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La decisión de la CNMC satisface al consejero delegado de Sabadell, César González Bueno, y preocupa a Carlos Torres, presidente de BBVA.Lu Tolstova

La semana económica

La amenaza del impuestazo a la banca a BBVA en México y el nuevo papel de Junts como defensor de las empresas

La noticia anunciada esta semana por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) de postergar su decisión sobre la oferta de compra de Sabadell por parte de BBVA ha puesto de nuevo una gran pregunta sobre la mesa: ¿qué pasará con el impuestazo a la banca que se ha planteado imponer Claudia Sheinbaum, la presidenta de México?

La respuesta es importante, porque de México depende nada menos que la mitad del beneficio de BBVA. Su banco allí, Bancomer, es el primero del país, y Sheinbaum y su gobierno de izquierdas ya se han mostrado nacionalistas, contrarios a las empresas de fuera y más aún de los bancos extranjeros que dominan el sector financiero en el país.

Por eso la decisión anunciada esta semana por la CNMC ha caído como un jarro de agua fría en el BBVA. La entidad que preside Carlos Torres necesita al Sabadell para diversificar su negocio, más aún ante la expectativa de que Sheinbaum y su gobierno lo penalicen. Al menos aquí en España no sufrirá el impuesto a la banca. Como tiene la sede social en Bilbao, podrá deducírselo gracias al acuerdo que el PNV ha sellado con el Gobierno para incluirlo en el concierto vasco.

Junts, que evitó a Repsol el impuesto a las energéticas, negocia una enmienda para que CaixaBank tampoco sufra el impacto del impuesto a la banca

Con ello el BBVA tiene una ventaja competitiva notoria sobre el Banco Sabadell, que será quien más notará el impuesto a la banca, al tener su sede social en Alicante. También la tendría sobre CaixaBank si no fuera por la hábil jugada de la que previsiblemente se beneficiará la entidad aún presidida por José Ignacio Goirigolzarri. Junts negocia con el Gobierno incluir una enmienda al impuesto a la banca que permita a CaixaBank deducírselo a través de la Fundación La Caixa.

El partido de Puigdemont se está convirtiendo en el nuevo conseguidor político para las empresas. Primero logró para Repsol que no se aprobara el impuesto a las energéticas por el impacto que tendría la retirada de su inversión en Tarragona, y ahora apunta a facilitar que CaixaBank pueda no sufrir el impuesto a la banca gracias a la bonificación que podría obtener con la citada enmienda. De este modo desbanca al PNV, que hasta ahora era el partido al que recurrían las empresas cuando todo parecía perdido. La cesión que el Gobierno ha hecho a los vascos con la posibilidad de que se deduzcan los impuestos las empresas con sede social allí (además de BBVA, Iberdrola tiene su domicilio social en el País Vasco y Petronor, filial de Repsol, es la principal contribuyente a la Hacienda Foral de Vizcaya), y sobre todo el mantenimiento de sus portavoces en los organismos reguladores que deciden sobre estas empresas (CNMC y la CNE si sale adelante), tienen al PNV maniatado por el Gobierno, y trasladan a Junts este papel.

Con este marco político, se espera la decisión que la CNMC pueda tomar en la oferta de compra de BBVA sobre Sabadell. Fuentes conocedoras de la operación no se extrañan de que no se haya aprobado a la primera, como quería BBVA, y que se prolongue el estudio sobre cómo afectaría la operación a la competencia en el mercado y a los precios de los préstamos y otros productos. La oposición del Gobierno a la operación y el hecho de que la oferta haya enfrentado a las entidades por producirse de forma hostil justifican que la CNMC adopte la actitud prudente de pedir más tiempo y escuchar más alegaciones. Se ha querido enviar la señal de que la cuestión se está estudiando con mucha profundidad, y así se está haciendo, como transmite la nota de la CNMC. Estas mismas fuentes no creen que haya habido presiones del Gobierno, porque la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, no las acepta.

A partir de ahora, el límite de la decisión de la CNMC se establece en principio en tres meses, aunque podría adoptarse antes. El trabajo está hecho, e incluso han llegado datos de mercado pendientes del Santander, que BBVA había afirmado que no tenía.

Santander y CaixaBank podrían ejercer perfectamente de contrapeso si se fusionaran BBVA y Sabadell

Como ya afirmamos en este artículo, a nivel nacional no parece que la operación vaya a provocar problemas de competencia. De hecho, parecían mayores en la fusión que ya se produjo entre CaixaBank y Bankia, y la operación salió adelante. En el caso de BBVA y Sabadell podría haberlos en algunas zonas, como Cataluña, que es lo que habría que estudiar. Si la fusión saliera adelante, Santander y CaixaBank ejercerían de contrapeso de cara a la competencia. Por otra parte, aunque BBVA ha puesto mucho empeño en equiparar su oferta con la absorción de CaixaBank sobre Bankia en 2020, la realidad es que hay diferencias importantes: aquella no se desarrolló de forma hostil y no tenía al Gobierno en contra.

De entrada, BBVA ya ha propuesto a la CNMC algunas condiciones (remedies) que estaría dispuesto a asumir para que la operación saliera adelante. También el consejero delegado del banco, Onur Genç, ha admitido que darían marcha atrás si las condiciones que les impusieran fueran tan exigentes que restaran interés a la operación. Él mismo agradeció hace unos días en un evento financiero que nadie le preguntara (como él mismo había pedido antes), por el anuncio del retraso de la CNMC en su decisión sobre la oferta de compra. Algunos han querido ver ahí una muestra de debilidad y de amago de retirada de la oferta. habrá que verlo. Lo cierto es que Genç sabe que la operación se les ha complicado y solo les queda esperar al veredicto final. Además de lo que diga la CNMC, que es algo clave, habrá que ver qué dicen la CNMV y el Gobierno, que está en contra de la operación y podría vetarla. Si la aprobaran, la decisión final corresponderá a los accionistas institucionales y particulares. Después de tanto tiempo e incertidumbre, está por ver si prefieren integrarse en BBVA o ven un camino mejor con el Sabadell yendo por libre. La decisión final no parece que vaya a llegar antes del segundo trimestre de 2025, un año después de que BBVA lanzara su OPA hostil.