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Planta de biocombustibles de Cepsa en HuelvaCepsa

España busca un empujón para aspirar a liderar la milmillonaria industria del combustible sostenible

Energéticas y aerolíneas anticipan una inversión de 22.362 millones de euros hasta 2050, pero reclaman un fondo con 300 millones y un alivio regulatorio para afrontar los costes de implantación

España aspira a convertirse en una potencia mundial en la producción de combustible sostenible de aviación, SAF. Nuestro país, coinciden tanto las compañías energéticas como las aerolíneas, cuenta con grandes fortalezas, como la enorme potencia de su sector turístico, la existencia de una mano de obra especializada y la gran implantación de las energías renovables, claves para la producción. Basta un empujón por parte del Gobierno, afirman, para que nuestro país aspire a convertirse en la nueva Meca de los combustibles sostenibles.

Para satisfacer la creciente demanda de SAF, según un informe de PwC, será necesaria una inversión acumulada de 22.362 millones de euros. La consultora anticipa que, para entonces, hasta 32 plantas de producción de SAF estarán operativas en la geografía española, lo que generará hasta 270.000 puestos de trabajo y afectará positivamente al PIB en 56.000 millones de euros.

«España debe actuar a tiempo. Tiene incentivos –marcados, como para el resto de la UE, por la directiva ReFuelEU, que fija una hoja de ruta para alcanzar un 70 % de utilización a partir de mediados de siglo— pero no incentivos», en palabras de Ismael Aznar, socio responsable de medio ambiente y clima de PwC Tax&Legal. Para el experto «hacen falta medidas regulatorias, incentivos económicos y medidas transversales que visibilicen el apoyo de país al SAF», según resaltó esta semana durante la presentación del informe ‘¿Cómo hacer de España el líder europeo de SAF? Hoja de ruta para acelerar la descarbonización del transporte aéreo’.

De izquierda a derecha, Carlos Gómez, CEO de Iberia Express, Carolina Martinoli, CEO de Vueling, Marco Sansavini, CEO de Iberia, Rosario Sánchez, secretaria de Estado de Turismo, Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, y Margarita de Gregorio, CEO de BIOCIRC.

El gran problema de esta tecnología es su alto precio, muy superior al de los combustibles tradicionales fósiles. Para estas compañías, el coste de acceso puede ser disuasorio, a pesar de que los aviones actuales ya pueden operar con SAF, a diferencia de lo que ocurriría con hidrógeno.

«Descarbonizar la aviación no es fácil, ni rápido ni barato, pero se puede», en palabras de Carolina Martinoli, presidenta y consejera delegada de Vueling. «El único problema que tiene el SAF es que ahora no hay. Solo hay disponible un 1 % de lo que necesitan las aerolíneas, y todo lo que se necesita se vende. El otro problema es el coste: cuesta un 50 % más que un combustible fósil».

Por ello, tanto Cepsa como Vueling e IAG, el grupo al que pertenece la aerolínea y también Iberia, respalden la petición, recogida por PwC en su informe, de crear un fondo dotado con 300 millones de euros anuales para impulsar el consumo. Incentivos similares, defienden, están ya vigentes en países competidores como EE.UU., Reino Unido, Canadá o Finlandia. Otras voces, no obstante, cuestionan que se destinen fondos públicos a este tipo de incentivos. «Es una toma de pelo», criticó en X el economista Luis Garicano.

Uso en automoción

En cuanto a la automoción, el alto coste de los combustibles sostenibles ha hecho que, hasta ahora, su uso haya sido meramente testimonial. No obstante, según cálculos de la Plataforma para los Combustibles Renovables, su incorporación supone una rebaja del 38 % en los costes asociados a sustituir los vehículos de combustión que no han terminado su vida útil por otros eléctricos.

La Plataforma por los Combustibles Renovables, integrada por 29 asociaciones que representan a 348.500 empresas, ha remitido esta semana una carta al Gobierno y a las diferentes comunidades autónomas en la que resalta que aumentar un 1 % en los combustibles renovables que se usan en España podría reducir las emisiones equivalentes a 425.000 vehículos (el 15 % más que el total de vehículos con etiqueta cero emisiones existentes en España en 2023). Además, elevar la cuota de combustibles renovables hasta el 20 % permitiría reducir las emisiones un 10 % más que en el escenario planteado en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec).

Una industria «lógica»

Repsol inauguró, a principios de año, una planta en Cartagena capaz de producir hasta 200.000 toneladas de combustibles sostenibles, utilizando, entre otros ingredientes, aceite reciclado de cocina o residuos forestales y agrícolas. También Cepsa cuenta con una instalación de demostración, en Huelva, de esta tecnología, y tiene previsto poner en marcha, antes de 2026, la mayor instalación de estas características del sur de Europa.

«La industria de SAF es una de las más lógicas para desarrollar en Europa», considera su presidente Martin Wetselaar. «Aún no existe, y España tiene fortalezas en comparación con otros países. Tenemos una energía renovable muy competitiva, e hidrógeno, que es un elemento clave. Tenemos mano de obra muy calificada y disponible, y un historial de crear en España industrias exitosas», afirmó durante la presentación del informe.