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La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, y el ex primer ministro italiano, Mario Draghi.EFE/ Olivier Hoslet

Mucho escepticismo entre los expertos sobre el Plan Marshall de Draghi y Von der Leyen para la Unión Europea

El énfasis en el gasto de entre 750.000 y 800.000 millones de euros anuales inquieta teniendo en cuenta el escaso resultado de planes anteriores como los fondos Next Generation

El ex primer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi habló este lunes de la necesidad de que la Unión Europea (UE) invierta entre 750.000 y 800.000 millones de euros más al año para mantener su competitividad frente a China y Estados Unidos, algo que a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, le pareció muy bien, y a los expertos consultados por El Debate, los economistas Daniel Lacalle y Santiago Carbó, no les parece nada bien.

Draghi hablaba de esta cifra en la presentación que realizaba ayer junto con Von der Leyen de su informe sobre El futuro de la competitividad europea. La presidenta de la Comisión Europea se lo encargó hace un año al italiano para tener una guía de cómo afrontar los retos económicos de la Unión Europea y cómo lograr tener una posición más fuerte en un mundo de dura competencia económica.

Lacalle y Carbó coinciden en que el diagnóstico que han hecho Draghi y su equipo es correcto, pero las medidas que recomiendan no les parecen oportunas. «El informe explica adecuadamente los problemas de competitividad, crecimiento, empleo y productividad de la economía europea, pero, como suele ocurrir con Draghi y con cualquier burócrata europeo, la solución que proponen es que tiene que haber muchísimo más gasto público, mutualización de deuda, etc., como si ese aumento del gasto público, esa mutualización de deuda y esa bajada de tipos constantes, y los tipos negativos, etc., no hubieran sido un fracaso absoluto. Draghi continúa como siempre», apunta Lacalle.

Cambiar la hoja de ruta de Europa

Carbó está de acuerdo en que en Europa somos muy buenos haciendo diagnósticos, y como ya sucedió en abril con el informe de Enrico Letta, el de Draghi incide en nuestra preocupante pérdida de competitividad y en la necesidad urgente de que la UE cambie totalmente su hoja de ruta si quiere pintar algo en el mundo: «Se han perdido muchos años, y por eso se quiere hacer una inversión tan fuerte durante varios ejercicios para recuperar ese terreno perdido. El diagnóstico es correcto, pero la práctica es más complicada. ¿Está Europa preparada para anunciar un plan de 800.000 millones? ¿Sería creíble?».

¿Está Europa preparada para anunciar un plan de 800.000 millones? ¿Sería creíble?

La financiación se podría obtener, pero no siempre sería fácil, teniendo en cuenta que «sigue existiendo la percepción de que en Europa vamos retrasados en las grandes decisiones y en los grandes productos manufactureros, como los coches eléctricos. Tenemos un problema de dependencia energética enorme, que algunos países estamos aligerando con las renovables, pero otros, no tanto», explica Carbó.

«El diagnóstico del informe está bien, pero los 800.000 millones de euros anuales me generan más dudas», añade. «El plan de los fondos Next Generation, que también era muy voluminoso, no ha generado el impacto esperado. Está afectando positivamente al crecimiento de los países que lo reciben. Una parte del crecimiento de España viene de ahí; pero con esos fondos se pretendía transformar el modelo de la economía europea y española, sobre todo la de los países más afectados por el Covid, y llevarla a un modelo digital y sostenible. Algo se ha avanzado, pero para la munición que se ha empleado, no está muy claro que se haya logrado», agrega.

Dinero gratis sin reformas, mal

La inversión de 800.000 millones sin que se produzcan las reformas necesarias o avances en la integración de la Unión Europea no tiene sentido. «Hace falta dar pasos en el mercado único; que los países dejen de poner barreras a las empresas de otros países, que se creen campeones europeos, pero no del BOE, del boletín oficial de las comunidades europeas, sino campeones europeos, empresas europeas, que compitan globalmente. Para eso falta ser competitivo, mejorar la productividad, nuestras inversiones... Y para ese entorno la integración es fundamental», incide el economista. «No tenemos un mercado de capitales con la profundidad suficiente. Si no implementamos realmente la ley de mercado único de capitales en Europa y hacemos que funcione, todo esto es volver a hacer grandes proyectos, pero lo que pueda lograrse al final depende demasiado de la política y de las fricciones que pueda haber a escala europea y de cada país luego cuando se acometa», añade.

Los fondos vendrán y apoyarán, pero el terreno tiene que estar bien sembrado; si no, vamos a poner otra vez un montón de dinero encima de la mesa y no se va a aprovechar

Carbó es escéptico en este punto, sobre todo teniendo en cuenta lo que ha ocurrido con los fondos Next Generation, aunque no descarta que pudieran ser útiles si se emplearan bien: «Claro que hacen falta, pero primero los países tienen que creer. Si no queremos perder competitividad, si queremos aumentar la productividad y generar esas grandes empresas y esas grandes capacidades industriales para no perder el bienestar de la sociedad, debemos tomarnos más en serio determinadas reformas, sobre todo a escala de la Unión Europea. Los fondos vendrán y apoyarán, pero el terreno tiene que estar bien sembrado; si no, vamos a poner otra vez un montón de dinero encima de la mesa y no se va a aprovechar. Sería una oportunidad perdida más, y eso sería una pena».

En definitiva, Carbó estima que «el diagnóstico del informe es muy bueno. Son muy buenas ideas integrar más el mercado único, avanzar en la ley del mercado de capitales, intentar tener campeones europeos, hacer todo lo posible porque esta vez sí, pero si no tenemos las condiciones, el dinero va a ser muchísimo y no sé qué resultados va a obtener».