La percepción social y las cifras oficiales lastran las perspectivas de consumo en Navidad
Durante el encendido de luces todo es posible. Gastar menos y planificar más o que narrativa y realidad económica rompan relaciones, aunque esto solo afectaría al 17 % de los españoles que prevén reducir su consumo en comparación al mismo periodo del 2023
Funcas revela que solo el 20 % de los españoles estaría evaluando positivamente la situación económica del país, mientras que una mayoría mantiene una visión pesimista. Este porcentaje –que se reduce hasta el 7 % si nos referimos al colectivo de jóvenes– contradice al presunto contexto de crecimiento que atraviesa nuestro país, según los últimos datos oficiales del Banco de España y el INE.
España ostenta el liderazgo económico europeo al crecer un 3 % en términos de Producto Interior Bruto (PIB) y al crear cerca de medio millón de empleos. Sin embargo, la percepción resulta negativa: solo uno de cada cinco españoles considera que 2024 ha sido un buen año para la economía. Relato e indicadores económicos habrían firmado los papeles de divorcio tras el verano y no se espera reconciliación alguna hasta la vuelta de Navidades, cuando Vigo deje de ser la ciudad gallega con mayor ocupación o nuestros oídos ya hayan sangrado lo suficiente durante las sobremesas escuchando si hay o no que salvarnos de Europa.
A pesar de los datos, las perspectivas de consumo permanecen estables, tal y como refleja la última encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El presupuesto del 67 % de los españoles durante el periodo de encendido de las luces se mantendrá a niveles de 2023, destinando más de la mitad (360 de 683 euros) a la compra de regalos de Navidad y reyes –porque sí, solo uno de cada cuatro españoles es capaz de practicar la mesura y esperar a las rebajas– y alrededor de 180 euros en comidas y celebraciones.
Causas no siempre racionales
El ejercicio 2022 cerró con una inflación del 10,8 %. Este año ésta estaría rondando el 2 %. Las circunstancias personales son positivas, pero la persistente sensación de que los precios siguen subiendo estaría provocando la mencionada divergencia entre discurso político y económico y las cifras oficiales. No obstante, la negativa percepción de la realidad –si es que existe tal cosa– desaparece entre votantes de derechas y de izquierdas.
Y es que la inflación acumulada es tanto o más pegajosa que el suelo y el techo de nuestro ascensor social, reduce el poder adquisitivo real de los hogares y el estancamiento de los salarios. El papel político y mediático ha ganado la batalla, pero no la guerra que las fiestas navideñas han decidido librar en un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA).
Prudencia por Navidad
La evolución de los hábitos de consumo no solo puede atender a circunstancias económicas, sino también a un incremento del compromiso con el planeta. Mientas Maduro adelantaba la celebración de la Navidad, el consumidor español ya estaba dando respuesta a las preguntas periodísticas por excelencia (5W si hablamos en inglés) relativas, en su caso, a una lista de deseos y aspiraciones de compra propias de esta época estival.
El 35 % de los encuestados asegura que priorizará los productos sostenibles
Hemos aterrizado en un modelo de consumo más consciente en términos económicos, sociales y ambientales. Hoy pronosticamos menos y planificamos más. Nos transformamos en pequeños Grinchs si la cesta no alcanza el suficiente nivel de sostenibilidad. El 35 % de los encuestados por la OCU afirmó que priorizará productos sostenibles durante estas fiestas, incluyendo opciones de segunda mano y artículos fabricados con materiales reciclados. En paralelo, las marcas blancas se consolidan como una opción atractiva, representando hasta el 25 % de las compras navideñas proyectadas.
Así, han irrumpido nuevas exigencias y un consumidor renovado que prefiere los productos dupes e –intuimos– cumplir con la Agenda 2030, entre otros. La Navidad supera las diferencias entre relato y dato y se observa marcada por la contención y la sostenibilidad; ¿no era este el camino hacia el postcapitalismo?