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Fernando Rayón
Fernando Rayón

El Gobierno intenta vender Talgo mientras Óscar Puente se carga al jefe de mantenimiento de la empresa

Sánchez y su Gobierno alargaron tres meses al plazo para autorizar la opa húngara a la espera de encontrar a alguien más solvente al que puedan convencer

Actualizada 04:30

El ministro Óscar puente y el presidente de Renfe, Raúl Blanco, tienen trabajo por delante.

.Lu Tolstova

Esto pasa por dejar a Óscar Puente de imaginaria en verano. Mira que hay ministros y cosas para gestionar. Pues no, le tenía que tocar a él. O Pedro Sánchez pensó que ya el chamusque era tal, que el desastre de los trenes tampoco podía afectarle más. Pues otro desastre.

El caso es que, como ya les conté, el Gobierno no quiere vender Talgo al grupo húngaro Ganz-Mávag. Su oferta -cinco euros por acción- suponía una mejora del 21% sobre la última cotización del fabricante español de trenes. Pero al Gobierno no le gustaban los húngaros y se buscó a la checa Skoda para hacer una contraopa. Semanas después, los checos siguen sin hacer ninguna oferta al Consejo de Talgo, ni saben qué hacer con los 78 millones en pérdidas que acumulan en Skoda. Quizá también pretendían que los pusiera el gobierno español.

Así las cosas, Sánchez y su Gobierno alargaron tres meses al plazo para autorizar la opa húngara a la espera de encontrar a alguien más solvente al que puedan convencer. Hasta ahí los hechos. Tres meses de pax romana a la espera de un primo que con CriteriaCaixa pueda trincar Talgo.

Pero no puede haber paz si dejas a Puente cuidando el rebaño. Los trenes han seguido con problemas. Y, quizá por eso, El País y El Debate publicaron que Renfe había pedido a Talgo que cesara a Javier Fernández Sánchez del Peral -director general de Tarvia, empresa participada por Talgo (51 %) y Renfe (49 %)- por ser el supuesto responsable del desastre de los trenes durante estas vacaciones. ¿Qué está pasando?

494 personas se quedaron atrapadas más de dos horas en un tren Avril S106 en Madrid sin luz ni aire acondicionado, pero a esa incidencia se habían sumado otras

El 5 de agosto se produjo la gota que colmó el vaso: 494 personas se quedaron atrapadas más de dos horas en un tren Avril S106 en Madrid sin luz ni aire acondicionado –ya saben que ha hecho calor estos días–, pero a esa incidencia se habían sumado otras 479 que Renfe atribuye a un modelo que comenzó a circular el pasado 21 de mayo. Y hay más.

Me cuentan desde el Consejo de Administración de Talgo que la mala relación con Renfe dura ya bastantes meses. Reconocen que es verdad que el pedido de 30 unidades del Avril S106 que debían entregar el 21 de mayo no lo cumplieron por un exceso de producción; pero también señalan que «ya habíamos advertido a Renfe que solo podríamos entregar 22 y tampoco entendemos que solo estén funcionando 11». Dicen también que Renfe ha pedido una indemnización de 160 millones de euros a Talgo por los retrasos, a la que ha sumado otra 390.000 euros por las «graves incidencias técnicas» de la última semana. «Pero tampoco hemos querido sacar ningún comunicado; ni siquiera para desmentir que en Talgo hayamos recibido ninguna petición de cese. Renfe es accionista de Tarvia y podría haber planteado al Consejo de Administración cualquier queja, pero tampoco ha sido así. Y no ha sido así porque en Renfe saben muy bien que las unidades de Talgo no han sido las únicas que han tenido problemas. Son ellos y no Talgo lo que no funciona».

Desde Talgo ya no se callan, y empiezan a ver otros intereses en el retraso de la opa y en el señalamiento ahora de Renfe

Y sigue: «Señalar a Javier Fernández como responsable del mantenimiento de los trenes es otra incongruencia. Son algunos de los trenes nuevos los que están dando problemas y no los antiguos que funcionan perfectamente. Y si con todo esto lo que buscan desde Renfe y desde el Gobierno es perjudicar nuestra marca Talgo que está inmersa en una opa en diferido tampoco creo que eso vaya a ser bueno para el Gobierno que se ha posicionado contra ella buscando aliados que ni siquiera cumplen con lo que el ministro les pidió». Vamos, que desde Talgo ya no se callan, y empiezan a ver otros intereses en el retraso de la opa y en el señalamiento ahora de Renfe.

«Parece evidente que en estos tres meses de plazo que el Gobierno se ha dado para la venta de Talgo quieren calentar las cosas. Tenemos una cartera llena de pedidos y, aunque nos ha costado asumir tantas entregas, por problemas de fabricación, la producción está como nunca». Así respiran en Talgo, pero no en Renfe que sigue arrastrando problemas de gestión desde hace décadas. Ya no me refiero solo a los problemas con los túneles del año pasado en Cantabria y Asturias que provocaron la dimisión -como se ha recordado en este mismo diario- de la secretaria de Estado de Transportes Isabel Pardo de Vera, y del presidente de Renfe, Isaías Taboas; es que este año otras compañías que operan en España han tenido también problemas, pero los han gestionado de una manera muy diferente. No hay más que ver el trasvase de viajeros desde Renfe a otras compañías para confirmar donde están sus problemas.

Una vez más, hemos comprobado que solo han servido para que accedieran a sus cúpulas amigos del presidente del Gobierno

Renfe como Correos, son compañías cuyas grandes pérdidas y gastos están sufragados con los impuestos de todos los ciudadanos. Quizá solo esperábamos que al menos su gestión correspondiera con ese esfuerzo fiscal pero, una vez más, hemos comprobado que solo han servido para que accedieran a sus cúpulas amigos del presidente del Gobierno como Juan Manuel Serrano, que ha dejado Correos con un agujero de 1.000 millones.

Un Gobierno en minoría tiene difícil gobernar, pero gestionar tan mal no se puede justificar tan fácilmente. Y no insisto más porque en estas fechas tan viajeras aún les queda a muchos el regreso en tren y no quiero alarmar más de lo necesario. Solo nos queda la ilusión de que Óscar Puente se vaya unos días o semanas de vacaciones y en Renfe se pongan las pilas dentro o fuera de los túneles. Veremos.

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