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Fernando Rayón
Fernando Rayón

La semana negra de Naturgy y el trasfondo de un fracaso

Es difícil que prosperen las OPAS en España. Hay tantos intereses, y es tan omnipresente la presencia del Gobierno antes, en medio, y al final de cada operación, que los actores en liza se cansan y se vuelven a su casa

Actualizada 04:30

El fondo australiano IFM quema las naves para lograr su objetivo

Hay que seguir la pista a Naturgy a pesar de su caída en bolsa. Al tiempo

Mucho se ha escrito esta semana sobre el fracaso de la OPA del grupo emiratí Taqa y Criteria, el brazo inversor de la Fundación La Caixa, sobre la energética española Naturgy. Tras dos meses de conversaciones, el lunes el holding español informó a la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV) que «daba por terminadas» las conversaciones con Taqa sin que se hubiera llegado a ningún acuerdo. Otro tanto hizo Taqa con el regulador de Abu Dabi. Las razones de la ruptura no las explicaba ni uno ni otro. Conclusión: las acciones de Naturgy se desplomaban en bolsa un 15 %, su mayor caída bursátil desde la pandemia.

Lo que a partir de entonces vivimos es lo de siempre. Una colección de reproches y explicaciones brumosas sobre lo ocurrido, aprovechando las terminales mediáticas de unos y otros. Todo para evitar dar explicaciones a quien debían: a los accionistas que se han quedado con cara de tontos sin conocer realmente lo ocurrido. Pero al margen de unas afirmaciones –que por repetidas no tienen por qué ser ciertas– de que no ha habido un único motivo, es bueno recordar lo que ya hemos dicho alguna vez: es difícil que prosperen las OPAS en España. Hay tantos intereses, y es tan omnipresente la presencia del Gobierno antes, en medio, y al final de cada operación, que los actores en liza se cansan y se vuelven a su casa. Una pena, especialmente para Naturgy en este caso. Pero vamos al asunto.

El precio, que siempre tiene que ver, no fue la razón última de la ruptura

Para empezar, la culpa se ha echado –cómo no– a los accionistas. Al margen del 26,7 % que tiene Criteria, los dos fondos internacionales CVC y GIP, son propietarios de un 20 % cada uno de la gasista. Muchas han señalado al primero, asegurando que quería más dinero por su paquete, cosa que ellos han negado con vehemencia. Pero los 27 euros por acción que reclamaban parece que sí que han pesado en la valoración de una compañía que quiere transformarse de cara al futuro. El caso del fondo norteamericano GIP es más complejo. Ahora mismo está en proceso de ser comprado por la primera gestora de fondos del mundo, BlackRock, y le vendría muy bien vender su paquete en Naturgy, incluso a los 21 euros en que acabó cotizando la semana pasada tras el desplome.

Pero el precio, que siempre tiene que ver, no fue la razón última de la ruptura. Según me cuentan, Taqa y Criteria firmaron un MOU (Memorándum of understanding) con todos los detalles y claves de la OPA. Y fue ya, con el MOU firmado, y la OPA anunciada cuando, semanas después Taqa se descolgó pidiendo nuevas condiciones adicionales que afectaban a la gobernanza futura de Naturgy. En ellas no había solo peticiones de nuevos consejeros sino, sobre todo, reservarse el nombramiento de un CEO que decidiera el futuro desarrollo de la compañía. La reacción de Criteria fue volver a remitir a Taqa al MOU inicial con el argumento de que no se podían cambiar las reglas de juego a mitad del partido. Y es entonces cuando Taqa da marcha atrás en la operación. Ni más ni menos.

¿Qué ha habido diferencias en el precio de la acción? ¡Pues claro! En que OPA no las hay. Pero la razón última del fracaso ha sido otra. Eso para los que aún creen que los árabes llegan a España como amigos inversores y solo para conseguir plusvalías, y que, en realidad no quieren mandar… sólo invertir. Pues no. Eso ya no se lo cree ni José María Álvarez-Pallete.

¿Y qué puede ocurrir a partir de ahora? Pues aquí es donde aparece el cuarto accionista, el fondo australiano IFM que, a la vista de la retirada de Taqa, propuso a CriteriaCaixa una OPA conjunta para reorganizar la propiedad de Naturgy. No es una novedad. En 2021 IFM ya lanzó una OPA parcial sobre la compañía española que le ha llevado a tener hoy un 15 % del capital. Aquella operación no gustó a Criteria que –siempre defensora de la españolidad de nuestras empresas– se vio forzada a aumentar su participación. A Isidro Fainé, que vio fracasada su OPA con el fondo controlado por el gobierno de Emiratos Árabes, y que ya sabe que CVC y GIP están deseando salir del capital de Naturgy, le quedan pocas parejas de baile. Y además IFM no es como Taqa, no pide un gobierno conjunto con Criteria en la energética. O al menos no pone esa condición como punto de partida.

Tampoco quedan ya muchas opciones más, a no ser que la SEPI siga queriendo liarla. Y tampoco le sobra el dinero

Quizá por eso, el mismo lunes, en el mismo comunicado a la CNMV, Criteria anunciaba que «continuará explorando alternativas que permitan asegurar el proyecto industrial de Naturgy y acelerar su crecimiento mediante opciones que den estabilidad al accionariado de la compañía». Verde y con asas. Tampoco quedan muchas opciones más a no ser que la SEPI siga queriendo liarla. Y ya tampoco le sobra el dinero.

Mientras tanto Criteria se sigue preparando para la operación, y CaixaBank ha vendido el 2,546 % que le quedaba en Telefónica. Una desinversión que supone un traspaso al mercado de un 1,576 % con un valor aproximado de 626 millones de euros. A partir de ahora toda la presencia del holding en Telefónica será desde CriteriaCaixa. Una presencia que sitúa en torno al 5 % y que pretende llegar al 10 %. Si a esos 626 millones de caja que ha hecho Criteria le sumamos los 625,4 que ha recibido de su salida de Cellnex –la empresa de torres de comunicaciones–, tendremos una explicación de lo que se avecina. Hay que seguir la pista a Naturgy a pesar de su caída en bolsa. Al tiempo.

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