Cesta de la compra, ciberseguridad y algunas preguntas incómodas en la discreta cita madrileña de los más poderosos
Hay quien siempre ve una mano negra en las exclusivas reuniones del Club Bilderberg, que desde el pasado jueves a hoy domingo reúne en la capital española a líderes políticos, empresarios, científicos, y responsables de medios de comunicación
Tiene mucho morbo eso de que el Club Bilderberg se reúna en Madrid. Y aunque Ana Botín, José Manuel Entrecanales y Pablo Hernández de Cos ya han participado en otras ocasiones, la representación española se ha multiplicado hasta los once representantes en esta 70ª edición. Novedad es la presencia de Carlos Cuerpo y José Manuel Albares, que sin duda añade un toque gubernamental a ese grupo que reúne a las personas más influyentes del mundo. Desconozco cómo se ha tomado Yolanda Díaz su ausencia. Ella que tiene tanto que aportar a los debates sobre conflictos globales presentes y futuros. Ellos se lo pierden.
Hay quien siempre ve una mano negra en las exclusivas reuniones de este Club que, desde el pasado jueves a hoy domingo reúne en la capital española a líderes políticos, empresarios, científicos, y responsables de medios de comunicación. Pero, lo que siempre resulta más interesante es que los empresarios escuchen de primera mano por donde se mueven la geopolítica y las inversiones a corto y medio plazo. La presencia española se completa con la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño –quizá por eso se ha apuntado su delfín Carlos Cuerpo–; la presidenta de Coca-Cola, Sol Daurella; el director del El Español, Pedro J. Ramírez; el presidente del grupo Planeta y Atresmedia, José Crehueras; el exsecretario de Estado de Asuntos Exteriores (PP), Ildefonso Castro, y el presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz. Por cierto, si tienen un rato echen un vistazo a un informe de este centro de análisis español. Se titula: La competitividad de la Unión Europea frente a Estados Unidos: la brecha se agranda. La falta de tecnología sigue lastrando a Europa.
Pero, como decía, al margen de los políticos, son los empresarios los que más hablan y preguntan en las reuniones. En esta edición participan Albert Bourla (Pfizer); Michael O'Leary (Ryanair Group); Christian Sewing (Deutsche Bank AG); Musafa Suleyman (Microsoft IA); Murray Auchincloss (BP); Daniel Ek (Spotify); Mark J. Carney (Brookfield); David H. Petraeus (KKR Global Institute); Jane Fraser (Citigroup); Stacey Abrams (Sage); Roger C. Altman (Evercore); Marco Alverà (zhero.net); Valérie Baudson (Amundi); Lorenzo Bini Smaghi (Societé Générale); Charlene de Carvalho (Heineken); Demis Hassabis (Google DeepMind); Colm Kelleher (UBS); Kasia Kieli (Warner Bros); Patrick Pouyanné (TotalEnergies); o Wael Sawan (Shell), entre otros.
Como los asistentes dicen verdades como puños, no se permiten grabaciones ni comunicados a la prensa
Han hablado de inteligencia artificial –uno de los temas previstos– pero también de otras cuestiones como el clima y las guerras de Ucrania y Oriente Medio. Como los asistentes dicen verdades como puños, no se permiten grabaciones ni comunicados a la prensa. Tampoco los asistentes pueden llevar acompañantes, ni parejas, ni escoltas. Nos hemos quedado sin Koldo García ni Begoña Gómez. Otra pena.
Me dicen que han hablado mucho Nadia Calviño y Carlos Cuerpo, aunque ya lo hacen habitualmente. A Nadia no le hubieran colado el «no es no y no», de la OPA del BBVA. Aunque ya empiezan a matizar posturas desde el Gobierno. También en el Sabadell, que ve en los sobrecostes que tendrá para el BBVA un elemento añadido que sus ejecutivos pregonan a los cuatro vientos. Y el otro tema habrá sido, claro está, el sucesor del gobernador del Banco de España. Cos andaba cerca para dar su opinión. Nadia trae nombres y también nombras, pero todo depende de los apoyos y… de lo que pase en las elecciones europeas.
Es verdad. Todo está parado a la espera de lo que ocurra tras las europeas. Y no tanto por el resultado sino por la ficha de dominó que se moverá en Cataluña. Esta semana, me confirman, siguen saliendo empresas. Y no es de extrañar. La eventualidad de que Carlos Puigdemont pueda forzar nuevas elecciones si no es propuesto president, o incluso forzar la caída del Gobierno español sigue añadiendo inseguridad a una legislatura cada vez menos sostenible por la ausencia de presupuestos.
Por eso todo está paralizado, menos las empresas que operan en el extranjero, que siguen haciendo negocio. Allí sus gobiernos les dejan. Pero en España seguimos donde estábamos. Dice el profesor Buesa que hay confusión conceptual en el Ministerio de Economía; y que la tasa de aumento del PIB y el número de empleos definen el caos de Sánchez y Cuerpo. Los problemas, en realidad son otros, y el Banco de España en su informe anual los señala: baja productividad, insuficiente tamaño de las empresas, paro estructural elevado, reducida inversión, educación deficiente, innovación mediocre, instituciones débiles, envejecimiento poblacional, desigualdad y desorden en las finanzas públicas…
Hubo quien preguntó a Cuerpo por qué el Gobierno español no ve con buenos ojos la fusión de dos bancos nacionales
Me dicen que en la jornada de ayer del Club Bilderberg no se habló tanto de guerras como de seguridad y ciberseguridad pero también –cómo no– de economía. La estrella fue el control de la inflación que no cesa –y que nuestro Gobierno ignora–; y los altos tipos de interés que siguen lastrando el crecimiento. También la fortaleza y exposición de las empresas. Hubo quien preguntó a Cuerpo –que ya no va en zapatillas– por qué el Gobierno español no ve con buenos ojos la fusión de dos bancos nacionales; y también por qué se permite intervenir en esa fusión. Algunos españoles se miraron. Son cosas que no se entienden más allá de nuestras fronteras.
Y mientras los líderes mundiales se preocupan de las cosas de comer –nunca mejor dicho: de la cesta de la compra– aquí seguimos con Puigdemont y la amnistía; con campañas electorales infinitas y sin proyecto presupuestario. No es fácil competir así. El turismo nos está dando un respiro, pero las cosas podrían cambiar. Como dijo uno de los asistentes, «nada va a ser igual en el futuro si no hay seguridad para los particulares y las empresas». Su empresa es líder mundial en este tema. Y es que la geopolítica a veces resulta mucho más cercana de lo que creemos o, incluso, de lo que nos cuentan. Pero ese es el futuro, y no el que nos cuentan en los mítines.