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Diego Barceló

Por qué el gobierno de Milei «está condenado» al éxito

Si se comprende que la inflación es un fenómeno monetario, y sabemos que el Banco Central dejó de emitir y no emitirá ni un peso más, es cuestión de tiempo que la inflación desaparezca

​Directivos de alto nivel de Telefónica, Santander y Mapfre, entre otros, se reunirán el sábado con Milei en Madrid

El Congreso argentino está debatiendo la segunda versión de la llamada Ley de Bases, que incluye un amplio conjunto de medidas liberalizadoras. Su primera versión, presentada en diciembre apenas inaugurado el nuevo gobierno, fue tan desfigurada durante el trámite parlamentario que Javier Milei prefirió retirarla algunas semanas después.

En el discurso del 1º de marzo, cuando el presidente abre el período de sesiones ordinarias del Congreso, Milei ofreció alcanzar un gran pacto, a firmarse el 25 de mayo (día del comienzo del primer gobierno patrio, en 1810). El Pacto de Mayo» se ofreció con una condición: la aprobación previa de una nueva versión de la Ley de Bases. Los tiempos ya son muy apretados, por lo que es probable que la Ley no se apruebe a tiempo, por lo que tampoco habría Pacto de Mayo.

Aunque no se apruebe la Ley ni haya Pacto alguno, el gobierno de Javier Milei se encamina a ser el de mayor éxito al menos en lo que va del siglo. Explicaré por qué.

En primer lugar, en ese escenario sin nuevas leyes durante cuatro años, la inflación sería derrotada. No es una opinión ni una esperanza; es una constatación. Si se comprende que la inflación es un fenómeno monetario, y sabemos que el Banco Central dejó de emitir y no emitirá ni un peso más, es cuestión de tiempo que la inflación desaparezca (las decisiones de los bancos centrales tardan hasta dos años en desplegar todos sus efectos; los pesos que emitió Massa seguirán molestando hasta finales de 2025).

La inflación ya está bajando. A comienzos de diciembre, la misma era de algo más del 1 % POR DÍA (una dinámica hiperinflacionaria), se moderó a 25 % en diciembre, cayó a 11 % en marzo y para mayo se proyecta un 5%, que sería el mejor dato en dos años.

Además, el gobierno terminaría sus cuatro años de mandato sin déficit fiscal. Tampoco es una opinión ni una esperanza; es una constatación. Es lo hecho por el gobierno en sus primeros meses y no hay razón para pensar que vaya a cambiar. Mucho menos si es una de las «pocas» cosas que puede hacer por la imposibilidad de aprobar leyes.

Si el gobierno no puede aprobar ni una sola ley en cuatro años, lo que nos quedaría es la situación normativa actual congelada, pero sin inflación ni déficit fiscal. ¿No es evidente que con «solo» eso sería un éxito extraordinario?

La realidad será mejor, porque la inflación y el déficit fiscal desterrados desatarán varias consecuencias positivas. La primera es el derrumbe de la prima de riesgo. El viernes anterior a las elecciones de noviembre, la misma era 2.412 puntos base. Tras cuatro meses sin déficit fiscal, ahora ronda los 1.200 p.b. A medida que pase el tiempo, la credibilidad de esa política irrenunciable crecerá y esta prima seguirá bajando.

La prima de riesgo marca el nivel mínimo al que puede financiarse el sector privado. Aún son tipos de interés prohibitivos, pero a medida que siga bajando, más proyectos de inversión se harán viables y comenzará a florecer la inversión.

Eliminar el déficit fiscal tiene otra consecuencia: como el gobierno no demanda nuevos créditos, los bancos, para hacer negocio, no tienen más alternativa que prestarle a familias y empresas, alentando el consumo y la inversión.

La caída de la inflación y la prima de riesgo, y los primeros síntomas de reactivación, realimentarán la confianza. Gradualmente, los argentinos dejarán de transferir sus dólares al exterior e irán ingresando en los bancos los dólares que ahora guardan en «el colchón».

La reactivación hará crecer genuinamente la recaudación tributaria. Como el Gobierno de Milei no quiere robarles el dinero a los contribuyentes, el aumento sostenido de la recaudación se usará para bajar impuestos. Y así surgirá el círculo virtuoso «menos impuestos – más confianza – más inversión – más empleo – más consumo – más actividad – más recaudación» y vuelta a empezar.

Si se aprueba la ley de Bases y se acuerda el Pacto de Mayo, mejor. Pero, aunque no se concretaran esas iniciativas y no se aprobara ninguna ley en cuatro años, la economía argentina se estabilizará, tendrá una presión tributaria en descenso, intervencionismo estatal en retroceso y actividad económica subiendo. Lo suficiente como para anticipar que el gobierno de Milei será el más exitoso en décadas.

  • Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados. @diebarcelo