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José María Rotellar

La DANA, una catástrofe humana y económica cuyos efectos pueden durar años

Sánchez no puede seguir en la presidencia del Gobierno: ha cometido muchos actos indignos en el sexenio de su mandato, pero el de Valencia supera a todos

La catástrofe producida en Valencia por el agresivo temporal —que ahora se llama DANA— que desbordó ríos y barrancos es terrible. Las imágenes son sobrecogedoras y la relación de los fallecidos, horrorosa. Sin duda, la pérdida de tantas vidas es angustioso y doloroso, a lo que se une la devastación de infraestructuras, viviendas y propiedades.

Por tanto, además de la catástrofe humana en forma de vidas perdidas, que es, insisto, lo peor de todo, porque es lo único que no es recuperable, más allá del consuelo de la Fe que nos queda a los creyentes, hay otra derivada de dicha catástrofe, que es la económica, que no deja de ser una catástrofe humana, pues muchísimas personas han visto cómo perdían todo, desde sus casas a sus negocios, pasando por cualquier bien que pudiesen tener.

Una de las iglesias afectadas por la DANA

Es pronto para poder realizar una estimación de impacto sobre el PIB y el empleo que va a tener este desastre —que la realizaremos en cuanto haya datos fiables—, pero, sin duda, puede ser muy cuantioso, debido al destrozo ocasionado por las inundaciones.

Para empezar, todos los bienes perdidos por los ciudadanos, y, en muchos casos, con difícil posibilidad de recuperación de dicho nivel de vida supondrá una merma económica importante en la actividad económica y el empleo.

Igualmente, el cese de buena parte de la actividad de todo el tejido empresarial causará unas pérdidas cuantiosas. Asaja considera, por ejemplo, que los campos de cultivo de los caquis y de las mandarinas pueden darse por perdidos para esta temporada en estas zonas y si los árboles están muertos, cosa que considera altamente probable, afectará a la producción de los años venideros. Siendo España, como es, un país exportador de cítricos gracias a la producción de la región valenciana, el impacto económico será severo, pudiendo perder cuota de mercado si la merma de dicha producción afecta a varios ejercicios. Eso supone menos actividad económica y la pérdida de muchos puestos de trabajo.

Siendo España, como es, un país exportador de cítricos gracias a la producción de la región valenciana, el impacto económico será severo

Asimismo, todas las empresas de la zona sufrirán un impacto negativo por los daños sufridos, pero las más grandes tendrán fortaleza suficiente para remontar la situación, pero las pequeñas empresas y los autónomos pueden enfrentarse a una situación irrecuperable, que de no superar supondría la pérdida definitiva de muchos puestos de trabajo.

Del mismo modo, el puerto de Valencia se encuentra entre los tres o cuatro primeros de Europa, con lo que los bienes que llegan a él en los diferentes contenedores que son transportados por mar hasta dicho puerto es una de las claves del desarrollo de Valencia y constituye una gran aportación a la actividad económica y empleo españoles. Ahora bien, esa mercancía ha de poder distribuirse después, y aquí viene el siguiente problema: muchas carreteras se encuentran intransitables y parte de la red ferroviaria, también. Solo la situación del transporte por carretera puede ocasionar unas pérdidas diarias de cinco millones de euros, según las patronales del sector, hasta que se restablezca la normalidad.

Todo ello, además de las vidas perdidas, constituye un drama humano, pues detrás de esa merma económica se encuentra en juego la forma de vida de muchas personas, que puede deteriorarse irremediablemente, o por muchos años, si no se actúa con contundencia, prontitud y eficiencia. Ya se han perdido unos días preciosos para actuar rápidamente, pero no debe perderse ni un instante más. El Gobierno debe poner a trabajar todos los recursos con los que cuenta, como es su obligación, más allá de la ayuda anunciada el pasado martes, y la que pueda movilizarse en el futuro, para la que, por cierto, no hace falta tener unos PGE, sino que son créditos extraordinarios que se pueden movilizar por RDL (como los de este martes), que veremos si llegan a tenor de lo sucedido por los afectados del volcán de Canarias en lugar de llevar casi una semana mirando el terrible espectáculo como si no fuese con ellos.

Todo se resume en la inmoral e indigna frase de Sánchez,«si necesitan ayuda, que la pidan», y en su bochornosa imagen huyendo de la visita que realizaban SS. MM Los Reyes a Paiporta. Es obvio que no se puede emplear la violencia contra nadie, aunque es comprensible la rabia y desesperación de esas personas que lo han perdido todo. Y es cierto que podía haber cierto riesgo, pero ese riesgo, en esas circunstancias, va en el cargo y en el sueldo. También había riesgo para los Reyes y se quedaron, como se quedó también el presidente regional de Valencia. Sánchez huyó no solo como un cobarde, que siendo importante, lo es menos, sino desistiendo de su obligación de acompañar a los Reyes, dejándolos solos. Afortunadamente, tenemos unos Reyes magníficos, que son de lo poco que mantiene el nivel en España.

Sólo la situación del transporte por carretera puede ocasionar unas pérdidas diarias de cinco millones de euros

Una catástrofe natural es, en la mayoría de las ocasiones, imposible de combatir. Es cierto que las previsiones podrían haber sido mejores, pero es una catástrofe natural. Ahora bien, de inmediato había que haber actuado para minimizar el daño y tratar de restablecer cuanto antes la situación, como el país desarrollado que somos. Sin embargo, la inacción de Sánchez, que es quien puede decretar un estado de alarma —aparte de la declaración de zona catastrófica ya aprobada— que unifique el mando de las operaciones y que es quien puede enviar a todos los efectivos necesarios del ejército y todos sus medios disponibles, está produciendo una reconstrucción como si España se tratase de un país subdesarrollado, que acentúa la catástrofe económica y, por tanto, humana.

Solo queda desear que los medios se movilicen del todo de inmediato, que todas las personas afectadas puedan recuperar cuanto antes su forma de vida y que todas las familias con fallecidos encuentren consuelo, mientras rezamos por sus almas y pedimos que descansen en paz. Y dicho eso, Sánchez no puede seguir en la presidencia del Gobierno: ha cometido muchos actos indignos en el sexenio de su mandato, pero este supera a todos, dejando a los valencianos a su suerte, olvidándose de sus compatriotas, haciendo dejación de funciones, abandonando a sus reyes.

  • José María Rotellar es profesor de Economía y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria