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Análisis económicoJosé Ramón Riera

El déficit de caja de la Administración Central se ha incrementado un 46,6 % en el tercer trimestre

Con la exención fiscal que le va a dar la Comisión Europea para paliar los efectos del desastre económico, tienen de nuevo barra libre lo que queda de año y 2025 para hacer lo que les dé la gana.

Entre los informes que publica la Intervención General de la Administración del Estado, he encontrado uno, al que hasta ahora no le había dedicada atención y que tienen una información que es memorable.

El informe se publica desde febrero de 2003, lo que me va a permitir analizar algo que normalmente pasa desapercibido y es algo que los economistas casi nunca comentamos: el déficit o superávit de caja.

Superávit es una palabra prohibida y censurada en el vocabulario socialista porque no la entienden y les produce unos picores extremos cada vez que la escuchan.

El déficit de caja es la diferencia entre los ingresos reales y los pagos ejecutados, y es el que, realmente, nos obliga a pedir dinero prestado para poder pagar. Puede ser a través de las Letras del Tesoro, que se devuelven como máximo a los 12 meses, o los Bonos y Obligaciones del Estado, que se pueden llegar a devolver hasta en 50 años.

Los Estados gastones, para tratar de disimular que son un desastre gestionando, se inventaron el Saldo Primario, para tratar de justificar que sus necesidades de caja eran menores. El Saldo Primario no es otra cosa que quitar del Déficit de Caja lo que se ha tenido que pagar en intereses de la deuda, para así poder justificar que si no tuviesen deuda, no tendrían tanto déficit. RIDÍCULO.

María Jesús Montero procura no hablar de déficit de caja, y mucho menos de Saldo Primario, porque no tienen nada que ver con un bisturí y puntos de sutura y porque además, como es la reina de las trampas, cuando hace una pifia como la que ha hecho en el mes de septiembre su gente le dice que se calle la boca.

Los datos que nos facilita la Intervención General del Estado sobre el déficit de caja producen escalofríos. Así que para entender dónde estamos he preparado este cuadro que nos va a dar una visión de que ha pasado.

El mes de septiembre, desde el punto de vista de caja, ha sido muy duro. Hemos pasado de un déficit de caja de 5.143 millones el año pasado a crecer un 109,4 % e irnos a un déficit de 10.772 millones.

Esto hace que, oficialmente, digamos que en el mes hemos pasado de generar un déficit sobre el PIB de un 0,34 %, a generar uno de un 0,68 % en 2024. Pero este cálculo no debería de hacerse sobre el PIB del año sino de los meses que llevamos reales, que son nueve, y, por lo tanto, en el mes de septiembre hemos pasado de un déficit de 0,45 % en 2023 a un 0,91 % en septiembre del 24.

Como en este mes Hacienda ha decidido no pagar intereses, como ya hizo el año pasado, el Saldo Primario es prácticamente el mismo y es un saldo que produce mucha intranquilidad. Y si el resultado del mes es malo, el acumulado a septiembre es de entrar en convulsiones.

El déficit acumulado de caja se ha ido a 47.054 millones. Esto supone que en lo que va de año, en lugar de mejorar con respecto a 2023, hemos incrementado el déficit en un 46,6 % y, oficialmente, hemos pasado de tener un déficit sobre el PIB del 2,14 %, a tener en 9 meses un 2,97 %, pero en la realidad tenemos un déficit sobre el PIB generado de un 3,97 %.

Si preocupante era el Saldo Primario del mes, más lo es el acumulado porque este se va a 25.885 millones y crece un 81,9 % sobre el 2023.

Estamos ante una situación muy preocupante porque esto no es sostenible y Sánchez, Cuerpo y Montero saben que, hasta la llegada de la gota fría a Valencia, podían tener los días contados porque no había manera de cumplir con los compromisos que Bruselas exigía. Ahora resulta que con la exención fiscal que le va a dar la Comisión Europea para paliar los efectos del desastre económico, tienen de nuevo barra libre lo que queda de año y 2025 para hacer lo que les dé la gana.

Es terrible que la mala gestión del desastre ocurrido en Valencia sirva para salvarle la cara al peor gobierno de la historia de España. Los muertos valencianos van a salvar la vida de Sánchez y su gobierno.