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La presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño (c), aplaude en presencia de la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey (3d), y del presidente ejecutivo de Naturgy, Isidro Fainé (2d)

La presidenta del BEI, Nadia Calviño, junto a la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, e Isidro Fainé.EFE/Cabalar

El sorprendente alegato de Nadia Calviño a favor de la economía de mercado

La ex ministra de Asuntos Económicos y actual presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Nadia Calviño, ha sorprendido a más de uno al mostrar una cara distinta en la edición de este año del Congreso de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), concluido ayer. Frente a su mandato en la economía española caracterizado por el predominio de lo público y la creciente burocracia, se ha pronunciado a favor de la empresa privada y de la importancia de la economía liberal.

No dejan de ser sorprendentes sus declaraciones, como ya lo ha sido la postura de Teresa Ribera a favor de las nucleares en Europa y en contra en España. Ambas cambian de opinión según convenga en el sitio en el que estén.

En el caso de Calviño, habló a favor de la empresa privada ante los 1.500 directivos asistentes al Congreso de CEDE, apoyando también así el discurso previo igualmente a favor de la empresa privada de su correligionaria Inés Rey, alcaldesa de La Coruña y del PSOE.

Calviño puede haber hablado así por identificarse con el auditorio, pero también para ponerse en contra del mensaje proteccionista de Donald Trump y de quienes pretenden practicarlo. Frente a estos nuevos vientos que considera «un peligro para la economía», ha defendido las bonanzas de la economía de libre mercado, algo que no se esperaba nadie.

Para impulsar el libre comercio y la iniciativa privada, Calviño propone la fuerza del BEI que ahora preside. Afirma que puede impulsar con su dinero los proyectos de las empresas privadas, algo que es cierto. Los préstamos que da el BEI para infraestructuras o cualquier tipo de proyectos los utilizan a menudo empresas privadas. Habló con insistencia de la colaboración público-privada y sacó pecho del balance de 600.000 millones de euros que tiene el BEI. Anunció varias inversiones que se llevarán a cabo, esperemos que con más éxito en la ejecución que el que obtuvo la ministra con los fondos Next Generation en España.

Calviño estima que «Europa se encuentra en una encrucijada», y confía en que el BEI con su inversión sea uno de los instrumentos que permita que nuestro continente avance. Como ejemplo de nuestro estancamiento (que compartió en su ponencia en el congreso el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete), Calviño puso el ejemplo de 59 unicornios (empresa con potencial de valer más de 1.000 millones de dólares en Bolsa) que nacieron en Europa y se desarrollaron en Estados Unidos. Su opinión es que hay que conseguir que crezcan en nuestro continente, y que el BEI puede ser una plataforma para lograrlo.

La ex ministra habló también de la importancia de los informes Letta (sobre la necesidad de avanzar hacia el mercado único europeo) y Draghi (que apuesta por invertir 800.000 millones de euros anuales para que Europa pueda competir con Estados Unidos y China). Contó una frase que está oyendo y en la que no está claro que ella quede muy bien: «Cuando Europea está en crisis, llama a algún ex primer ministro italiano para que haga las propuestas adecuadas».

Sin miedo a la inteligencia artificial

La inteligencia artificial (IA) causa miedo a muchos por las posibles pérdidas de empleo que puede ocasionar, pero en este Congreso se ve como una oportunidad. Desde el presidente de la Fundación CEDE, Isidro Fainé, al Rey Felipe VI o los presidentes de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, y Naturgy, Francisco Reynés, se han sumado a esta visión.

Todos han hecho referencia a la importancia de poner a las personas en primer lugar y en formarlas para que puedan adaptarse a este cambio de era, pero también han hecho hincapié en la necesidad de una regulación que no estrangule los avances.

«Europa debe decidir dónde quiere estar en 10 años. La regulación debe adaptarse a la realidad actual. No podemos competir en un mercado de autopistas con reglas diseñadas para coches de caballos», señalaba Álvarez-Pallete.

«Para 2030, se espera que el 5 % de la energía en Europa se destine a centros de datos», explicaba Reynés, haciendo énfasis en la necesidad de ampliar las redes de transporte y distribución. «Sin una infraestructura robusta, no podremos satisfacer la creciente demanda,» advertía.

El tiempo dirá cómo se van adaptando empresarios y empleados a este reto. En cualquier caso, añadía el presidente de Naturgy, «la tecnología debe estar al servicio de las personas, no al revés. Debemos mantener la riqueza de la interacción humana y asegurarnos de que la transición tecnológica sea socialmente responsable y ética,» concluyó, subrayando la necesidad de una regulación equilibrada y la importancia de la formación continua.

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