El precio del aceite de oliva registra en noviembre su primera caída en tres años y medio
La buena cosecha augura una importante moderación de los precios en los próximos meses
Buena noticia para el bolsillo de los consumidores españoles de cara a Navidades. El precio del aceite de oliva registró este pasado mes de noviembre su primera caída interanual en tres años y medio, y las previsiones apuntan a que seguirá bajando.
Las «absurdas» bajadas que tras el verano se observaron en los supermercados como consecuencia de la particular guerra comercial que mantienen las grandes superficies sentaron muy mal al sector, que advirtieron que era una actuación «poco responsable», mientras que las asociaciones de consumidores las vieron como una demostración de irregularidades en los mecanismos de fijación de precios.
Las cooperativas adelantaron entonces que la bajada generalizada en el precio se empezaría trasladar en noviembre con la llegada de aceite nuevo a los lineales, tal y como ha sucedido. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio del aceite registró un descenso interanual del 3,7 %, la primera tasa negativa desde marzo de 2021. Entretanto, este producto había registrado picos interanuales de hasta 73,5 %.
Esta bajada, sin embargo, es solo un brote verde ya que el precio, si bien no es tan alto como en 2023, todavía es elevado en comparación con años anteriores. En cualquier caso, es un buen comienzo.
Hace unas semanas, la Mesa sectorial del aceite de oliva presentó en el Ministerio de Agricultura sus estimaciones de cosecha y los resultados fueron alentadores. Para la campaña 2024-2025 se prevé alcanzar una producción de 1,29 millones de toneladas, casi el doble que la campaña anterior, gracias a las lluvias del primer semestre y el clima templado de septiembre. Esto permitirá incrementar el consumo interno en un 17 % y las exportaciones en un 32 %.
Precisamente el consumo interno es una de las principales preocupaciones del sector. España es primera potencia a nivel mundial y los productores priman las exportaciones por delante del mercado nacional; tras dos años de malas cosechas por la sequía y las altas temperaturas, la oferta se redujo considerablemente, con el consiguiente incremento de precios.
Aunque el precio del aceite de girasol también experimentó un importante aumento, este se fue moderando a medida que se restablecía la cadena de suministro, a finales de 2022. Desde entonces, ambas grasas vegetales mantuvieron un nivel de ventas hasta el último trimestre de 2023, cuando la oliva se desplomó al tiempo que se incrementaba el girasol.
Primitivo Fernández, director general de Anierac, calcula que las pérdidas de ventas del aceite de oliva han sido, aproximadamente, del 20 %, pero confía en la remontada. «Si se cumplen estas buenas expectativas, los precios tienen que ceder. Cuando el aceite de oliva vuelva a los niveles a los que estamos acostumbrados, confío en volver a un cierto equilibrio donde domina sobre el resto», explica.
Otra cuestión es el IVA. El Gobierno aprobó una reducción al 0 % de este impuesto en el aceite de oliva, que se incrementó al 2 % a comienzos de octubre. Agricultura anunció que, a partir de 2025, este aceite se incluirá de manera permanente en la lista de productos con un IVA superreducido del 4 %, por lo que habrá que esperar si este incremento modera la caída de los precios.