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Tren de Talgo en Alemania.

Tren de Talgo en Alemania.Sergio García Moñibas

Escribano niega tener interés en Talgo, pese a la presión del Gobierno

Sostienen que les mezclan en batallas que desconocen porque están de moda a raíz de su entrada en Indra

El Confidencial informaba ayer de una reunión secreta mantenida entre representantes del Gobierno, Criteria Caixa y el grupo industrial español Escribano para tratar de convencerles de que participaran en una oferta por Talgo, en detrimento de la no deseada y ya presentada en marzo por el consorcio húngaro Ganz-MaVag.

El diario señala que la reunión no acabó bien, y el propio Ángel Escribano, consejero delegado de la empresa que lleva su apellido, confirma a El Debate que no les interesa entrar en Talgo: «No sabemos nada, y nos mezclan en algo que desconocemos. No sé qué es Talgo. Sé que es una empresa que fabrica trenes, pero desconocemos todo lo que tiene que ver con Talgo. No sabemos, y nos mezclan en asuntos porque debemos estar de moda».

«No hemos negociado ni con el Gobierno ni con Criteria. Como estamos de moda por haber entrado en Indra, ahora nos adjudican todo. Nos parece estupendo. Si nos lo regalan, bien, pero yo no puedo entrar en nada. Talgo no nos interesa», añade. Criteria, el holding empresarial de La Caixa, tampoco entrará en Talgo si no lo hace con un socio industrial.

En cuanto a la entrada de Escribano en Indra, en donde ya alcanza el 8 %, su consejero delegado señala que «es una apuesta. Los hay que mienten y dicen en la prensa que son empresas grandes y que tienen planes para invertir cien millones, y nosotros los invertimos de verdad. Hay todo tipo de empresas».

El objetivo de llegar al 10 % ha quedado en segundo plano: «Lo era cuando la acción de Indra estaba en once euros. Ahora está disparada (ayer valía 17 euros). Lo que tenemos es lo que podemos permitirnos. Ahora es inviable. Somos gente humilde y trabajadora; una empresa salida desde abajo, con mucho esfuerzo».

Escribano, que diseña y fabrica en Alcalá de Henares estaciones de armas o torres que sirven de apoyo a las metralletas que se ubican en blindados y barcos de guerra y que se exportan prácticamente en su totalidad, cerró 2023 facturando 115 millones de euros y este año llegará a alrededor de 225 millones. Tiene más de 1.000 trabajadores en plantilla.

El Gobierno tiene tres meses para seguir buscando

A final de julio el Gobierno requirió más información al consorcio húngaro Ganz-Mavag, que es el único que hasta ahora ha presentado una oferta formal para comprar Talgo, a 5 euros la acción. Esta maniobra del Gobierno le permite ganar tres meses (hasta final de octubre) para seguir buscando a alguien que quiera comprar Talgo, ya que el Ejecutivo de Sánchez no quiere ver ni en pintura a los húngaros.

Lo tiene difícil. Sucesivamente han ido desmarcándose los compradores que a priori más podían encajar: desde la española CAF y la suiza Stadler al principio, a la checa Skoda recientemente.

El tiempo pasa, y el Gobierno no consigue encontrar a nadie que le ayude a evitar que los húngaros, procedentes de un país que no les gusta y de quienes sospechan conexiones con el dinero ruso (aunque ellos lo han negado reiteradamente), se hagan con Talgo, a la que consideran una empresa estratégica por su capacidad tecnológica única.

Quizá al final no les quede más remedio que dejarles, si se agota el plazo de tres meses o si la Comisión Europea actúa por no tener justificación el veto a la operación por parte del Gobierno español. La presidencia europea de turno la ocupa además Hungría hasta final de año, algo que podría intentar utilizar.

Por otra parte, hay que recordar que la compra de Talgo no es necesaria para su salvación como empresa. Ha recuperado sus márgenes y tiene una cartera histórica de pedidos. El motivo de los movimientos es que el principal accionista de la compañía quiere vender su participación, y lo hará a los húngaros si le dejan o no surge alguna oferta mejor.

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