre, cuando la cadena británica Sky News se saltó el guion y adelantó desde Londres el nuevo interés del BBVA por fusionarse con el Sabadell. La cadena anunciaba también que el banco presidido por Carlos Torres ya tenía contratados a JPMorgan –siempre JP, accionista por cierto del Sabadell– y UBS para la operación. El objetivo: crear el tercer mayor banco de Europa por capitalización detrás de BNP Paribas y Santander. Ante el anuncio, el BBVA tuvo que mover ficha con la CNMV y con el ministerio de Economía que, como es habitual, pilló a Carlos Cuerpo en zapatillas. A los que no pareció sorprender fue a los dos bancos que, mensajes al margen, empezaron a ver cómo la Bolsa acusaba inmediato recibo.

La fusión por absorción incluía el cambio de una acción del BBVA por 4,83 del Sabadell. Al no ser una opa solo faltaba para el acuerdo el visto bueno del consejo de administración del Sabadell y de la junta. Eso no quitaba para que, inmediatamente, contrataran a Morgan Stanley, Goldman Sachs y Uría para salvaguardar los intereses de sus accionistas. Y aquí sigue el juego: en sus accionistas. Son ellos los que podrían romper la baraja si finalmente el BBVA tuviera que opar el banco catalán. Y como el Sabadell no tiene núcleo duro de accionistas, BlackRock y otros fondos americanos –que lideran su propiedad– tendrían la palabra. Ahí es nada.

La oferta, aunque ahora dicen que podría ser escasa, no es mala

Pero la oferta, aunque ahora dicen que podría ser escasa, no es mala: una prima elevada, el 30 % con respecto al precio de cotización del Sabadell del lunes. La caída en bolsa del BBVA cercana al 6,6 % y la subida del Sabadell del 5 % han acercado mucho el precio de la oferta. Dicen los analistas que el truco de los mercados está en dividir la acción del BBVA por la del Sabadell y si sale 4,83 o algo similar, es que la cosa va bien.

La pelota, sin embargo, sigue estando en la respuesta del Sabadell. En su consejo de administración de mañana lunes. Mi impresión es que pedirán una mejora en la propuesta. Son conscientes de que el banco fusionado sumaría junto a Santander y a CaixaBank, casi el 70 % de los activos en el país.

Los políticos, que siguen en lo suyo, ya no hablan de poner multas a las empresas que se fueron de Cataluña, o de otorgar beneficios fiscales a los que se marcharon para que vuelvan. Saben que las legalidades tienen un límite. La consejera de Economía de la Generalitat, Natàlia Mas, mostró un sorprendente «respeto» por la decisión que finalmente se tome, aunque volvió a la matraca del pobre Santacreu: «Los ciudadanos y las pymes catalanas necesitan más entidades financieras, y no menos». Más preocupado, y con razón, está el presidente valenciano Carlos Mazón, que ve cómo la sede social del Sabadell puede irse a Bilbao. Palabras mayores.

Presiones no les van a faltar a Josep Oliu, presidente del Sabadell, ni a sus consejeros. Los sindicatos hablan ya de una reducción de plantilla del 15 % (el banco catalán tiene unos 5.900 empleados). Pero ahí también podrán negociar. Y en los consejeros del fusionado: la oferta al Sabadell está ahora en tres no ejecutivos, uno de ellos vicepresidente.

¿Y el Gobierno, qué dice? Pues en ausencia de zapatillas Cuerpo, el triministro Félix Bolaños ya ha dicho que era una buena noticia contar con entidades financieras «sólidas, punteras y líderes en la UE y en el mundo». Mañana lo veremos.