Goirigolzarri, un presidente como los de antes
La salida de Caixabank, aunque estaba cantada, demuestra cómo se van los profesionales: sin ruido, con una sonrisa, poniendo su cargo a disposición del Consejo y, sobre todo, habiendo cumplido con su deber
Antes… hace muy pocos años, los banqueros eran profesionales. Ahora ni los bancarios, los que trabajan en un banco, saben bien a lo que se dedican y qué cosas tienen que vender. Antes los banqueros recorrían el banco y saludaban a las señoras de la limpieza por su nombre; les preguntaban por su hijo; recibían a políticos discretamente y, sobre todo, eran unos señores. Se podían permitir serlo. Sabían a quién ayudaban y por qué debían ayudarle. ¡Y no hace tanto!
La salida de José Ignacio Goirigolzarri de Caixabank, aunque estaba cantada, demuestra cómo se van los profesionales: sin ruido, con una sonrisa, poniendo su cargo a disposición del Consejo y, sobre todo, habiendo cumplido con su deber. Y el deber de Goiri fue evitar que Podemos –aquel movimiento poderoso que parecía que acabaría con el sistema– no convirtiera Caja Madrid en un banco público. Nos evitamos así un atraco a mano armada de los políticos –uno más– y que esta nueva casta se dedicara a otros menesteres menos onerosos. No sé lo que hubiera ocurrido hoy, cuando las cesiones están a la orden del día en Moncloa. Cuestión de mayorías.
Pero aquella amenaza acabó y hoy Caja Madrid, integrada en Caixabank, es el salvavidas del Gobierno en todas estas aventuras empresariales que algún día serán analizadas de otra manera.
Goiri volverá a sus clases de filosofía, a visitar san Mamés como Dios manda: con bufanda y camiseta del Athletic. A ir a Misa a jesuitas sin que nadie busque su foto en la entrada del templo. A lo suyo. Un placer.
Y deja el sitio a Tomás Muniesa, un histórico de La Caixa, vicepresidente de CaixaBank desde abril de 2018, con el que nadie contaba… menos Isidro Fainé.
Me gusta Muniesa porque lee novelas policiacas. Porque es discreto: ¡y lleva en La Caixa desde el 76! 48 años en los que ha hecho de todo, incluso ser representante sindical de Comisiones Obreras en la entidad. Pero la vida te da lecciones, sobre todo cuando luego te toca negociar un convenio colectivo para todas las cajas, como presidente de la Asociación de las Cajas de Ahorros para las Relaciones Laborales (Acarl).
Su fuerte es el negocio asegurador. Quizá por eso Caixabank gestiona hoy una cuota de mercado del 36,64% en la cosa. Solo en planes de pensiones su peso en el sector es del 34,16%, con un patrimonio de 44.439 millones. Para que nos entendamos: ¡ahorro!. Es quizá lo que toca en este preciso momento de nuestras cuentas públicas y privadas. Veremos.
Y una reflexión final. Cuidado con los que insisten en que su poder no es ejecutivo y va en la línea del BCE que no quiere presidentes «como los de antes». Lo digo porque la llegada de Ángel Simón como nuevo Consejero Delegado de Criteria –el brazo armado de Caixabank– ha dejado al elefante de la cacharrería a la altura de la bailarina del Lago de los Cisnes. Vamos a ver si la cosa se tranquiliza. Al menos mientras Fainé siga sabiendo donde debe estar su banco.