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El presidente de Correos, Pedro Saura (dcha), y el director de Recursos Humanos, Fernando Ramírez, tendrán que entenderse.Lu Tolstova

La semana económica

Gran lío en Correos: la solución económica no llega y el ambiente se tensa entre los empleados

Los sindicatos andan a la gresca ante las prisas de CCOO y el director de Recursos Humanos por cerrar el nuevo convenio, algo a lo que el presidente no está dispuesto a entrar

Pedro Saura cumplirá a final de diciembre su primer año como presidente de Correos, y el futuro de la compañía sigue sin estar claro: el plan estratégico para reflotar la empresa aún no se conoce al detalle, y tampoco se sabe qué ocurrirá con la plantilla.

De momento lo único anunciado son los 3.000 millones que el Gobierno se comprometió a invertir tras la firma del Acuerdo Marco Estratégico del 22 de julio entre los sindicatos mayoritarios (UGT y CCOO) y el accionista principal: la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Como contábamos en este artículo, 1.600 millones serán para sufragar el Servicio Postal Universal (SPU) y el SIEG, nuevo modelo de servicios de interés general asignado a la empresa conforme a la propuesta sindical, a razón de 400 millones por año, y el resto, 1.400 millones, para el convenio y el plan de prejubilaciones que está previsto realizar.

El director de Recursos Humanos se reúne en secreto desde principios de año con CCOO, el sindicato al que se enfrentó el anterior presidente

El problema es que el Gobierno tiene que dar dinero a muchos, y de momento parece que no ha tenido tiempo de confirmar la cantidad prometida para Correos. Aún no está claro que la compañía pueda ver aumentado el dinero que recibe como prestatario del Servicio Postal Universal (SPU), que garantiza que los envíos lleguen a cualquier rincón de España. En principio la cantidad debería ascender a los 240 millones de euros respecto a los 114 millones que percibía hasta ahora desde el Estado (menos de los 500 millones de euros que el prestatario recibe en Francia o Italia), pero el dinero que habrá que destinar a los afectados por la DANA pone en duda que el aumento pueda producirse. Si no se produjera, las pérdidas de la compañía se dispararían, pero algunas fuentes apuntan que el dinero de la DANA va por otro lado y el correspondiente a Correos llegará.

Estas dudas con los ingresos están retrasando que Pedro Saura y su equipo concreten el detalle del plan estratégico con el que pretenden reflotar la compañía y el desarrollo de lo comprometido con UGT y CCOO el 28 de Julio.

El 19 de noviembre Correos envió a los sindicatos una especie de resumen ejecutivo muy vago, con planes e inversiones con detalle. Por ejemplo, proyecta un crecimiento similar en la facturación de paquetería de Correos y Correos Express que supondría protagonizar toda la subida del sector, algo difícil de conseguir. Aun así, el plan es poco ambicioso, según CCOO. «Buscan que un servicio público trabaje como una empresa privada», apuntan desde el sindicato CGT. «Avisan de que hay que arrimar el hombro, cuando llevamos años haciéndolo. No creo que mejoremos económicamente mientras tengamos una carga como Correos Express, ni creo que mejoremos laboralmente, porque también quieren que seamos como los trabajadores de Correos Express», añaden las mismas fuentes.

En la empresa se cuenta que CCOO garantizaba a Ramírez su permanencia si ganaba el PP por la cercanía de Feijóo con el sindicalista Regino Martín

Hay preocupación, según nos traslada algún sindicato minoritario, sobre el plan de personas (que incluye prejubilaciones y rejuvenecimiento de la plantilla) porque se perciben diferencias entre el presidente, Pedro Saura, y el director de Recursos Humanos, Fernando Ramírez, el hombre de la SEPI en la compañía. Antes de llegar a Correos, Ramírez «aligeró» la plantilla de Navantia con el despido de entre 1.000 y 2.000 personas por un importe de 1.000 millones de euros. Es lo que ha propuesto hacer en Correos a mayor escala, pero parece que Saura le ha dicho que no va a hacer ningún ERE.

La idea del actual presidente es reformar la compañía de un modo más gradual, pero de algún modo tendrá que enfrentarse al coste que supone la plantilla de 50.000 empleados de Correos: alrededor de 1.600 millones de euros al año, prácticamente lo mismo que facturan en la actividad postal y en paquetería.

Por eso es tan importante que llegue el dinero del Gobierno, para compensar los más de 1.500 millones de euros de pérdidas que dejó en cinco años el anterior presidente, Juan Manuel Serrano, el amigo de Pedro Sánchez, y para reorientar la viabilidad de la compañía.

El hombre de la SEPI, Ramírez, querría que todo fuera más rápido, y por eso se ha aliado con Comisiones Obreras para tratar de acelerar los tiempos. El director de Recursos Humanos se reúne de manera secreta con CCOO desde primeros de año para pactar los contenidos del nuevo convenio. Ambos están presionando desde septiembre a Saura para que se cierre cuanto antes el plan de personas de la compañía con los criterios acordados en secreto entre ambas partes. Esto ha llegado a oídos del resto de la representación sindical después de que CCOO se jactara públicamente de ello en la reciente reunión entre sindicatos y dirección con ocasión de la DANA.

Este secretismo ha sentado muy mal en los demás sindicatos, y hace muy difícil a día de hoy que pueda alcanzarse un acuerdo para el nuevo convenio de la compañía: la realidad es que CCOO solo representa al 38 % de los trabajadores.

El actual director de Recursos Humanos estaba dispuesto a hacer un ERE, pero el presidente le dijo que no

CCOO y UGT fueron unidos en la denuncia de la gestión del anterior presidente de Correos, pero, desde que llegó Saura, parece que CCOO ha decidido ir por libre, según se refleja en sus comunicados públicos.

En la compañía se cuenta que Serrano se enfrentó con CCOO por el negocio lucrativo con el personal eventual en los procesos de consolidación y ofertas de empleo, así como con los cursos de formación para empleados de Correos. También se comenta entre directivos veteranos que, a propósito de las últimas elecciones generales, CCOO trasladó a Ramírez que no tenía que preocuparse por su puesto si el PP ganaba las elecciones y relevaban a Serrano: el sindicalista de CCOO Regino Martin garantizaría su continuidad dada su relación de amistad con Feijóo («el único amigo comunista que tengo», según manifestó el propio político en el último congreso popular en Sevilla). Esto explicaría la maniobra de CCOO con Ramírez de la negociación secreta del convenio.

Según sus propios comunicados difundidos, CCOO presiona para que se formalice la mesa para el nuevo convenio con escaso éxito. Primero pidieron que fuera en septiembre, luego en octubre y después antes de Navidad para plasmar lo ya adelantado en las reuniones secretas con Ramírez. Incluso lanzaron comunicados diciendo que habían alcanzado acuerdos bilaterales CCOO Gobierno para desarrollar el Acuerdo Marco Estratégico de julio tras reunirse con Saura y la SEPI, algo que no ha sido confirmado por los propios implicados.

Desde octubre CCOO ha impulsado asambleas en los centros de trabajo en las que decían a los empleados que ya habían arrancado subir los salarios a 2.000 euros y adelantar la jubilación a los 63 años. Después han aprovechado la cercanía del Black Friday y la campaña de Navidad para dar ruedas de prensa con la excusa de pedir más contratación (algo que reclaman todos los sindicatos) añadiendo la denuncia de que «no hay derecho» a que se paralice el nuevo convenio, ocultando que están intentando negociarlo al margen del resto en secreto, bilateralmente, desde hace meses.

La impresión es que CCOO anda un poco desesperada. Su estrategia para seguir controlando las decisiones de gestión en Correos como ocurre desde hace mucho tiempo han fracasado; al menos, hasta el momento. El plan para dirigir y protagonizar en exclusiva el proceso post-Serrano no solo no ha tenido éxito, sino que se ha llevado por delante la unidad de acción con UGT construida en época de Serrano. Eso interpretan otros sindicatos que valoran positivamente que el sindicato socialista se haya mantenido al margen de las maniobras de Ramírez y Serrano.

Hay una cuestión en la que existe un cierto consenso entre las opiniones detectadas por este diario, y es que Saura ha demostrado una firmeza y un talante diferente a anteriores presidentes en cuanto a no dejarse influir por la tendencia histórica de CCOO a querer intervenir en la gestión de Correos.

Al final todo apunta a que el esquema de Saura se impondrá y conseguirá un marco de negociación mayoritario con todos los sindicatos implicados. Una vez aprobado el nuevo modelo de la compañía como Servicio de Interés General que encarrila su viabilidad, una vez se confirme la financiación, se espera la información con más detalle del plan estratégico para ver a qué áreas afecta y se abordarán las prejubilaciones, el rejuvenecimiento de la plantilla y un nuevo acuerdo que regule las condiciones laborales del personal. CCOO y Ramírez tienen prisa, pero Saura prefiere ir sobre seguro. Pese a ello, según fuentes internas, la identificación de Ramírez con la SEPI para que la propietaria tome parte puede obstaculizar el plan de Saura.