Niño Becerra: «Nos hemos acostumbrado a crecer con deuda, y eso es un error garrafal»
Analizamos con este economista el lunes negro de la Bolsa y sus consecuencias sobre la economía mundial y española
Los efectos del lunes negro en las Bolsas mundiales siguen coleando, y se multiplican los análisis de especialistas y bancos de inversión sobre lo que ha pasado y hacia dónde podemos ir. Hablamos con Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica por la Universidad Ramón Llull, para conocer su versión.
—¿Cuál es su análisis sobre el lunes negro que vivieron anteayer las Bolsas mundiales?
—Las distintas publicaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), incluida la última, del 18 de julio, no advierten de ningún problema en la economía estadounidense. Aquí hay un problema muy grave: la economía mundial se ha acostumbrado a funcionar en entornos de grandes cantidades de dinero que se consiguen prácticamente gratis. La deuda ha alcanzado dimensiones gigantescas, especialmente en Estados Unidos, y esto ya está creando tensiones. Ahora se busca que allí bajen los tipos de interés. Hace cuatro días se apuntó la posibilidad de que bajara el crecimiento en Estados Unidos. Goldman Sachs apuntaba en 2023 la posibilidad de que ocurriera. Mientras tanto, las Bolsas han seguido subiendo. Se ha creado una burbuja, en concreto con las tecnológicas, que se basa en una cantidad de dinero monstruosa que no se corresponde con la realidad.
La deuda ha alcanzado dimensiones gigantescas, especialmente en Estados Unidos, y esto ya está creando tensiones
— ¿Qué consecuencias podría tener?
—El problema principal sería que el resto del mundo concluyera que es inasumible la cantidad de deuda de Estados Unidos que circula por el mundo. Entonces Estados Unidos tendría un problema. Pero es que este lunes hemos sabido que su deuda supera ya los 35 billones de dólares. Es brutal, inasumible. Son 266.000 dólares por hogar, 104.000 por habitante. Es absurdo. Estados Unidos tiene una moneda que se basa en eso. El resto del mundo lo acepta, y eso es muy peligroso. Ahí está realmente el problema.
—Para explicar la caída de la Bolsa, se ha argumentado también que los datos de empleo en Estados Unidos han sido peores de lo esperado.
—Me parece más bien una excusa. Y la idea de que esto repercutiera luego en Japón, porque iba a tener un impacto en sus exportaciones… La Bolsa de Japón subió ayer. ¿Se ha resuelto ya el problema? Lo que pasa es que la Reserva Federal ya ha dicho que es inminente una bajada de cincuenta puntos en los tipos de interés. No lo sé. Creo que la información de que disponemos está en gran medida apartada de la realidad.
—Esa hecho redunda en mucha incertidumbre. ¿Puede venir un gran crack en la economía sin que lo esperemos?
—No lo creo, porque no le conviene a nadie. Pero no tiene lógica que el índice Nikkei esté en 34.000 puntos, estando como está la economía japonesa, o que el Dow Jones esté en 38.000, pero estas masas de dinero están yendo a las Bolsas, y sobre todo a empresas tecnológicas. Ya sabemos que los precios los marca el mercado, pero que la capitalización de Nvidia supere los 2,5 billones de dólares… Más aún teniendo en cuenta que empieza a haber incertidumbre sobre que la inteligencia artificial empiece ya a generar beneficios. No va a ser inmediato.
—¿Augura entonces más bajadas en los mercados?
—Las bolsas están carísimas. Deberían bajar, pero eso no quiere decir que vaya a haber un derrumbe generalizado. No encuentro razones para ello, pero es verdad que hay un exceso de capacidad productiva, el coche eléctrico no está evolucionando como se pensaba... Eso es verdad, pero lo que ha dicho Trump de que viene otra depresión… No tiene lógica. Ahora, lo que es cierto es que el mundo se ha acostumbrado desde hace unos años a moverse en un exceso de dinero muy barato. Quiere volver a eso, y eso no es real.
La economía española está cogida con alfileres. Otra pandemia se la llevaría por delante
—¿Habrá recesión en Estados Unidos?
—¿Pero qué es una recesión? ¿Que caiga el PIB dos trimestres consecutivos? Es posible, pero no parece probable que ocurra por los crecimientos que está teniendo Estados Unidos. Lo que pasa es que ahora se llama recesión a cualquier cosa: si el consumo baja, quizá se genere un minipánico y a eso lo llaman recesión. Nada apunta a que vaya a producirse. Hace dos años podía pasar, pero ahora, insisto, el truco está en la deuda de Estados Unidos. Es la variable que hay que vigilar. Si el resto del mundo concluye que el nivel de deuda de Estados Unidos es inasumible, tenemos un problema.
—¿Por qué?
—El resto del mundo se plantearía si el dólar realmente vale lo que vale. De hecho, es la estrategia de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en concreto de Rusia y China: promover que el dólar no vale lo que Estados Unidos dice que vale, aunque no lo digan así. Hay la idea de que el dólar se ha convertido en un valor refugio, y eso puede ser correcto en una atmósfera de una economía saneada y potente, pero una economía con una deuda de 35 billones no tiene nada de saneada.
—Luego está la incertidumbre en la evolución de los problemas geoestratégicos: Ucrania, Oriente Próximo...
—Que Estados Unidos esté dando F-16 a Ucrania, que el Reino Unido le suministre misiles Storm, y que Rusia siga vendiendo combustible para centrales nucleares a Estados Unidos y el Reino Unido, hace que la situación sea menos preocupante de lo que podría ser. Rusia sigue vendiendo petróleo y gas licuado a Europa. Otra cosa sería que dijeran se acabó y se rompieran las relaciones diplomáticas. Entonces, cuidado. Y en cuanto a Oriente Próximo, puede ocurrir algo importante, ¿pero a quién beneficiaría? El precio del petróleo se dispararía, ganarían las petroleras, ¿pero quién más? Si el estrecho de Ormuz llegara a cerrarse, e Irán ha amenazado con hacerlo, habría un problema. Cuando hay un conflicto, hay que preguntarse a quién beneficia.
—¿Cómo ve la situación de la economía en España?
—La situación económica de España se resume con dos cifras: en el 2023, el 70 % del crecimiento lo generó el turismo; en lo que llevamos de 2024, el 75 % del crecimiento lo ha generado la hostelería, el comercio y el transporte. Somos una economía de volumen. Crecemos porque vienen muchos turistas que van a bares, que consumen, eso incorpora factor trabajo a la economía... pero la productividad en España ha caído el 19 % en veinte años. La economía española está cogida con alfileres. Si viniera otra pandemia, se la llevaría por delante.
—También estamos muy endeudados.
—Es lógico. El Gobierno español dice: si la deuda en Estados Unidos está en 35 billones, ¿por qué no voy a estar yo en 1,6? Me siguen comprando la deuda igual. España está pagando los intereses, que este año van a superar los 37.000 millones. El problema será cuando alguien se cuestione la deuda de Estados Unidos, porque luego se cuestionarán todas las demás; entre ellas la española, desde luego. Nos hemos acostumbrado a crecer con deuda, y eso es un error garrafal. La deuda, cuanto más baja, mejor. Lo que pasa es que se está empleando para todo; hasta para pagar gastos corrientes. No tiene ni pies ni cabeza. La deuda se basa en la confianza de que vas a pagar los intereses, porque el principal no se paga nunca. Basar el crecimiento en dar por supuesto que van a comprarte unos papeles, me repugna. Un componente del pago de las pensiones es la deuda. No tiene ni pies ni cabeza.