Barcelona necesita 516 euros más por habitante que Madrid para gestionar la mitad de población
No podemos tratar de mantener a toda costa modelos organizativos diseñados en 1812, hace ya más de dos siglos, donde el modelo de transporte era la diligencia
Para terminar con esta pequeña saga dedicada a las corporaciones locales (Diputaciones Provinciales, Cabildos y Ayuntamientos), nos toca hacer un pequeño análisis de la composición de gasto de los seis ayuntamientos más grandes de España, que además son los únicos que superan los 500.000 habitantes.
Somos un país de 48 millones de habitantes, con 52 capitales de provincia, 47 diputaciones provinciales y cabildos y 8.132 ayuntamientos. No obstante, dentro de esa organización solo tenemos dos ciudades con más de un millón de habitantes y seis con más de medio millón, lo cual demuestra que en nuestro país tenemos una Administración Local en proporción a los habitantes descomunal, salimos a una media de 5.900 habitantes por Ayuntamiento.
Cada ayuntamiento, además, recibe ayudas de las diputaciones provinciales o de los cabildos, de las comunidades autónomas y en muchos casos de la Administración General del Estado.
Está claro que tenemos mucha historia, que la cultura que habita en nuestro país es enorme, pero no por organizarnos de otra manera se tiene que perder la historia, la cultura y todas nuestras raíces, sino más bien lo contrario. Una buena Administración, si es más moderna y eficiente, puede proporcionar más satisfacción a los ciudadanos de hoy y ayudar a preservar todas nuestras raíces.
Lo que no puede suceder es tratar de mantener a toda costa modelos organizativos diseñados en 1812 hace ya más de 2 siglos, donde el modelo de transporte era la diligencia.
O nos modernizamos o nuestros problemas económicos se irán agrandando y las diferencias sociales también, y una modernización debe llevar también a una racionalización del gasto. No puede ser que porque haya políticos manirrotos, los gastos públicos que se financian con los impuestos puedan tener diferencias tales que por vivir en Barcelona los políticos se tengan que gastar 516 euros más de dinero público por habitante que por vivir en Madrid o 771 euros por habitante más que por vivir en Málaga.
Las reformas deben conllevar, además, responsabilidades políticas frente al gasto, dado que se gasta con los impuestos que pagamos los ciudadanos y las empresas. El hecho de ser un político profesional no da derecho a malgastar el dinero recibido en nombre de los votantes.
Las reformas deben conllevar responsabilidades políticas frente al gasto
Por ello, el incumplimiento de las promesas hechas a los ciudadanos en las campañas electorales, deben de tener una contrapartida y en el caso de no cumplirse lo prometido, debería de tener sus consecuencias, para que así no quede duda de que las promesas son de obligado cumplimiento.
Por eso hoy de una gran ciudad a otra hay una enorme disparidad entre los gastos y cada político hace con el dinero de sus votantes lo que le da prácticamente la gana. Y para que vean ustedes las enormes diferencias que hay entre los 6 grandes ayuntamientos en los diferentes capítulos de gasto he preparado el siguiente cuadro:
En los gastos de personal por habitante, vamos de los 401 euros que cuesta en Málaga a los 532 euros por habitante de Sevilla. En donde Barcelona cuesta 72 euros por habitante menos que Madrid.
En los gastos corrientes de bienes y servicios, vamos de los 323 euros de Málaga, a los 698 euros de Madrid que es el más caro. Barcelona es 77 euros por habitante más barato que Madrid, pero no se asusten lo entenderán dentro de poco.
En gastos financieros, el más barato es el Ayuntamiento de Barcelona con 13 euros y el más caro el de Zaragoza con 42 euros.
Y a continuación vienen las sorpresas. En Transferencias corrientes, la más barata es Zaragoza con 79 euros por habitante y la más cara Barcelona con 639 euros, y esto es debido a la cantidad de Organismos Público que dependen del Ayuntamiento de Barcelona, que le reducen directamente la partida de personal, porque se les envía dinero por Transferencias, por eso en las cuentas de personal y de gastos corrientes de bienes y servicios quedan tan bonitos, esta partida supone casi el 30% de los gastos. Barcelona ha seguido el modelo de la Generalitat de sacar todo lo posible a organismos autónomos controlados por el Ayuntamiento, pero aparentemente sus gastos de personal son más bajos de media que otras comunidades y lo mismo pasa con los gastos corrientes.
Con el Ayuntamiento de Sevilla pasa algo muy parecido al estilo del de Barcelona, como les ha gustado siempre a los socialistas andaluces, todo muy repartido para tener muchos amigos y votos clientelares.
Pero tenemos ciudades como Madrid que huye de ese tipo de hacerse trampas en el solitario.
Descubierto ya el pastel, el resto casi que lo pueden ver ustedes en el cuadro.
Y aunque los ayuntamientos están mucho mejor gestionados porque los políticos están más cercanos al ciudadano y este se puede enterar de forma más fácil de las triquiñuelas, no todo lo que reluce es oro, como en el caso de Barcelona y en de Sevilla que aún queda mucho por mejorar.
Pero hay que reconocer que Valencia, Zaragoza, Málaga y Madrid son ayuntamientos que al menos, desde el punto de vista económico, están bien gestionados.