Fundado en 1910

Entrevista

Joaquín Pérez (USO): «A la cifra oficial del paro le falta un millón de personas. Hay maquillaje»

El líder de la tercera fuerza sindical de España denuncia el trato de favor que se da a los dos principales sindicatos: UGT y CCOO

Unión Sindical Obrera (USO) es un sindicato español fundado en torno al año 1950 en núcleos cristianos de clase obrera. Actualmente es la tercera fuerza sindical de ámbito nacional por número de afiliados y de delegados sindicales, por detrás de Comisiones Obreras (CCOO) y UGT. Su independencia le ha llevado a ser muy crítica con cuestiones como la falta de realidad en los datos del paro en España. Su autofinanciación, que alcanza el 93 %, le permite en buena medida esta libertad. Sobre esta materia y muchas otras hablamos con el secretario general del sindicato, Joaquín Pérez da Silva. Cumple seis años en el cargo y veintiséis en la organización.

–¿Cómo ve los datos más recientes del paro, los aparecidos el martes?

–Similares a los de los últimos años. Se ha bajado la contratación respecto a años anteriores. Hay una cierta ralentización, y los rasgos fundamentales son los mismos que en los últimos meses: muchísimos contratos (1.339.653) para que el paro descienda en 60.000 personas. Es la prueba más evidente de que lo que pasa: hay una rotación crónica en el empleo. Se destruye la grandísima mayoría del empleo que se crea. Es más: se está destruyendo empleo tradicional, que era el de verdad, no el de ahora.

Hay una rotación crónica en el empleo. Se destruye la gran mayoría del que se crea

–¿Por qué?

–El de ahora no es un contrato indefinido real. Se le llama indefinido, pero que se destruye con absoluta facilidad. La media de duración de un contrato de trabajo ahora mismo es de 45 días. Hace tan solo tres años era de 56. Es la prueba más evidente de que la contratación y la calidad del empleo está descendiendo. Si uno ve los números gruesos, puede decir que hay 21 millones de afiliados a la Seguridad Social. Evidentemente, es un dato positivo. Todo lo que lleve a más, tiene que ser positivo. Lo que pasa es que hay que rascar y ver realmente qué pasa con el empleo. Si consideramos empleada a una persona que en realidad no está activa, bien porque es fijo discontinuo o porque está en formación, al político le viene fenomenal porque maquilla las cifras. Puede decir que hay 2.600.000 desempleados en España, pero ahí falta más de un millón de personas que no está trabajando. Y luego, entre todos esos cotizantes, hay una masa muy importante que tiene un empleo que no le da para vivir. Ahí somos bastante críticos y de manera constante, y eso es algo que a algunos no les gusta.

El de ahora no es un contrato indefinido real. Se rompe con una facilidad absoluta

–¿Se está precarizando el empleo en España?

–Sin ninguna duda. Los contratos duran cada vez menos. Dos de cada tres contratos a jornada parcial tienen nombre de mujer. Y luego hablamos de políticas de igualdad. Ya estamos garantizando el salario y la futura pensión de la mujer a la baja, de una manera crónica. Poco estamos avanzando. Por otro lado, si se ven los datos de altas y bajas en la Seguridad Social los lunes y viernes, llama muchísimo la atención la cantidad de gente que obtiene un contrato indefinido que termina el próximo viernes. Personas que trabajan uno o unos pocos días al año, o unas pocas semanas (los fijos discontinuos), reciben el nombre de empleados, cuando todos sabemos que están cobrando un subsidio o una prestación y realmente no son trabajadores activos: no van todos los días o de una manera frecuente a trabajar. Por otra parte, acaba de comentarse en el Congreso de los Diputados que vuelve a haber un incremento del riesgo de pobreza y de la exclusión social. Con cifras históricas de afiliación a la Seguridad Social, resulta que se incrementa la pobreza y la exclusión social. Hay que ver qué pasa con el empleo, con el diálogo social, con las políticas laborales. Podemos llamar a un contrato indefinido o como queramos, pero si no da más estabilidad ni más calidad en términos de jornada, ni da para vivir, para desarrollar una vida normal, estamos hablando de subempleo no de empleo.

Los contratos cada vez duran menos. Dos de cada tres contratos parciales tienen nombre de mujer

–Entonces, el empleo no va tan bien como dice el Gobierno.

–La realidad es que España lidera el desempleo en la Unión Europea, también el desempleo juvenil. Las tres últimas reformas laborales han cosechado el mismo fracaso. Los números pueden mejorar y deslumbrar en los buenos momentos, pero luego la realidad es otra. El trasfondo de las tres últimas reformas ha sido el mismo: mejorar los números de forma rápida y electoralmente rentable, que es lo que quieren los políticos. Harían falta políticas transversales para propiciar un cambio de modelo productivo hacia la ciencia, la digitalización, la tecnología, el empleo de valor... Pero no se hace, y dentro de ocho años, que la calidad del empleo la arregle el que esté. Se está haciendo un daño tremendo al tejido empresarial productivo y a la composición del mercado laboral. Si seguimos por esa vía, continuaremos con los mismos resultados, y en cuanto venga la flojera económica, se destruirán cientos de miles de puestos de trabajo.

Si seguimos por la misma vía, cuando llegue la flojera económica se destruirán cientos de miles de empleos

–Así también es difícil que mejoren los salarios, como pide reiteradamente la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

–Los mejores salarios están en las comunidades autónomas donde el peso industrial está muy por encima de la media. De todos modos, en España ha habido una pérdida de poder adquisitivo muy potente en los últimos años para los trabajadores, funcionarios y los pensionistas, aunque en este último caso se les ha garantizado de otras maneras. Nadie puede decir hoy que tenga más poder adquisitivo que hace cuatro años. El IPC se ha incrementado alrededor de un 20 % en este periodo y no conozco a nadie que haya visto aumentado su sueldo en esa medida.

La pérdida de poder adquisitivo en España en los últimos años ha sido muy potente

–Los representantes de las empresas (CEOE y Cepyme) se quejan en ocasiones de que se les deja fuera de las decisiones que les conciernen, como la subida del salario mínimo interprofesional.

–CEOE y Cepyme han acordado muchos temas con este Gobierno y con los anteriores. Han conseguido bastantes victorias. En cuanto a la representación empresarial, es un debate suyo, pero hay muchos empresarios de este país (no solo pequeños o autónomos: también medianos) que no se sienten representados por ellos. Deberían reflexionar sobre esta cuestión.

–Acaba de aprobarse la prevalencia de los convenios colectivos autonómicos y provinciales sobre los sectoriales sin pasar por el diálogo social.

–Sí, y no solo no ha pasado por las patronales; tampoco por los sindicatos denominados de manera injusta más representativos de este país. No les han pasado nada ni han podido aportar nada. Vamos a ver qué derivada puede tener. Ahora esta cuestión está muy circunscrita al País Vasco, pero puede tener derivadas en otras muchas provincias. Hay muy pocos convenios autonómicos. Hay convenios provinciales que pueden generar desigualdades entre provincias. Hay trabajadores que pueden tener condiciones laborales distintas según el centro de trabajo en el que estén. Los sindicatos estamos demandando mucha más homogeneidad en la legislación laboral. En España vamos en la dirección contraria. Ya estaba permitido y se hacen con normalidad los acuerdos de empresa que mejoran el convenio de referencia. Funcionaban bien. No vemos la necesidad de modificarlo con una prevalencia que solo puede traer problemas y desigualdades.

La nueva reforma de los convenios solo puede traer problemas y desigualdades

–¿Cómo llevan en su sindicato el protagonismo de UGT y CCOO?

–En España tenemos una Ley Orgánica de Libertad Sindical que surge en la Transición y en la que se hace un traje a medida para que haya dos grandes fuerzas sindicales: UGT y CCOO. En su momento pudo tener sentido, pero es la única ley orgánica que no se ha transformado en nada en todos estos años. Se les ha blindado frente a cualquier otra opción sindical que pueda proponer un modelo distinto. Las elecciones sindicales solo pueden ser propuestas por los sindicatos más representativos, a no ser que otro sindicato tenga el 10 % de la representación en ese sector o el comité de empresa. Si hay una controversia en unas elecciones, el árbitro lo ponen ellos. Les hemos dado una especie de bendición. Todos los partidos políticos dicen que verían razonable un cambio en este sistema, y también que es muy complicado hacerlo. Hay una tara democrática que no se consigue resolver. No hay democracia sindical en España. Nosotros tenemos un modelo sindical distinto, independiente de los partidos políticos, y ellos tienen prebendas en términos de financiación, presencia y en que se les permite una falta de claridad y transparencia respecto a lo que negocian con el Gobierno. Los partidos negocian un acuerdo en los despachos y luego lo pintan de diálogo social. Luego se hacen una foto con los empresarios y los sindicatos y lo llaman diálogo social, pero en realidad es un monólogo social. La patronal ha entrado en ese juego, y en cierto modo le puede estar pasando factura.

Seríamos partidarios de eliminar todas las subvenciones a los sindicatos

–¿Eliminaría las subvenciones a los sindicatos?

–En USO apostamos por la autofinanciación: vivir de nuestras cuotas y no depender de ningún gobierno de ningún color que te esté dando cosas. Actualmente lo logramos en un 93 %. A partir de ahí, seríamos partidarios de que se quitaran todas las subvenciones a los sindicatos; ahora bien: mientras se las sigan dando a algunos, no vamos a renunciar ni a seguir soportando que nos dejen a un lado. Si las quitasen todas, teniendo como tenemos un 93 % de autofinanciación, no nos harían ningún daño. Dicho esto, los liberados institucionales por encima de la ley cuestan cien veces mas que cualquier tipo de subvención a delegados sindicales, y tienen salarios que pagamos todos.

Sorprende la poca transparencia que hay con los liberados sindicales. Cuestan muchos millones y no sabemos cuántos hay

–¿Cuántos liberados sindicales hay en España?

–No lo sabe nadie. Son como los ovnis. Se habla de en torno a 15.000. Lo grave de los liberados sindicales es que hay unos que son razonables: han obtenido unos resultados, le tocan tantas horas sindicales, las pueden repartir entre una serie de personas y es perfectamente legal. La normativa contempla que puedan desarrollar su función. Hasta ahí, todo muy bien, pero los liberados institucionales lo son por su jeta. Sujeto una serie de liberaciones en función de una serie de acuerdos y con eso vamos tirando. Sorprende la poca transparencia que hay con esta cuestión. ¿Por qué las comunidades autónomas no publican el número de liberados que tienen, de los dos tipos, sobre todo los que tienen que ver con la Administración Pública? Los estamos pagando todos. Estamos hablando de muchos millones de euros. Pueden ponerte una multa en Alpedrete hoy y te llaga a casa pasado mañana, pero en España no sabemos el número de liberados sindicales que hay, pagados por todos.