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El presidente de Renfe, Raúl Blanco, y el ministro de Transportes, Óscar Puente, defienden el interés de la empresa española.

El presidente de Renfe, Raúl Blanco, y el ministro de Transportes, Óscar Puente.Lu Tolstova

Renfe pierde la cabeza y pide a Talgo el cese del jefe de mantenimiento de los trenes Avril S106

Los trenes causantes de los incidentes de la semana pasada son los únicos que han dado problemas, pero su responsable podría pagar los platos rotos

El diario El País adelantaba ayer y El Debate ha podido confirmar que Renfe ha pedido a Talgo el cese de Javier Fernández Sánchez del Peral, director general de Tarvia, empresa participada por Talgo (51 %) y Renfe (49 %) y responsable del mantenimiento de los trenes que fabrica la compañía ferroviaria española.

Con ello el presidente de Renfe, Raúl Blanco, y el ministro de Transportes, Óscar Puente, tendrían ya el chivo expiatorio que pagaría por los incidentes del 5 de agosto, cuando 494 personas se quedaron atrapadas más de dos horas en un tren Avril S106 en Madrid sin luz ni aire acondicionado, o por las 479 incidencias que Renfe dice que este tipo de trenes ha provocado desde que comenzaron a rodar por las vías españolas el pasado 21 de mayo.

En su opinión el culpable sería Javier Fernández, aunque en Talgo aseguran no haber recibido ninguna petición de cese: «Renfe no ha pedido ni a Talgo como accionista ni al consejo de administración de Tarvia el cese de ningún miembro de la dirección de Tarvia. En todo caso, cualquier decisión al respecto debería plantearse en el consejo de administración de Tarvia, que es el órgano facultado para cualquier decisión de la compañía».

Hasta aquí llega la defensa de Talgo, que ha decidido no pronunciarse sobre las amenazas de petición de indemnizaciones del Ministerio y de Renfe ni sobre el hecho de que se le hayan echado todas las culpas de los incidentes ocurridos. Como contamos en este artículo, los problemas que está habiendo con el funcionamiento de los trenes de Renfe no son solo de Talgo.

El mismo experto con el que hablábamos para este artículo no sale de su asombro ante la petición de cese: «No parece lógico pedir la cabeza de alguien de otra empresa con la que compartes aventuras», sostiene Iñaki Barrón, que ha trabajado durante 41 años en Renfe-Adif. «Tampoco parece lógico pedir la cabeza de quien está manteniendo una flota de trenes más antiguos que no está dando problemas: los Talgo pato y patito y demás modelos funcionan perfectamente. Solo está dando escándalos un tren nuevo. Los trenes nuevos no suelen presentar problemas de mantenimiento, sino de juventud, y de eso no creo que tenga la culpa quien los mantiene», añade.

Barrón lamenta que, «por lo que se ve, después de los escándalos y de la indignación que han causado los numerosos incidentes del verano, la solución que se encuentra es pedir cabezas ajenas. Los problemas que han ocurrido no han sido solo las averías, sino la gestión de las mismas». Recuerda que, «por un problema mucho menor (tanto como que unos trenes que iban a ser construidos se suponía que no iban a caber en los túneles), hace unos meses dimitió la secretaria de Estado y el presidente de Renfe», pero ahora parece que no va a dimitir nadie del Gobierno.

Mala publicidad para Talgo

Los incidentes de la semana pasada y noticias como la petición de cese del jefe de la empresa de mantenimiento son una mala publicidad para Talgo, que sigue inmersa en el proceso de venta que impulsó su accionista mayoritario. El consorcio húngaro que presentó su oferta formal por Talgo hace cinco meses, la única hasta el momento, aseguró que podría ayudar a la compañía española en su producción de trenes, y así paliar los retrasos en las entregas que está teniendo debido a su ingente cantidad de pedidos. Sin embargo, la compra no se ha llevado a cabo de momento porque al Gobierno no le gustan ni el origen húngaro del consorcio ni su sospecha de conexión con dinero ruso, que los húngaros niegan, y declaró la empresa estratégica.

La relación entre Renfe y Talgo ha empeorado de manera notoria desde que la primera recibió el 21 de mayo parte de los 30 modelos S106 que adquirió a la segunda. Recibió solo 22, y lo hizo con años de retraso. De momento solo once están en funcionamiento. Como consecuencia Renfe ha solicitado una indemnización de 160 millones de euros a Talgo por los retrasos, a la que se unió otra de 390.000 euros el pasado martes por las «graves incidencias técnicas» ocurridas en la mañana del lunes. Frente a todos estos acontecimientos, el departamento de Comunicación de Talgo ha optado por guardar silencio.

Por otra parte, la compañía se está recuperando en Bolsa de estas malas noticias. Aunque el 5 de agosto cayó a 3,99 euros, ayer su acción cerró en 4,09 euros, un 1,74 % más que el día anterior, un 0,99 % más que en los últimos cinco días y un 2 % más que hace un mes. Sin embargo, ha perdido un 10,5 % en los seis últimos meses. La oferta que plantearon los húngaros es de 5 euros por acción.

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