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Fernando Rayón

El empresariado vasco acorrala al PNV por el impuesto a las energéticas

Los nacionalistas han reaccionado llamando a los empresarios para contarles que no se preocupen; que ellos les bonificarán por el impuesto, y que hoy paz y después gloria. Pero ellos han dicho que ni hablar

Los nacionalistas Andoni Ortuzar e Imanol Pradales y el líder socialista Eneko AnduezaEFE

Los empresarios vascos están que trinan con el PNV. De nada ha servido la jugada de Sidenor comprando Talgo. La prórroga del impuestazo a las eléctricas está trayendo cola. Y no es un decir. Repsol ya ha anunciado que el populismo fiscal del Gobierno va a provocar que miles de millones se vayan de España y se inviertan en otros países. Tampoco es una amenaza.

Pedro Sánchez y sus ministros ya avisaron de la prórroga del llamado impuesto temporal y extraordinario a las energéticas que terminaba el 31 de diciembre de 2024. Pero para sacar adelante este impuestazo, que ni era temporal ni extraordinario, necesita el apoyo de sus socios vascos y catalanes. Y mientras que Junts, en respiración asistida del empresariado catalán, ya ha dicho que no lo apoyará, el PNV ha reaccionado llamando a los empresarios para contarles que no se preocupen; que ellos les bonificarán por el impuesto, y que hoy paz y después gloria. Pero ellos han dicho que ni hablar. Que operan en toda España y que no cabe un pago aquí y otra bonificación allá. Y que el resto de España aún sangra con el cupo catalán.

Pero Sánchez no tiene margen de maniobra. Por un lado Europa presiona para imponer el impuesto, y por otro critican que nuestro país grave los ingresos de las energéticas y no los beneficios. Conclusión: las grandes compañías como Repsol o Iberdrola ya han empezado a deslocalizar inversiones previstas para nuestro país. Y la primera ha sido Repsol que se lleva sus proyectos en energías renovables a Portugal, donde construirá un electrolizador de 4 MW en Sines. A la vez, mantiene bloqueadas las inversiones industriales en España, especialmente en Cataluña y en el País Vasco y Cartagena, donde se han congelado proyectos que tendrían que estar ya en marcha por varios miles de millones de euros.

Josu Jon Imaz ya le ha dicho a sus chicos que no entiende la postura del partido y del Gobierno Vasco no oponiéndose radicalmente al proyecto

Josu Jon Imaz, antiguo presidente del PNV y hoy consejero delegado de Repsol, ya les ha dicho a sus chicos que no tragan con la bonificación y que no entiende la postura del partido y del Gobierno Vasco no oponiéndose radicalmente al proyecto. Tampoco admite el argumento poli bueno poli malo con Junts. Y ha puesto de ejemplo a los empresarios catalanes que vía Cámara de Comercio de Tarragona han exigido a salvar la inversión de Repsol en Tarragona. Les pide claridad o se lleva las inversiones fuera de Euskadi, como el programa de humor de la ETB.

Iberdrola, que tiene su sede social en Bilbao, no solo ha recordado al PNV sus orígenes vascos, sino los favores permanentes al partido, el más reciente el fichaje de Garazi Ortuzar, la hija influencer del presidente del PNV, para el departamento de comunicación y marketing de la compañía. Todo un currículum.

La solución del PNV pasaba porque estas tasas a las energéticas y a la banca se convirtieran en impuestos concertados, es decir, que quedasen bajo el control de las Haciendas vascas. Argumentaban que esas tasas no se tramitaron en un principio como impuestos, sino con la figura de prestación patrimonial pública no tributaria, un gravamen temporal que no podían recaudar las Haciendas forales pues solo tienen competencia recaudatoria para los impuestos. Por eso, convertirlo ahora en impuesto permitiría a las Diputaciones recaudarlo, pero también modificarlo mediante bonificaciones o exenciones. Toda una propuesta muy calculada pero… las energéticas y la banca (estos aun de tapadillo) no han tragado.

Conclusión: el Gobierno dejará morir este impuesto a los ricos y lamborghinis y nos lo cobrará de otra forma a los que no lo somos. Estaba cantado.