Fundado en 1910
Análisis económicoJosé Ramón Riera

La contabilidad nacional falleció en el quirófano de la ministra Montero

La Intervención General del Estado no se entera o no se quiere enterar y el Congreso de los Diputados se preocupa más por las uvas y las campanadas que por la economía

La contabilidad nacional ha sufrido un fallo generalizado de todos sus órganos mientras era operada por la cirujana María Jesús Montero. Descanse en paz.

Si consigo explicar el porqué de esta afirmación merezco una copa de vino de uno de mis tintos preferidos, Arzuaga o Emilio Moro.

Estamos ante un gobierno que ha subido los Presupuestos Generales del Estado en 49.257 millones de euros, en base a aprobaciones del Consejo de Ministros, de los cuales a gasto corriente, llamado operaciones no financieras han ido 18.742 millones y a operaciones financieras 30.515 millones.

A pesar de que el Consejo de Ministros ha aprobado esos gastos adicionales, el gasto contabilizado en operaciones no financieras a cierre de noviembre representa solo el 80 % del objetivo nuevo, cuando se debería llevar casi un 92 %. Esto nos lleva a que, a cierre de noviembre, faltan por contabilizar en operaciones no financieras 30.570 millones, y en operaciones financieras bastante menos: 5.766 millones.

«Cada vez que la señora Montero mete mano en el quirófano de la contabilidad mata al enfermo»

Como expliqué recientemente, esto es una trampa saducea para que el déficit contable, que superará el 4,5 % si simplemente cumplen el presupuesto aprobado en el Consejo de Ministros, aparezca en diciembre y se le eche la culpa al cambio climático y a la dana de Valencia.

Hoy quiero mostrar que todo es falso en la viña de Hacienda. Cada vez que la señora Montero mete mano en el quirófano de la contabilidad mata al enfermo.

Veamos los datos: con 49.257 millones de euros más de gasto aprobados, llevamos a cierre de noviembre solo un 0,3 % más de gasto contabilizado en operaciones no financieras que en noviembre de 2023. Es importante recordar que el déficit contable se mide solo por las operaciones no financieras.

Esto demuestra, una vez más, que la contabilidad nacional está abierta en canal en el quirófano, que la Intervención General del Estado no se entera –o no quiere enterarse– y ha dado por perdido al paciente, y que el Congreso de los Diputados se preocupa más por las uvas y las campanadas que por la economía. Y como la economía no genera votos, no importa que el muerto lo haya sido por mala praxis médica, porque ese muerto no interesa a nadie, o casi nadie.

Veamos qué ha pasado con la contabilidad nacional comparada con el mismo período de 2023: la muerte no ha sido súbita mientras hacía deporte, sino en medio de la intervención de la cirujana titulada, la señora Montero.

  • Gastos de personal: Es de las partidas que menos se pueden tocar. Se llevan contabilizados un 5 % más que el año pasado y, como vimos, están al 86 % del presupuesto ampliado. Falta incluir la paga extra, con lo cual los brazos del enfermo están en su sitio y no han sido amputados.

  • Gastos corrientes: Aquí se han contabilizado un 0,6 % menos que en 2023, y solo se lleva el 65 % del gasto ampliado. En este caso, al enfermo le han quitado el bazo sin necesidad y medio hígado para hacer una donación.

  • Los gastos financieros han crecido un 22,2 % y están al 97,2 % de lo presupuestado. Esto quiere decir que será necesario hacer una ampliación en diciembre si se quiere pagar lo que se debe. En este caso, las piernas del enfermo han quedado relativamente bien, quizá podríamos haber quitado unas varices, pero no es grave.

Las siguientes intervenciones son las que han provocado el fallo sistémico:

  • En transferencias corrientes, llevamos un 1,3 % menos que el año pasado a pesar de que Montero ha proclamado que el déficit se debe a todo el dinero transferido a las comunidades. La realidad es que lleva menos contabilizado que en 2023 y está al 82 % del gasto ampliado. Aquí al enfermo le han quitado la vesícula, el apéndice y la próstata sin necesidad alguna.

  • En inversiones reales, que debería ser la clave del gasto en un Estado con sentido común, llevamos un 7,9 % más que en 2023, pero estamos solo al 52 % del gasto ampliado. Esto equivale a haber hecho un bypass coronario que ha fallado, y el enfermo ha entrado en fibrilación.

  • En transferencias de capital para inversiones, estamos un 27,2 % menos que el año pasado y llevamos solo el 57 % del gasto ampliado. Esto es como si al enfermo, estando en pleno infarto, le hubieran querido extirpar un pulmón, resultando en la defunción del paciente.

En resumen, hemos contabilizado solo un 0,3 % más que en 2023, alcanzando únicamente el 80 % del gasto ampliado, mientras que el déficit contable ha subido un 19,9 %, hasta alcanzar los 37.228 millones.

María Jesús Montero ha intentado aplicar sus técnicas quirúrgicas de cirujano sin experiencia a la contabilidad nacional y la ha matado. Lo que es intolerable es que una ministra de Hacienda tenga en esta situación la clave de la información de un Estado. Más grave aún es que la Intervención General del Estado (IGAE) lo permita y que la oposición al gobierno no haya presentado ya una reclamación en el Tribunal Supremo por prevaricación, acusando a una ministra que manipula la información para beneficiar no a los españoles, sino a un gobierno salpicado de corrupción por todos lados.

Se acabó el buenismo. Como dijo Alfonso Ussía, ha llegado la hora de plantarle cara a este gobierno, y hacerlo con un discurso basado en los hechos, los números y la verdad.

Lo que acabo de escribir es la verdad, porque únicamente he utilizado los datos de los informes CIFRA de Hacienda y de la IGAE. Por lo tanto, el fake es la contabilidad nacional, a la que han matado en el quirófano de Hacienda. Hay que denunciar al cirujano por incompetente.