Blackstone se lanza al negocio de los residuos y centros de datos ante los problemas de la vivienda en España
Urbaser, tasada en 5.000 millones por su propietario Platinum Equity, es una gran operación
Mientras la ciudad duerme y los políticos y sus adheridos siguen desfilando por los tribunales, la gran operación financiera española sigue adelante. EQT y Blackstone son los finalistas en el proceso de compra del gigante de residuos municipales Urbaser. El fondo sueco y el estadounidense han pasado a la final del proceso, mientras que I Squared, KKR, GIP, Macquarie, Ardian y Brookfield se han quedado en el camino. La batalla del año.
La empresa, tasada en 5.000 millones por su propietario Platinum Equity, es una gran operación. Urbaser tiene unos ingresos anuales de 2.500 millones y 200 millones de beneficios. Quizá por eso el Banco Santander y Citi están dispuestos a financiar con una línea de crédito de 3.000 millones la compra de la empresa, sea quien sea el ganador. JP Morgan y UBS ya trabajan para Blackstone, mientras Morgan Stanley hace lo propio con EQT. La operación, que supone para Urbaser el tercer cambio de manos en nueve años, promete ser la madre de todas las batallas.
Blackstone es conocido por ser uno de los grandes caseros de España, pero hace unos días anunció una potente inversión en un centro de datos en España y ahora puja por los residuos de Urbaser
Quizá lo que más está sorprendiendo a los inversores ha sido la versatilidad de Blackstone, el gigante mundial del capital riesgo, conocido hasta ahora en nuestro país por ser uno de los mayores caseros de España, y por su reciente inversión de 7.500 millones en Zaragoza. Efectivamente, Blackstone controla alrededor de 22.000 hogares en alquiler en España, pero, quizá movido por lo quebradizo del sector gracias a los proyectos de ley disparatados del Gobierno, anunció hace unos días una inversión de más 7.500 millones de euros en el Proyecto Rodes, un centro de datos que se instalará en el municipio zaragozano de Calatorao y creará unos 1.400 empleos directos. Un sector que nada tiene que ver con los problemas de la vivienda que está creando este Gobierno. Todo un mensaje el de Blackstone que, con sus 8.000 empleados en España (el 15% de ellos dedicados al sector inmobiliario), está ya mirando otros mercados e inversiones menos problemáticas que el de la vivienda española. Una pena, porque el grupo combinaba su negocio con el de los hoteles. Tiene 72 en régimen de alquiler y gestión en España, lo que le convierte en el primer hotelero del país muy por delante de su competencia nacional: Riu, Meliá o Iberostar.
Quizá por las presiones que han recibido últimamente con el tema de la vivienda, los ejecutivos del fondo en España, que siempre se han caracterizado por su discreción, han tenido que recordar que llevan más de 10 años invirtiendo en nuestro país y que tampoco son un fondo especulador. Pero así las cosas, Anticipa y Aliseda, las compañías inmobiliarias de Blackstone en España, tampoco han escatimado críticas a la regularización de los alquileres que preparaba el Gobierno.
Quizá por eso, y por la capacidad que tienen de dar un giro a sus inversiones, han apostado ahora por los centros de datos y de logística. Y este último salto a las empresas de residuos.