Absentismo laboral Hoy no han ido a trabajar 1,8 millones de españoles
El absentismo laboral no para de crecer al tiempo que aumentan los permisos retribuidos
Un empresario contaba con guasa una curiosa anécdota: uno de sus trabajadores fue hospitalizado y su familiar, también empleado de esta compañía, pidió el permiso de cinco días para su cuidado. Pues bien, el hospitalizado se incorporó a su puesto dos días antes que la persona que le estaba cuidando. Más allá de la sorna del caso, se trata de un caso real que ilustra el problema del absentismo en nuestro país, que ya supone la pérdida del 6,6 % de las horas de trabajo pactadas.
La ausencia de un trabajador supone un grave trastorno para las empresas y se refleja en un impacto cercano al 3 % del PIB en nuestra economía, según estima Valentín Bote, director de Randstad Research, centro de estudios que trimestralmente publica un elaborado informe sobre esta temática. Esta semana, precisamente, se ha publicado el correspondiente al segundo trimestre de este año y refleja un importante aumento de la tasa de absentismo, tanto en términos generales como el causado por incapacidad temporal (IT).
Según los datos de este instituto, en este periodo se ha producido la pérdida del 6,6 % de las horas pactadas, porcentaje que se sitúa en el 5,2 % por IT. Por aproximación con los datos de la EPA de ese trimestre —cuando la ocupación fue de 21,68 millones de personas—, 1,44 millones de personas no acudieron, en promedio, cada día a su puesto de trabajo, de los cuales 1,13 millones se encontraba de baja médica. Esta situación, además, se concentra principalmente los lunes y los viernes, donde el absentismo provoca que en torno a 1,8 millones de personas no vayan a trabajar, según explican desde Randstad.
Desde 2019, tanto el absentismo general como por baja médica muestran signos de crecimiento constante, siendo motivo de alarma este último, ya que desde 2013 prácticamente se han duplicado los casos en casi todos los sectores.
«Cada vez hay más bajas y más largas», explica Bote. «En algunos convenios colectivos, la empresa complementa lo que el trabajador cobra en situación de incapacidad temporal para alcanzar el 100 % de su salario, lo que provoca que en algunos casos el empleado alargue lo máximo posible su baja, ya que va a ganar lo mismo sin trabajar e incluso puede ahorrar en ciertos gastos», añade.
Además, este investigador destaca que la entrada de trabajadores jóvenes al mercado laboral también está afectando, ya que «es más propenso a pedir bajas» que los de más edad, «sobre todo en cuestiones de tipo psicológico».
Todas estas circunstancias crean un mapa desigual del absentismo en nuestro país. País Vasco, donde históricamente sus trabajadores han gozado de mejores conveníos que el resto, tiene la mayor tasa de toda España (8,6 %), por delante de Canarias (8,3 %) y Galicia y Asturias (ambas con un 7,8 %). En Baleares, por el contrario, apenas llega al 5,1 % como consecuencia de la composición sectorial de su economía y el peso del empleo autónomo, que parece inmune a las afecciones de los asalariados.
Por sectores, la industria concentra una mayor tasa con un 7,1 % del total de las horas pactadas, seguido de los servicios (6,7 %) y la construcción (5,2 %), mientras que por actividad se observa un mayor número de absentismo en los juegos de azar (11,3 %), la industria del tabaco (11,3 %), las actividades postales y de correos (11,1 %) y los servicios a edificios y actividades de jardinería (11 %).
Nuevos permisos
El problema del absentismo laboral, además, está aumentando como consecuencia de la aprobación de nuevos permisos como el de cuidado a familiares dependientes, la ampliación de la baja por paternidad y maternidad, por emergencias sanitarias y desastres naturales o los de conciliación laboral y familiar. Además, en febrero de 2020 se derogó el despido por absentismo prolongado, lo que ha ayudado a subir la tasa.
«Se han creado figuras con un enfoque bienintencionado, pero que, mal diseñadas, pueden generar un abuso. Evidentemente, esto hace crecer el absentismo, otro debate superior es valorar en qué medida están justificadas», concluye Bote.