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Íñigo Fernández de Mesa y Gregorio Izquierdo.IEE

La incertidumbre política y las subidas de impuestos amenazan a la economía española

El Instituto de Estudios Económicos (IEE) critica con dureza que el gasto público se haya convertido en estructural una vez terminada la pandemia, y que la subida de costes laborales reste competitividad a nuestras empresas

El presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Íñigo Fernández de Mesa, y su director general, Gregorio Izquierdo, han presentado el informe semestral de Coyuntura Económica del Instituto de Estudios Económicos titulado Los riesgos geopolíticos como nuevo elemento de incertidumbre.

En el IEE afirman que las mayores amenazas de la economía española provienen ahora de la incertidumbre política y los cambios regulatorios sobrevenidos. «El ciclo positivo de actividad y empleo de los últimos años no se va a poder prolongar en el tiempo si se siguen subiendo los impuestos empresariales o se incorporan nuevas cargas sobre sobre las empresas que aumenten sus costes y/o deterioren su actividad», indican.

El informe recoge que las tensiones geopolíticas, las interrupciones comerciales y los posibles recortes de tipos de interés en grandes economías están influyendo en el comportamiento del mercado.

En el IEE indican que la economía española «ha continuado sorprendiendo al alza durante 2024», y se puede afirmar que el crecimiento se situará en torno al 3 % este año. El impacto de la dana restará unas décimas al avance trimestral del PIB del cuarto trimestre.

Para 2025 anticipan un crecimiento del PIB más moderado, en el orden del 2,1 %, debido a la pérdida de intensidad de los factores tractores de la actividad y del empleo de 2024, a lo que se suma el impacto en las políticas de la nueva legislatura de Donald Trump en nuestros socios europeos y en algunos sectores exportadores de la economía española hacia el mercado americano. «La incertidumbre seguirá siendo un factor que reste empuje a la inversión», indican.

En opinión del IEE, la situación actual viene a confirmar la resiliencia de la economía española en un contexto económico tan complicado. Inciden en que el crecimiento se ve reforzado por las exportaciones de servicios, el consumo privado y el consumo público. «Sin embargo, frente a esta favorable evolución de las exportaciones de servicios, y del consumo, la inversión continúa registrando un avance muy limitado. No le ha permitido recuperar sus niveles previos, sobre todo en lo que respecta a inversión en bienes de equipo y otros. Aunque la inversión pública, gracias a la implementación de los fondos europeos Next Generation está siendo algo más dinámica, no puede compensar la caída de la inversión privada», puntualizan.

Entre los factores que pueden estar condicionando las decisiones de inversión de las empresas se encuentran la escasa rentabilidad de la inversión, la elevada incertidumbre nacional e internacional, la inseguridad jurídica y regulatoria, y las elevadas y cambiantes cargas fiscales. De cara al futuro, y de continuar esta tendencia, podría suponer una pérdida de competitividad y de potencial de crecimiento para la economía española, afirman: «La economía está y estará condicionada por importantes riesgos en el corto plazo y por profundos cambios estructurales en el futuro que requieren un impulso decidido de la inversión».

En opinión del IEE, «el mercado laboral continúa mostrando una evolución favorable en 2024, con una creación de empleo todavía notable, aunque con tendencia a la desaceleración, según la EPA». La evolución más reciente del empleo apunta a un renovado impulso del mercado laboral en el último trimestre del año, según la afiliación a la Seguridad Social, que aceleró su ritmo de crecimiento interanual en octubre, aunque lo moderó levemente en noviembre, señalan. Según estimaciones del Instituto de Estudios Económicos, los afiliados a la Seguridad Social desestacionalizados efectivos (excluyendo trabajadores en ERTE) mostrarán un crecimiento alrededor del 0,5 % en el cuarto trimestre de este año, dos décimas más que en el tercer trimestre, aunque por debajo de los registros del primer semestre.

Los elevados costes laborales de la economía española en los últimos años y la baja productividad restan competitividad a nuestras empresas frente a las de otros países

El mayor dinamismo de la actividad económica en comparación con la creación de empleo está derivando en que la productividad por ocupado se esté recuperando, afirman. Al mismo tiempo, los costes laborales continúan creciendo a buen ritmo en 2024, aunque de forma algo menos intensa que en 2023. Además, el coste laboral unitario en los tres primeros trimestres de 2024 se sitúa un 22,2 % por encima de los niveles de 2019. «Todo ello denota los elevados costes laborales que está soportando el tejido empresarial en los últimos años. Junto con unos menores niveles de productividad, perjudica la competitividad de las empresas españolas frente a nuestros competidores», recalcan.

Inflación

La inflación se espera que registre un avance del 2,8 % para el promedio del año, frente al 3,5 % de 2023. Durante todo el ejercicio la inflación subyacente ha mostrado una tendencia a la baja muy gradual, continuando la senda iniciada en 2023. En 2024 continuó la senda de moderación de la inflación iniciada a mediados de 2022. En tasa media, la inflación de 2024 se situará en el 2,8 %. Si no hay shocks externos en los precios energéticos, podría situarse en el 2,1 % en 2025.

Se espera que la inflación continúe su senda de moderación a lo largo de 2025. No obstante, siguen existiendo elementos de riesgo sobre la inflación, tanto por parte de los precios energéticos como por los efectos de segunda ronda debidos a incrementos salariales y su traslación a precios finales.

Notable subida de impuestos desde la pandemia

El IEE incide en que desde el inicio de la pandemia se ha producido un «sensible aumento de la presión fiscal, con el consecuente incremento de los ingresos públicos. Se ha visto impulsado, fundamentalmente, por el crecimiento de las bases impositivas, en el que la inflación ha tenido un papel protagonista, y por todas aquellas medidas de aumento de los impuestos y de cotizaciones sociales que se han implementado».

Por el lado de los gastos, indican, los principales determinantes de su contribución al PIB fueron el incremento tanto de las prestaciones sociales en efectivo relativas a protección social, especialmente en pensiones, como del gasto en consumo final de las Administraciones Públicas, principalmente por las partidas de remuneración de los asalariados y consumos intermedios.

El gasto público supera desde 2022 el nivel de 2019 y se convierte en estructural, aunque ya terminó la pandemia

«A partir de 2022, el gasto público ha superado, consistentemente, los niveles de 2019, consolidándose como un elemento estructural en el Presupuesto. Limita el margen de maniobra de la política fiscal y compromete su sostenibilidad ante el reto demográfico, las inversiones necesarias en digitalización o cambio climático, y los compromisos en términos de defensa», apuntan.

A este respecto, el nuevo Plan Fiscal y Estructural incluye reformas e inversiones enfocadas en cinco ámbitos: la transición ecológica, la mejora del capital humano, la transformación digital, el impulso del capital físico y la productividad y, por último, el ámbito presupuestario.

«Por ello, ante las positivas expectativas de crecimiento de la economía española en los próximos años, sería recomendable que se aprovechasen las fases expansivas de la actividad para construir colchones cíclicos que permitan obtener márgenes fiscales para hacer frente a posibles recesiones o shocks económicos adversos en el futuro», señalan.

El IEE afirma que una de las razones del incremento estructural del gasto público, comentado previamente, es que las necesidades de financiación de las Administraciones públicas derivadas de la pandemia parecen haberse consolidado, «aun habiéndose producido ya la normalización de la economía una vez superados los peores momentos de la crisis, lo que habría supuesto un obstáculo a la reducción del déficit de España».

«Como muestra adicional de la vulnerabilidad de las finanzas públicas y la necesidad de la consolidación fiscal del conjunto de las Administraciones Públicas se pueden tomar como referencia el déficit público estructural, que se prevé que se sitúe en torno al 3,5 % en 2024, lejos de los niveles prepandemia y del 1,5 % que marcan los objetivos comunitarios. Asimismo, el endeudamiento del sector público, en proporción al PIB, se sitúa en torno al 105 %, una de las ratios más elevadas de la Unión Europea», señalan.

Con respecto a la dinámica del endeudamiento, estiman necesario que se diseñe y apruebe un conjunto sustancial de medidas que mejoren la eficiencia del gasto público como vía fundamental para abordar la necesaria consolidación fiscal a medio plazo, tal y como recoge la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico, y para ello «es precisa la programación y ejecución del gasto público a partir de los criterios de eficiencia y economía». En todo caso, afirman que la necesidad de este ajuste no debe comprometerse con subidas de impuestos y de cotizaciones sociales, «tal y como se han sucedido en el periodo reciente, puesto que estos comprometen el necesario crecimiento económico, y las expectativas y de la confianza de los agentes. Desincentivan tanto los procesos de generación de ahorro y acumulación de capital como los de inversión necesaria para superar los retos a más largo plazo que debe afrontar la economía española para mejorar su competitividad».